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El Real Madrid sigue con vida tras un partido indigno
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LOS DE MOURINHO Y EL SEVILLA SE OLVIDAN DE JUGAR Y DAN UN ESPECTÁCULO LAMENTABLE

El Real Madrid sigue con vida tras un partido indigno

Real Madrid está vivo. No se cansa de perseguir al Barcelona y eso que ante el Sevilla veía cómo la Liga se le escapaba por momentos

Foto: El Real Madrid sigue con vida tras un partido indigno
El Real Madrid sigue con vida tras un partido indigno

Real Madrid está vivo. No se cansa de perseguir al Barcelona y eso que ante el Sevilla veía cómo la Liga se le escapaba por momentos en un partido en el que pasó de todo, muy del gusto del equipo sevillista, por lo menos el de años atrás. Di María apareció para salvar al Madrid cuando los dos equipos -gran parte de culpa la tienen los dos banquillos- se encontraban sumidos en un ataque de nervios. Además, Clos Gómez, juez y parte de la contienda, decidió poner más picante al choque, equivocando sus decisiones constantemente. Precisamente, el gol del argentino llegó cuando la mitad de sus compañeros reclamaban un posible penalti, pero demostró ser más listo que todos ellos y que gran parte de los sevillistas para obviar las protestas y dar los tres puntos al Real Madrid con un gol de pillo, de jugador listo. Di María supo leer la jugada y vio que Palop le invitaba a tirar por su palo. Dicho y hecho. Gol, tres puntos y la carrera continúa.

El partido se inició sin tensión, soso al máximo. Ni uno ni otro se decidían, o quizás no podían, a jugar al fútbol. El Sevilla veía cómo pasaban los minutos y no quería más. Buscaba dejar su puerta a cero y lo cumplía sin grandes problemas. Los de Mourinho no acertaban a imponer el ritmo que más les convenía. ¿El motivo? La ausencia de Xabi Alonso, jugador imprescindible en este Real Madrid, ya que es el único capaz de administrar el juego y el tiempo del partido. Con Khedira y Lass de mediocentro, el equipo blanco se vuelve vulgar, previsible y con poco fútbol. El Sevilla no supo aprovechar esa ausencia de juego y, salvo un par de apariciones de Negredo, no se tuvo más noticias del equipo de Manzano.

La anestesia inicial duró hasta casi el descanso, el tiempo que necesitaron ambos cuerpos técnicos en dar toda una lección de lo que no se debe hacer sobre un terreno de juego. Ante la ausencia de espectáculo, éste llegó desde los banquillos. Gritos, insultos, empujones... todo valía por momentos. Esa descarga de adrenalina se trasladó al césped, que a falta de calidad y acierto se sumaron a la batalla dialéctica y física. Nada de fútbol y mucho piscinazo, que llevó a Clos Gómez a perder los nervios, el sitio y todo lo que ustedes se puedan imaginar. Los jugadores no ayudaron en nada, pero el colegiado no supo ni cortar las argucias de unos y otros, ni pitar con equilibrio. El partido le superó por completo, pero recibió muy pocas ayudas. Ni antes, ni durante y, menos aún, al final del partido, con un Del Nido atacando sin piedad al colegiado y hablando de táctica preconcebida. Tremendo.

Agresiones físicas a pie de campo

El descanso se inició con pelea. Sí, han leído bien. De las amenazas se pasó a las manos, a las agresiones físicas, que terminaron con el delegado de campo madridista, Agustín Herrerín, por los suelos empujado por un tal Silvino Louro, entrenador de porteros de Mourinho y que entre sus méritos también figura la de participar en la trifulca de El Molinón con Preciado después del partido. Herrerín intentó poner paz y de pronto se vio por los suelos. Inaudito.

En la segunda parte el Real Madrid continuó igual, sin cambios. El reloj avanzaba y los nervios, esos que se transmitían desde el banquillo y que el árbitro contribuía a que aumentaran, podían con los jugadores. Di María buscaba el penalti; Carvalho veía dos tarjetas demostrando que no está en forma y que Negredo con poco le superó; Lass y Khedira no daban una; Benzema ni aparecía y el Beranbéu se lo recordó con pitos... y el Sevilla que parecía conformarse con todo lo que estaba pasando y ni se atrevía a pisar el área de Casillas salvo en un par de contras. Ni contra diez se atrevió a dar el paso. No recuerdo una jugada con más de dos pases seguidos. El partido estaba condenado a terminar en empate. Hasta Clos parecía empeñado en el reparto de puntos al no ver un claro penalti sobre Granero y una posible mano de Escudé, pero con lo que nadie contaba era con la astucia de Di María, el mejor fichaje del equipo blanco de esta temporada, que está justificando su llegada con goles y con puntos para su equipo, esos que presionan al Barcelona y dan vida al Real Madrid.

Real Madrid está vivo. No se cansa de perseguir al Barcelona y eso que ante el Sevilla veía cómo la Liga se le escapaba por momentos en un partido en el que pasó de todo, muy del gusto del equipo sevillista, por lo menos el de años atrás. Di María apareció para salvar al Madrid cuando los dos equipos -gran parte de culpa la tienen los dos banquillos- se encontraban sumidos en un ataque de nervios. Además, Clos Gómez, juez y parte de la contienda, decidió poner más picante al choque, equivocando sus decisiones constantemente. Precisamente, el gol del argentino llegó cuando la mitad de sus compañeros reclamaban un posible penalti, pero demostró ser más listo que todos ellos y que gran parte de los sevillistas para obviar las protestas y dar los tres puntos al Real Madrid con un gol de pillo, de jugador listo. Di María supo leer la jugada y vio que Palop le invitaba a tirar por su palo. Dicho y hecho. Gol, tres puntos y la carrera continúa.