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Un nuevo milagro de M'Bia salva al Sevilla en el descuento del susto contra el Rijeka
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mal partido de los andaluces

Un nuevo milagro de M'Bia salva al Sevilla en el descuento del susto contra el Rijeka

El campeón sufrió para sacar un punto del campo de la 'cenicienta'. Los croatas remontaron el gol de Aspas y el africano igualó un partido gris

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En poco menos de una semana, el Sevilla de Unai Emery ha pasado de ser uno de los teóricos equipos que podía evitar una Liga de dos, a ser goleado en el Calderón y a estar muy cerca de perder contra la ‘cenicienta’ de su grupo en la Europa League. Ni siquiera su competición fetiche pudo reanimar a los hispalenses, extrañamente flojos en defensa y con lo mínimo de pólvora en ataque para romper a un equipo como el Rijeka, tremendamente inferior en cuanto a presupuesto, a calidad y a todo. Un gol del héroe de siempre, Stéphane M’Bia, en el descuento salva un punto que, al menos, deja un sabor de boca agridulce, porque de perder, el sabor habría sido nefasto.

Lo más preocupante del Sevilla no ha sido el resultado, que también lleva lo suyo de ello, sino la sensación de desamparo en la que se sumió el conjunto rojiblanco en cuanto las cosas se empezaron a torcer. El penalti y la consiguiente expulsión de Timothée Kolodziejczak desarmaron a un equipo que, hasta entonces, había aguantado sin más el gol de Iago Aspas. A partir de ese momento, la autoestima de los jugadores se derrumbó y jugaron a placer del equipo croata. Se sucedieron las ocasiones, llegó el gol que daba la vuelta al choque y pudieron caer varios más. Pero el que nunca falla apareció y, una vez más, arregló un desaguisado, aunque el punto sumado en Rijeka le vale para unirlo a los tres de la primera jornada ante el Feyenoord (2-0) y liderar el grupo.

Después de la dolorosa derrota del pasado sábado en el Vicente Calderón, este partido, pese a ser de otra competición, era una magnífica oportunidad de recobrar las buenas sensaciones con las que se ha iniciado la temporada, objetivo que no se pudo cumplir con ese empate a dos y el sufrimiento pasado. Además, el partido era otra vez como visitante y ante un rival que, sin mucho nombre europeo, sí que tiene unas muy buenas estadísticas como local en un estadio donde sus aficionados aprietan mucho y más en este partido que había despertado expectación al llegar el vigente campeón de este torneo continental.

El entrenador sevillista, fiel a lo que ha hecho durante todo lo que va de campaña, volvió a efectuar muchos cambios en el carrusel de partidos que alterna entre la competición doméstica y la europea. En esta ocasión, se quedaron en la grada del estadio jugadores de peso como Nico Pareja o Vitolo. El que tuvo su primera oportunidad como titular en lo que va de curso fue Iago Aspas, quien dejó en el banquillo a Carlos Bacca.

Aspas aprovechó bien la confianza de Emery porque un buen movimiento suyo dentro del área con remate fuerte y ajustado sirvió para que el Sevilla pusiera 0-1 con el que concluyó la primera parte, que fue además el primer tanto del punta gallego en partido oficial con la formación andaluza. Antes del gol, que llegó en el minuto 26, el conjunto visitante había controlado siempre la situación sin que el Rijeka, pese al aliento de los suyos, le pusiera en peligro. Tras el 0-1, el conjunto que entrena el esloveno Matjaz Kek redobló los esfuerzos por equilibrar el partido y se unió a que el Sevilla dejó de mover tanto el balón, pero aun así la formación croata no hizo trabajar demasiado a Beto.

Otra historia diametralmente distinta fue la segunda parte, pues a los seis minutos de la reanudación una desconcentración defensiva del Sevilla propició que Kolodziejczak le hiciera penalti a Andrej Kramaric, y que además la falta supusiera la expulsión del sevillista. Kramaric transformó el penalti en el empate a uno y, pese a que Emery hizo pronto dos cambios, con la entrada de Mbia y Benoît Trémoulinas, para dar más consistencia al equipo, el Rijeka apretó fuerte en busca darle la vuelta al marcador y lo consiguió.

Kramaric estuvo muy cerca de poner el 2-1, pero el que sí lo consiguió en el minuto 67 fue el centrocampista Zoran Kvrzic en otra descoordinación defensiva de los visitantes. El Sevilla, con un jugador menos y ya con el resultado en contra, lo tuvo complicado aunque Emery metió a Bacca por Iago Aspas para confiar en que pudiera enseñar sus cualidades de goleador, pero el salvador no fue el colombiano sino Mbia, quien en el primer minuto de la prolongación enganchó en el área un balón tras centro de Tremoulinas y puso el definitivo 2-2.

Ficha técnica:

2 - Rijeka: Vargic; Tomecak, Mitrovic, Leskovic, Leovac; Jugovic, Jajalo, Cvijanovic, Kvrzic (Zlomislic, m.75); Moisés (Vesovic, m.88) y Kramaric (Krstanovic, m.82).

2 - Sevilla: Beto; Coke, Carriço, Kolodziejczak, Fernando Navarro; Krychowiak, Iborra; Aleix Vidal, Éver Banega (Mbia, m.58), Reyes (Tremoulinas, m.58); y Iago Aspas (Bacca, m.72).

Goles: 0-1, M.26: Iago Aspas. 1-1, M.53: Kramaric, de penalti. 2-1, M.67: Kvrzic. 2-2, M.91: Mbia.

Árbitro: Kenn Hansen (Dinamarca). Expulsó con roja directa al sevillista Kolodziejczak (m.51) por hacer un penalti en una clara ocasión de gol. Además, amonestó a los locales Cvijanovic (m.13) y Kvrzic (m.18) y al visitante Fernando Navarro (m.87).

Incidencias: Partido de la segunda jornada en el Grupo G de la Liga Europa, disputado en el estadio Kantrida de la localidad croata de Rijeka, al que asistieron unos trece mil espectadores que llenaron las gradas.

En poco menos de una semana, el Sevilla de Unai Emery ha pasado de ser uno de los teóricos equipos que podía evitar una Liga de dos, a ser goleado en el Calderón y a estar muy cerca de perder contra la ‘cenicienta’ de su grupo en la Europa League. Ni siquiera su competición fetiche pudo reanimar a los hispalenses, extrañamente flojos en defensa y con lo mínimo de pólvora en ataque para romper a un equipo como el Rijeka, tremendamente inferior en cuanto a presupuesto, a calidad y a todo. Un gol del héroe de siempre, Stéphane M’Bia, en el descuento salva un punto que, al menos, deja un sabor de boca agridulce, porque de perder, el sabor habría sido nefasto.

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