Euro '00: Del gol de Alfonso al penalti de Raúl el año que Francia se coronó reina

La Eurocopa del año 2000 se iba a convertir en la primera que dos países celebraron de manera conjunta, en la que Francia iba a pasar en la historia. El combinado galo, con una generación de jugadores de leyenda, se convirtió en la primera en coronarse en campeona de Europa tras ser campeona del mundo -Alemania Federal y España lo conseguirían también, pero en el orden inverso-. Y lo haría gracias a dos goles de oro que encumbraron al equipo francés.

De nuevo, dieciséis equipos disputarían la fase final del torneo, en la que estaría España. Pero la andadura del conjunto nacional iba a verse envuelta en serios vaivenes. En su partido de debut, la decepción llegaba después de perder por 1 a 0 ante Noruega, en un partido que será recordado por el clamoroso error de Molina en su salida que propició el gol de Iversen. La Roja se veía obligada a remontar ya en la fase de grupos.

El primer paso lo dio tras derrotar a Eslovenia por un ajustado 2 a 1, pero el milagro llegó ante Yugoslavia. A España sólo le valía ganar, y lo consiguió en el descuento. La Roja siempre fue por detrás del combinado balcánico, que en el minuto 90 ganaba por 2 a 3. En el '94, Mendieta empataba desde el punto de penalti, pero la locura llegaba en el '95. Guardiola colgó un balón, Urzáiz lo tocó de cabeza y Alfonso, llegando desde atrás, sacaba un gran disparo para firmar el 4 a 3 y dar el pase a España.

Pero en cuartos de final se iba a cruzar con la, posteriormente, campeona del torneo: Francia. España firmó un buen partido, pero Zidane y Djorkaeff se bastaron para lograr el pase a semifinales. El partido siempre será recordado por el penalti de Raúl: con 2 a 1 en el marcador, en el minuto 90, el siete blanco disponía de una pena máxima para igualar el partido. Raúl lanzó, pero lo hizo alto, dando al traste con las esperanzas de España de forzar la prórroga. A partir de ese momento, Francia iba a hacer del gol de oro su mejor aliado, pues hasta en dos ocasiones le sirvió para llevarse la victoria.

En semifinales, Francia se iba a enfrentar a Portugal. Nuno Gomes iba a adelantar a los lusos en la primera parte, y nada más comenzar la segunda mitad, Henry iba a firmar el empate para los galos. Este tanto forzó la prórroga, en la que Zidane iba a destapar el tarro de las esencias. Con el tiempo casi acabado, y con la suerte de los penaltis a punto de tener lugar, ‘Zizou’ iba a firmar una gran jugada para sentenciar a Portugal con un gol de oro. El combinado francés se convertía en finalista. Enfrente tendría a la siempre complicada Italia.

Sin duda, el partido definitivo, daría muestras de la tensión entre ambos combinados. El miedo a encajar un gol y perder la final era patente y, así, la primera parte pasó sin pena ni gloria, más pendientes de defender el resultado que de desnivelar la balanza. Pero nada más comenzar la segunda parte, Delvecchio iba a adelantar a Italia. Francia se quedaba contra las cuerdas. Pasaban los minutos y el empate no llegaba, pero en el descuento se iba a vivir la locura, pues Wiltord forzaba la prórroga en el '94. Ante una Italia muy ‘tocada’ por ese tanto, Francia comenzó a mandar, y fruto del dominito llegó el gol de oro de Trezeguet, que convertía a los galos en campeones. La selección francesa entraba en la historia como la primera en ganar un Mundial y una Eurocopa -en ese orden- de manera consecutiva.