Isco reivindica su nombre tras marcar y la grada del Bernabéu indulta a Cristiano

Isco no está contento con la situación que atraviesa y lo demostró cuando mediada la primera mitad consiguió el segundo gol del Real Madrid. Con timidez, como de puntillas y tras dedicar el gol a bebé que viene en camino, levantó los brazos, giró los pulgares para señalar su nombre y el dorsal 23 de su camiseta. El gesto no iba dedicado para nadie y para todo el mundo. Gritó gol y levantó la voz pidiendo minutos y más oportunidades.

Cuando el malagueño firmó por el Real Madrid soñaba con una situación muy distinta a la que está viviendo. Ayer se vio titular a media mañana, cuando Di María tuvo que abandonar la concentración de la residencia de Valdebebas por culpa de una gastroenteritis. De repente se vio titular, pero no de la manera que le gusta. Atrás queda ese arranque de Liga en el que el madridista se convirtió en ídolo del Bernabéu por sus goles y su buen hacer.

La situación cambió a partir de la modificación de sistema impuesto por Ancelotti. El 4-3-3 dejó sin sitio en el once al ex del Málaga. El italiano le ha llegado a colocar de delantero centro, pero en ningún momento se sintió cómodo en esa nueva demarcación. Ayer se ubicó en el centro del campo, ofreciendo valores diferentes a los de Di María. Aporta toque y desborde por la velocidad y la verticalidad del argentino. Ante el Borussia Dortmund marcó y tuvo ocasión de reivindicarse, emulando a Raúl y su manera de celebrar los goles en sus últimos días como madridista.

Isco fue aplaudido, como también lo fueron el resto de jugadores que el pasado sábado fueron cuestionados por la siempre exigente afición del Bernabéu. Cristiano Ronaldo, el más censurado ante el Rayo, se fue entre una salva de aplausos, olvidando por completo lo sucedido la semana pasada. Cuatro días después, el aficionado blanco había indultado al portugués. Minutos antes había sucedido lo mismo con Benzema. Aplausos, como a todos los jugadores antes del inicio del partido. Por contra, indiferencia haciaAncelotti. Los únicos pitos se escucharon cuando Bale eligió una mala opción en una contra blanca. El resto, felicidad plena.

Otro que se fue contento y satisfecho a casa fue Iker Casillas. El público se entregó al capitán a raíz de una parada en una jugada de Reus que ya estaba invalidada. La batalla de la afición con la portería del Real Madrid parece que se está inclinando hacia el lado del campeón del mundo. Ancelotti, por el momento, piensa seguir con su extraña táctica de querer contentar a todo el mundo y no hacerlo con nadie. El debate sigue abierto.