"Le han llamado negro de mierda, está hundido". El racismo en el fútbol que no cesa

Si hace menos de una semana, la RFEF respondía a la oleada de racismo en las gradas del fútbol español con un partido amistoso de la Selección y Brasil en el Santiago Bernabéu (y con Vinícius Junior, protagonista indiscutible de la semana), las medidas de concienciación se demuestran insuficientes ante nuevos episodios racistas vividos en los campos de fútbol de nacionales.

Cheikh Sarr, portero negro del Rayo Majadahonda, sufrió gritos de "puto negro de mierda", así como sonidos de mono, en el campo del Sestao; Marcos Acuña, más de lo mismo en el Coliseum de Getafe, donde un extécnico de la casa como Quique Sánchez Flores tuvo que oír gritos despectivos de "gitano".

El caso más grave fue el del portero del Majadahonda, que acabó expulsado por enfrentarse a sus agresores. El lío fue tal que el partido acabó expulsado. Cheikh se encaró también con el árbitro, Francisco García Riesgo, ya que según su acta trató de agredir al colegiado y podría ser sancionado con hasta nueve encuentros. "Le dijeron puto negro de mierda y le han hecho gritos del mono. He visto a Cheick en la grada y sé que si estaba ahí era por eso. Además, en la grada se han oído insultos de putos españoles", relató en la Cadena Ser Jorge Casado, jugador del Rayo, sobre lo que padeció su compañero.

"Hemos salido corriendo todos los compañeros del campo. La decisión la he tomado yo. Me ha apoyado el entrenador que estaba de acuerdo y el club. Y me han dicho que no se jugaba. (...) El árbitro me ha dicho que no se lo pusiera difícil y le he dicho que no me tocara los cojones. Me ha dicho que tenía que expulsar a Cheick. Había alcohol en ese fondo y en una competición reglada se permitan este tipo de cosas", aseguró el capitán del Rayo Majadahonda, que confesó el estado de su compañero: "Él está hundido. Al final está haciendo lo que más le gusta y da de comer a su hija". El partido fue suspendido ante la negativa de los futbolistas de continuar.

"Es aberrante"

Dolido y afectado. Así acabó Quique Sánchez Flores después de recibir insultos racistas por parte de la que fue su afición en dos etapas diferentes, la del Getafe. "Primero, quiero decir que estoy orgulloso de cada poro de mis venas que pueda respirar gitano. Pero una cosa es ser gitano y otra es que lo utilicen como un insulto racista. Me parece aberrante. Aquí, parte del público, porque hay parte que no, se cree que puede ir a un estadio a decir lo que quiera", señaló el técnico, visiblemente afligido.

En las filas del Sevilla, que se impuso por la mínima gracias a un tanto de Sergio Ramos, también sufrió estos incidentes Marcos Acuña, jugador argentino que recibió gritos de mono. No fue mayoritario, de hecho, solo un sector del Coliseum realizó estos cánticos, pero suficientes como para que el colegiado del encuentro, Jesús Villanueva Iglesias, llegase a interrumpir el partido para solicitar el cese de dichos cánticos.

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