La histeria en defensa tuerce el camino del Barça del Tata en la Liga

No atiende el Barcelona a un patrón claro este curso, tan desnortado en plazas como Anoeta y tan sinfónico en escenarios rutilantes como la Champions y el Etihad Stadium de Manchester. Ambas, tanto la victoria sonora en Champions como la tunda sufrida en San Sebastián destacaron por el carácter camaleónico y discontinuo del equipo. No parece tener tantos problemas en el juego ofensivo, toda vez que Messi es una garantía a la hora de perforar al rival, como en el sistema defensivo, desdibujado desde la alineación, con Busquets fuera de foco, Song inocuo para barrer el centro del campo, no supo achicar el Barça la tormenta que desataba Canales cuando lanzaba las dos flechas que dispuso Arrasate, voraces Vela y Griezmann al atacar los espacios. Con la Liga en juego, el Barça se descosió desde atrás.

A fuerza de edificar su leyenda aferrado a una idea inmutable se ha extraviado el Barcelona presa de sus miedos y sus dudas, sin un espejo ahora en el que mirarse. Ni siquiera la consecución del campeonato de Liga, con la dificultad añadida de la ausencia del jefe del banquillo, redimió al Barça de la derrota sufrida en Champions ante el Bayern. La eliminación ante los alemanes, superado de principio a fin, tanto en Múnich como en el Camp Nou, hizo temblar los cimientos en Barcelona como no se recordaba.

La ausencia forzada de Vilanova hizo virar la mirada hacia Martino, que no ha sabido, al menos de forma continua, entender los ingredientes de los que precisa el equipo para activarse. “Entendía que en esta ocasión tendríamos que correr un poco más. Me parecía prudente alinear un doble pivote y laterales largos para frenar los contragolpes”, dijo Martino tras el bochorno soportado en Anoeta, plaza en la que no gana el conjunto azulgrana desde 2007. “El rival ha jugado muy bien. Nos ha superado. La lectura que hice del partido no era la que correspondía para el partido de hoy”, reconoció el técnico rosarino.

Extraña por tanto la disfunción presentada por el Barcelona, sólo rescatado por Messi en tramo final del primer acto. Once disparos dentro del área concedieron el conjunto azulgrana, dato que revela la descomprensión sufrida por el equipo ante la Real Sociedad, calentada por la grada y con ganas de hincarle el colmillo tras la discutida derrota sufrida en San Sebastián. Aún escocía la eliminación copera, lo que avivó el fuego del conjunto de Arrasate aun a riesgo de quedar desfondado y expuesto a la suerte del Barcelona. Sostenido por Bergara y Elustondo, eran Zurutuza y Canales los que daban carrete a Vela y Griezmann. El Barcelona fue superado en el mediocampo, signo de la imagen que dio el equipo.

El desorden atrás, desenfocado Busquets, hombre muelle del equipo azulgrana, se desorientó Piqué, aceleró a Bartra y se descolocó Song. Con la intención de reforzar el centro del campo, Martino provocó con el doble pivote un intercambio de golpes, nada recomendable para el Barcelona con dos balines como los que poseía la Real, muy inspirados ante los azulgranas Vela y Griezmann. Se entregó el Barcelona a la inspiración de sus delanteros, sin atender a que la eficacia de estos proviene en gran parte de la producción de los volantes, capitales en el sello azulgrana. Sólo Messi hizo bingo de los arietes, con Pedro solidario pero ineficaz y Neymar desaparecido del mapa.

Emite sensaciones el equipo azulgrana de ser de cristal, capaz de desmoronarse y romperse en mil pedazos ante cualquier giro de guión. Mientas que el juego azulgrana siempre demandó pausa y cabeza, ahora se impone la histeria. Símbolo de la temperatura latente en la institución.