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Luis Aragonés, el doble de Lee Marvin que casi evita el Doblete de ‘su’ Atlético
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casi gana la liga en su etapa en el valencia

Luis Aragonés, el doble de Lee Marvin que casi evita el Doblete de ‘su’ Atlético

Fue la temporada 1995/1996. El Atlético firmó un Doblete histórico, pero Luis casi se lleva la Liga con un Valencia que firmó una campaña fantástica

Foto: Luis, con el trofeo de la Eurocopa 2008 (Reuters)
Luis, con el trofeo de la Eurocopa 2008 (Reuters)

Claudio Ranieri fue el que acabó con la sequía de títulos que marcó al Valencia durante largo tiempo. Fue en 1999 cuando el club levantaba otro trofeo (la Copa del Rey) después de veinte años sin hacerlo. La Recopa de 1980 había sido el último gran logro del club. Años antes, Luis Aragonés estuvo muy cerca de romper la maldición. Le faltó muy poco para conseguirlo en la 1995/1996 y evitar, de paso, el histórico Doblete de ‘su’ Atlético de Madrid.

Hasta la última jornada no se decidió nada. Luis Aragonés lideró un equipo que estuvo muy cerca de ganar la Liga con un equipo de pocos nombres y sí muchos hombres. Desde que aterrizó en Valencia en el verano de 1995,su carácter ganador y su personalidad impregnaron todos los rincones del Valencia. Lee Marvin, como se le conocía en el club por su parecido con el mítico actor norteamericano, tarda lo justo enejercer un incuestionable liderazgo.

En una etapa de interminables problemas internos e institucionales, el Valencia comienza a recuperar su grandeza y la autoestima perdida durante años. Y Luis Aragonés es el ‘culpable’ de aquella transformación. Pronto el vestuario empieza a creer en su nuevo líder a pies juntillas. Con Zubizarreta y Mijatovic liderando al equipo, el Valencia completa una temporada que estuvo cerca de acabar con el título de Liga.

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Aquella temporada 1995/1996 fue inolvidable para un Valencia que de salida no entraba en las quinielas para ganar la Liga. Armó un equipo sin fisuras alque faltó alguna individualidad. “Sí, sería increíble ganar la Liga con este equipo”, respondió a la reflexión deZubizarreta en la última charla de la temporada, cuando horas después, en Balaídos, el equipo se jugaba el título ante el Celta. En la pizarra estaban dispuestos los jugadores y el guardameta expresó su opinión en voz alta cuando estaba a solas con el entrenador. Cuando el Atlético cantó el alirón, Luis se retiró a un lado. “Que hablen los campeones, hoy es su día”, decía a cualquier periodista que se le acercaba con un micrófono en la mano.

Aquel viaje que suponía el epílogo de la temporada no fue para Luis Aragonés especialmente tenso. El entrenador sabía que era imposible ganar el título cuando al Atlético, que recibía al Albacete, lo tenía en la mano. “Aquí, alimentando la mentira”, decía al que se le acercaba para preguntarle por sus sensaciones antes del partido. Tenía claro que ‘su’ Atleti no iba a fallar.

Unas semanas antes ya había comenzado a tenerlo claro. El Atlético de Madrid visitaba Tenerife, un partido complicado para los rojiblancos. Falló una gran ocasión Carlos Aguilera, en las filas del equipo chicharrero, y Luis Aragonés tardó lo justo en decir “ese ya está fichado por el Atleti para la temporada que viene”. Así fue...

Lo cierto es que amedida que fue avanzando aquella gran temporada, Luis comenzó a creer que era posible ganar la Liga. Barcelona y Real Madrid fallaban, aunque el Atlético de Radomir Antic no cedía. En el tramo final convenció a sus jugadores de que la gesta era posible. Siempre pendiente de cualquier detalle, más de una vez se le escuchó mandar el siguiente mensaje a algún jugador para que corriera la voz en el interior del vestuario: “Yo de ustedes no saldría hoy por la noche…”. No quería la más mínima distracción y menos a la luz de la luna.

Todavía retumba en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Paterna aquella frase de “Jesús Gil está acojonado”, horas antes de que el Valencia visitara el Vicente Calderón. Ganó el equipo de Luis por 2-3 en una noche fantástica del equipo y en especial de Mijatovic. Fue la noche en la que Luis tuvo claro que ganar el título era factible.

Lee Marvin, o ‘El Maño’ -por lo de Aragonés-, como también se le conocía en el club, sacó lo mejor de Mijatovic durante aquella temporada. Espléndido estuvo el montenegrino, convirtiéndose en objetivo de Real Madrid y Barcelona. Le prohibió desgastarse en tareas defensivas para que diera rienda suelta a su talento. Y el balcánico firmó una campaña estelar. “Clink caja, clink caja…”. Así machacaba a diario al jugador para que sacara a relucir su mejor versión goleadora cuando tocaba ejercitar el remate.

Soñaba Luis con juntarle con Suker la siguiente temporada, pero el que lo consiguió fue el Real Madrid. Por ahí comenzaron unos cuantos desencuentros con Paco Roig, entonces presidente, que acabaron con la renuncia del técnico en noviembre de 1996. Ya cuando acababa la temporada 1995/96 empezaron las diferencias, cuando la política de fichajes del club no coincidía en absoluto con los gustos de Luis.

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El fichaje de Romario fue el episodio que marcó el final de Luis en el Valencia. Con Mijatovic y Suker vestidos deblanco madridista, el técnico mostró su total desacuerdo con el fichaje del brasileño. “Más bonito que bueno”, solía decir sobre futbolistas del perfil del genial atacante. Aquel “míreme a los ojitos” que le dedicó al atacante en un entrenamientoterminó por provocar la salida del técnico del Valencia meses después. Su renuncia fue irrevocable.

En un equipo en el que todos los jugadores remaban en la misma dirección, marcada por Aragonés, sobraba un elemento que iba por libre. Luis trató de conducirle a la senda correcta, pero el atacante no estaba por la labor y terminó abandonando el Valencia. Cuando vio en los medios la reproducción de su charla con Romario se planteó denunciar a algún medio por violar su intimidad, pero finalmente no lo hizo.

Tampoco le gustó que el Valencia fichara a Claudio López, un desconocido argentino para el técnico de Hortaleza. Con el tiempo, el ‘Piojo’ triunfo en Valencia, pero a Luis no le agradóque sus directrices no fueran tenidas en cuenta en las oficinas de Mestalla.

Aquella temporada 1995/96, Thiago y Rafinha Alcantara, los hijos de Mazinho, entonces jugador del Valencia, aparecían los días de fiesta por el terreno de juego en el que se entrenaba el equipo. Los críos hacían maravillas con un balón, pero Luis torcía el gesto cuando se encontraba a los pequeños en su territorio de trabajo. Nunca tuvo un mal gesto con ellos, pero no le agradaba ver a los niños cerca de su tropa.

En su primera temporada estuvo muy atento a cualquier detalle que pudiera influir en la marcha del equipo. Un día, cuando la plantilla llevaba un tiempo algo distante con los medios, lanzó el siguiente mensaje al grupo: “Un respeto a los periodistas. ¿Saben cuánto ganan los chavales? Salgan y atiéndanlos”. Luis veía que ganar la Liga no era una quimera y quería tener todos los aliados que pudiera. Incluidos los periodistas…

Luis exprimió a aquella plantilla hasta el extremo. Sacó lo mejor de cada jugador, muchos de ellos sin el ‘glamour’ de las figuras de Real Madrid o Barcelona, pero que a la larga ofrecieron un rendimiento superior. Sacó lo mejor de cada uno durante el apenas año y medio que dirigió al equipo. A veces en público y muchas en privado, ejercía una presión total sobre el futbolista. Y si a uno debía calificarle como “vasco descafeinado” delante de otras personas, lo hacía sin que le temblara la voz.

Valencia fue una plaza conquistada por Luis Aragonés. En la ciudad del Turia sigue habiendo personas anónimas y otras que no que siempre estuvieron en los pensamientos del técnico. Nadie puede olvidar en toda la ciudad aquella apasionante temporada en la que el título de Liga estuvo muy cerca de aterrizar en Valencia. A costa de 'robárselo' a su querido Atlético de Madrid.

Claudio Ranieri fue el que acabó con la sequía de títulos que marcó al Valencia durante largo tiempo. Fue en 1999 cuando el club levantaba otro trofeo (la Copa del Rey) después de veinte años sin hacerlo. La Recopa de 1980 había sido el último gran logro del club. Años antes, Luis Aragonés estuvo muy cerca de romper la maldición. Le faltó muy poco para conseguirlo en la 1995/1996 y evitar, de paso, el histórico Doblete de ‘su’ Atlético de Madrid.

Luis Aragonés Valencia CF
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