Undiano Mallenco dejó en mal lugar a Roura y dominó el 'Clásico' a la perfección

Undiano Mallenco fue señalado por Jordi Roura en la previa, pero el navarro sale reforzado del Clásico. Con algunas dudas a su alrededor por algunos de sus últimos partidos, el mundialista superó con nota el examen, ese que técnico y club azulgrana encarecieron un día antes. Triunfó el colegiado.

El Camp Nou entero estaba pendiente de lo que pudiera hacer el navarro. Algunos decían que la declaración del técnico del Barcelona iba a condicionar al colegiado, pero nada de eso fue cierto. El árbitro ejerció de jefe sobre el terreno de juego, algo que demostró en el minuto doce, justo cuando Piqué se tiró al suelo para cortar un avance de Cristiano Ronaldo. El técnico azulgrana comprobó en ese momento que había elegido mal la táctica porque Undiano Mallenco no dudó en señalar el punto de penalti, lo que calentó aún más si cabe a la afición azulgrana, que recriminó al árbitro al hilo de las incomprensibles protestas de Piqué y Puyol.

A partir de ese momento, el navarro pasó a controlar el partido. Poco le importó lo dicho por Roura ni las constantes censuras de la grada y protestas de los jugadores azulgrana que según iban pasando los minutos buscaban al navarro para reclamar algo que no está al alcance del árbitro como es el de la creación de buen juego, algo que solo tuvo color blanco en la noche de ayer.

El Camp Nou llegó a pedir dos penaltis en sendas jugadas protagonizadas por Pedro. La primera tuvo lugar en el minuto 33, cuando Xabi Alonso se cruzó en el camino del tinerfeño cuando entraba en el área. Las ganas de caerse y un leve roce con el donostiarra bastaron para que Pedro besara el césped. La afición se encendió en una jugada que dio la sensación de no ser falta. Hasta el descanso continuas protestas, que se convirtió en pañolada y abucheo camino del vestuario. Undiano seguía tan tranquilo.

La historia se repitió en el minuto 63. Otra vez Pedro es el protagonista que se vuelve a dejar caer en cuanto siente contacto alguno con Coentrao. Nuevas protestas de jugadores y aficionados que terminaron en el momento en el que Varane logró el tercer gol del partido, el que silenció y vació el Camp Nou.