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Un año después del Mundial, Andrés Iniesta continúa siendo el héroe del pueblo
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ANIVERSARIO DE LA MAYOR GESTA DEL FÚTBOL ESPAÑOL

Un año después del Mundial, Andrés Iniesta continúa siendo el héroe del pueblo

Año uno después de tocar la gloria. El 11 de julio de 2010, España se hizo grande, pero más unida que nunca. Y todo por un

Foto: Un año después del Mundial, Andrés Iniesta continúa siendo el héroe del pueblo
Un año después del Mundial, Andrés Iniesta continúa siendo el héroe del pueblo

Año uno después de tocar la gloria. El 11 de julio de 2010, España se hizo grande, pero más unida que nunca. Y todo por un hombre de La Mancha. No hablamos del Quijote, hablamos de un muchacho pálido, que por obra y gracia de un gol se ha convertido en una referencia para todo un país. Y lo mejor de todo es que sigue fiel a ese guión que escribió cuando con once años atravesó España para llegar a Barcelona en coche, acompañado de su padre y de su hermana para encontrar cobijo en La Masía. 

Dieciséis años después, el de Fuentealbilla ve que todos los sacrificios hechos han merecido la pena. "Quería ser jugador de fútbol, buscaba jugar en Primera". Ese muchacho, llamado Andrés Iniesta, por cierto, se ha convertido en el héroe más amable posible para un país tan crispado en lo político y en lo deportivo. "Hice algo que muy pocos pueden hacer: marcar en la final de un Mundial. Soy más feliz y creo que hice muy feliz a mucha gente", afirma el héroe de Johannesburgo.

Se decía de él que no era un tipo con carisma, que no tenía esos valores que arrastran a la sociedad actual. La moda no tenía relación alguna con él. Ausencia de tatuajes, nada de gritos ni de poses, novia reconocida y una vida privada que, la verdad, no interesaba mucho ante la ausencia de esas noticias morbosas que alimentan la satisfacción de periodistas y ciudadanos en general. Pero, de repente, ese personaje secundario toca la tecla acertada para pasar a ser el personaje más buscado, el único capaz de unir a esa multitud de pedacitos en los que España se suele dividir

Lo mejor de todo es que ese golpe, ese toque de atención, tiene mucho que ver con la profesión que practica y que no es otra que el fútbol. De ser un tipo respetado por su fútbol, un gol consiguió que pasase a ser admirado por todos. Azulgranas y madridistas; pericos y rojiblancos... Y es que un año después de ese tanto que llevó a España a tocar la gloria deportiva y política, Andrés Iniesta no ha cambiado. Y no es un tópico, porque continúa siendo el mismo, ese que es capaz de tomar un helado en la plaza de su pueblo, tal y como vemos en el anuncio de Royne o de irse de vacaciones a la playa junto a su familia como si tal cosa.

Su palmarés habla por si solo de lo que ha sido capaz este futbolista: 5 Ligas, 4  Supercopas de España, 3 Ligas de Campeones, 1 Copa del Rey, 1 Supercopa de Europa, 1 Mundial de Clubes, 1 Eurocopa de selecciones y, como no, un Mundial con España. Los números del centrocampista de Fuentealbilla son espectaculares, siendo fundamental en la consecución del mayor entorchado del mundo de equipos nacionales gracias a su gol frente a la selección holandesa.

Iniesta no se olvidó de su gran amigo Dani Jarque

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Pues bien, hoy hace un año del día en el que todos los españoles nos sentimos un poco más orgullosos de serlo y el gol del azulgrana tuvo gran parte de culpa de ello. Cierto es que tras ese tanto estaban otros 22 jugadores, Del Bosque y su cuerpo técnico, además de Villar y el resto de federativos, pero la figura que encarna a la perfección el éxito es la de Andrés Iniesta. 

Su gol valió un Mundial, el primero de España y hoy es admirado por todos, tanto por el gol como por el detalle que tuvo de acordarse en el momento más feliz de su vida de Dani Jarque, su gran amigo desaparecido a pie de obra, trabajando con el Espanyol. 

Hoy, la camiseta del azulgrana es el punto de encuentro del museo 'espanyolista' e Iniesta continúa al lado de la viuda de su gran amigo, fallecido un año antes del Mundial y semanas antes de otra pérdida de otra gran amigo suyo. Los valores han cambiado en este mundo online en el que vivimos. Ahora la popularidad y el carisma se mide por los seguidores que uno tiene en las denominadas redes sociales, por sus apariciones en Google y no por las consecuencias de lo que uno haga o deje de hacer. El fenómeno del autor del gol del Soccer City es curioso. Es más, si el Partido Popular o el Partido Socialista buscan al candidato idóneo, pasen de Rajoy y Rubalcaba. El elegido debería ser Iniesta. 

Antes del Mundial una búsqueda en Google del azulgrana se paraba en cinco millones. Ahora esa cantidad se ha multiplicado por nueve, situando el listó en los 45 millones de noticias relacionadas con lo que sucede o se habla de Iniesta. Tras él están Casillas, Xavi o Villa, pero el más cercano de ellos a 10 millones. Messi es el rey con 170 millones, por los 118 de Ronaldo. Nadal y Contador superan los 100 millones. Iniesta merece un Balón de Oro. Lo tuvo cerca en diciembre de 2010, pero se lo llevó Messi. No le gustó. Ni a él ni a muchos de sus familiares, esos que no ocultan su madridismo. 

Y es que el Real Madrid, de la mano de Camacho con Juan Palacios de presidente, tenían firmada una opción sobre el centrocampista en la campaña electoral de 2006. Ese acercamiento a la Casa Blanca no gustó en Barcelona. Durante dos años fue cuestionado. No encontraba la titularidad y hasta la Eurocopa de 2008 no dio con la clave ni en su equipo ni en la selección. El triunfo de Viena y la aparición de Guardiola le han elevado al podio del fútbol mundial. Su estilo ha triunfado por el talento, no por el físico. Sus piernas ensangrentadas tras la batalla de Soccer City se reflejaban en la Copa del Mundo que él y sus compañeros han paseado por toda España durante todo este año de felicidad. 

El fútbol triunfó ante una Holanda que sólo acertó con dar patadas, con Iniesta a la cabeza. Su gol ante Holanda en Johannesburgo en la final del Mundial le sirvió para conquistar el corazón de todos los españoles. "Sólo tenía que esperar a que cayera la pelota. Ese que todos guardamos en la memoria como algo nuestro. Yo, por lo que me toca, jamás podré olvidar esa bajada a la sala de prensa como campeón del mundo. Las felicitaciones de los periodistas en Soccer City, la rueda de prensa de Del Bosque, la de Iniesta, la aparición de Piqué, Puyol y Cesc, el viaje de vuelta en el avión del equipo, Madrid en la calle y un país vestido de rojo y amarillo. Por fin.

Año uno después de tocar la gloria. El 11 de julio de 2010, España se hizo grande, pero más unida que nunca. Y todo por un hombre de La Mancha. No hablamos del Quijote, hablamos de un muchacho pálido, que por obra y gracia de un gol se ha convertido en una referencia para todo un país. Y lo mejor de todo es que sigue fiel a ese guión que escribió cuando con once años atravesó España para llegar a Barcelona en coche, acompañado de su padre y de su hermana para encontrar cobijo en La Masía. 

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