Mourinho a Florentino: "Presi, soy feliz, muy feliz"

"Presidente, soy feliz en el Real Madrid. Mucho", susurró José Mourinho a Florentino Pérez con la Copa aún caliente y recién entregada por Ángel María Villar, presidente de la Federación, y por Su Majestad el Rey Don Juan Carlos a Iker Casilllas. Estas palabras pronunciadas por el entrenador portugués son toda una declaración de intenciones respecto a su futuro. Y es que Mourinho respira tranquilo tras lo sucedido en Mestalla. Primero conquistó a la afición, después al presidente, más tarde a la plantilla y por último ha sido capaz de dar el paso y recuperar la estima de un equipo que no había sido capaz de encontrarla en los dos últimos años. Lo de recuperar el feeling con la Prensa es algo imposible y descartado por completo. El rostro del ex del Inter no invita a pensar en esa felicidad que si mostró ante el máximo mandatario blanco, pero es que su pose de hombre duro le impide dar ese paso de convertirse en humano.

Mourinho sabe que llegó a Madrid con la doble misión de ganar títulos, le gusta que se le reconozca como 'entrenador que gana títulos y no cómo entrenador de fútbol', y la de terminar con la supremacía del Barcelona. El primero de las metas ya la ha alcanzado y la segunda está cerca de poder conseguirla. De momento, ya mira de igual a igual a un equipo que parecía imbatible tras el cinco a cero del partido de Liga en el Camp Nou. Su continuidad como máximo responsable técnico parece garantizada. Ayer mismo cerró las puertas del Inter al afirmar que será Leonardo el dueño del banquillo del todavía campeón de Europa. ¿Será que Moratti le ha llamado para su regreso? Apunte a que es así, ya que el máximo accionista del Inter suspira por el regreso que llevó a su equipo a la cima europea.

El precio de esa felicidad ha sido elevado. El Real Madrid, los dirigentes, han tenido que renunciar a algunos principios que siempre han caracterizado a la Casa Blanca, pero los que han permitido ese paso a un lado confiesan que merece la pena y mucho. El examen final llegará los próximo 27 abril y 3 de mayo, pero el regreso a Cibeles ya es suficiente premio. Atrás queda el desgaste, la batalla iniciada con Valdano, médicos e incluso con algunos directivos de la entidad madridista. "Aquí vine a ganar, pero también para recuperar el espíritu, el juego. Estamos cerca de lograrlo, de cambiar la estructura del club". Y ese cambio pasa por alejar a Valdano hasta dejarle fuera del hotel del equipo en Valencia. Allí solo tuvieron habitación reservada Pardeza y Zidane. En cuanto al estilo de juego, el presidente admite el cambio y nadie lo discute. Ya saben aquello del fin justifica los medios, pero es que la necesidad casi ahogaba por el Bernabéu como para andar con sutilezas.

La continuidad de Mou llevará consigo más cambios y la incógnita es saber si Valdano seguirá en su puesto de adjunto a la presidencia o su lugar es para otro histórico de la casa como Fernando Hierro. La relación entre ambos es mejor y hasta se han vuelto a sentar alrededor de una mesa con Florentino Pérez de testigo. La convivencia ha mejorado, pero Valdano no entra en el equipo ideal del técnico. De todas formas, ese debate se ha aplazado dos semanas, justo hasta que se resuelva la incógnita del pase a la final de Wembley, la de la Champions, la del verdadero prestigio