El Madrid de Laso mantiene a raya la revolución de Pascual en los azulgranas

Aún en pañales, sin estar maduros los equipos, la Supercopa servía para medir la temperatura de lo que será el año en la ACB. Tras las semifinales quedó claro que los dos colosos del baloncesto español, Barcelona y Real Madrid, volverán a repartirse los títulos. Ni Baskonia ni Bilbao, más débiles que en anteriores campañas, fueron rivales para blancos y azulgranas. Dilucidada la cuestión, algo obvia a tenor de los movimientos en el mercado estival, conviene analizar la posición de uno y otro. En la rampa de salida de la temporada, los de Laso parecen más enteros que un Barcelona aún por cuajar. Aún sin Navarro ni Lorbek, jugadores capitales, fue capaz de mantener el tipo, lo que habla muy bien de los de Xavi Pascual.

En la final de la Supercopa, que no deja de ser un torneo de pretemporada oficial, los de Laso evidenciaron más músculo del que ya se sabía que tenía. Conserva a todas sus estrellas, tiene la idea y, por lo visto en este inicio de temporada, ha logrado hacerla evolucionar. Mantiene ese ritmo frenético, con una excelsa eficacia desde el perímetro, y ha añadido la fortaleza en la pintura que no tenía. A Reyes y Slaughter se ha sumado un más que interesante Boroussis (14 de valoración ante los azulgranas). El aumento de sus virtudes hace que sus defectos se minimicen, aunque siguen ahí. Por momentos, tras un inicio de vibrante, desconecta y entierra grandes ventajas de tanteo. Algo que ante rivales de enjundia suele pagar, como se vio en varios partidos ante el Barça el pasado curso o en la Final Four ante Olympiacos. Cabe esperar no obstante que esta temporada, el equipo de Laso, aumente sus credenciales y sea mucho más fiable en los frentes abiertos. Pese a algunas críticas, es admirable la convicción en su idea. Fiel al baloncesto que practicó históricamente el equipo blanco.

Otra historia es el equipo de la ciudad Condal. Los de Xavi Pascual han formado una plantilla más que atractiva a la que aún se le ven las costuras. La batería de imponentes pívots que ha logrado reunir no logróimponerse, quedándose algo corta. No debe tomarse al pie de la letra las conclusiones. De una forma más global, sin variar la idea, síse advierte un mayor vértigo en su juego que endulce su filosofía. Dentro de ese baloncesto de control, con posesiones largas, con jugadas más elaboradas, ha añadido a gente como Nachbar, ampliando de esta forma el abanico de posibilidades. Es normal que no esté hecho el equipo después de todos los cambios sucedidos en la plantilla.

Enseñadas las cartas, se presume una temporada ACB con las distanciadas cada vez más acentuadas, a imagen del fútbol profesional. El consuelo para el baloncesto español es que, a pena de una Liga más pobre, todo hace indicar que en Europa se seguirá hablando español hasta las últimas rondas.