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"Salté por España". La medalla de Peleteiro y la culpa que tiene Iván Pedroso de ello
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BRONCE PARA LA SALTADORA GALLEGA

"Salté por España". La medalla de Peleteiro y la culpa que tiene Iván Pedroso de ello

La atleta gallega logró su mejor marca personal, 14.40, y con ella se aupó al tercer lugar del podium. El último año y medio ha demostrado que tiene potenciall para ser la siguiente gran atleta española

Foto: Ana Peleteiro, en el Mundial de Birmingham.
Ana Peleteiro, en el Mundial de Birmingham.

El salto estaba en sus piernas, y es difícil saber si tiene más potencial. Desde que Ana Peleteiro era una niña se sabía que podía ser una atleta de rango mundial. Bien, pues ya lo es, su bronce en los mundiales bajo techo así lo atestigua. Y su marca, un sensacional 14.40, 17 centímetros por encima de su mejor registro anterior. Porque el salto estaba ahí, solo había que hacerlo en el momento justo en el lugar adecuado. Lo más complicado y, sin embargo, en ella parece natural. Es, además, la medallista mundial más joven de la historia de España. Y la lógica invita a pensar en ella como la sucesora natural de una grande como Ruth Beita. Sí, palabras mayores.

Fue marcando los pasos, poco a poco, haciendo crecer la carrera. Talonó en el quicio de la plastilina, sin dejarse ni un resquicio. En la más alta competición no vale perder distancia en esos detalles. Peleteiro volaba, dio el primer salto, no perdió energía en el segundo y talonó con la izquierda en el tercero para caer en la arena. Sabía que era largo, por supuesto, pero miraba con ansia el marcador. El pabellón de Birmingham aplaudía, esa chica tiene ángel.

Foto: Ana Peleteiro, en la clasificación de Londres. (Reuters)

Cuando se iluminó el 14.40 empezó a saltar, a agitar los brazos. En ese momento conseguía una plata, pero posteriormente su amiga Yulimar Rojas, la dominadora del triple, la bajaría un lugar en el cajón. Pero un podio mundial, al fin y al cabo. En un concurso de marcas buenísimas, con las atletas en su mejor nivel, Peleteiro ha logrado ser de las mejores.

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Athletics - IAAF World Indoor Championships 2018 - Arena Birmingham, Birmingham, Britain - March 3, 2018 Spain's Ana Peleteiro reacts during the Women’s Triple Jump Final REUTERS Hannah McKay

El paso por Guadalajara

No está de más recordar que hace solo hace año y medio todo esto parecía imposible. La española andaba perdida, llevaba dos o tres temporadas sin conseguir estar en marcas competitivas. Se escuchaban voces que decían que no llegarían, que lo que sus músculos podían dar su cabeza no lo iba a refrendar. Pero no, aquello no era verdad, solo necesitaba un entorno más calmado y un poco de madurez. A los 22 años, cumplidos en diciembre, todo eso ya es presente.

"Estoy un poco en shock, súper contenta, muy orgullosa del trabajo que he hecho y del trabajo de mi entrenador. Creo que nos merecíamos este empujón que te lanza entre las mejores del mundo. No me esperaba estar entre las medallas, aunque se me pusiese esa presión, yo no me lo esperaba porque hay que ser realistas, faltaban algunas [por Caterine Ibargüen] pero estaban casi todas y yo no venía de las primeras en el ránking, había muchas chicas con más experiencia, pero llegué aquí, fue una competición difícil al principio, pero Iván [Pedroso] me ayudó a no dormirme", explicaba después de su medalla.

placeholder Rojas y Peleteiro. (EFE)
Rojas y Peleteiro. (EFE)

Y esos 22 años son también una llamada al futuro. Porque es una edad cortísima para la competición, porque lo lógico es pensar que Peleteiro, ya sosegada y con los objetivos bien claros, tiene años por delante para perfeccionarse y ser aún mejor. Su historia es bien conocida y está ampliamente contada. Con 16 años fue campeona del mundo junior en Barcelona, era dos años menor que sus rivales, pero poco importaba, con 14,17 reventaba cualquier marca anterior. Como para no soñar con ella. Los años siguientes fueron difíciles. En Galicia, que era su casa, en Madrid, donde se centra el atletismo, en Lisboa, buscando alguien que la diese una pauta. No encontraba la estabilidad, no estaba en ningún sitio. Hasta que por fin lo encontró.

Iván Pedroso y la medalla

En un recorrido vital como el suyo hay que marcar a la persona que le ha probado que ella sí podía hacerlo. Es Iván Pedroso, uno de los más grandes saltadores que jamás hayan competido. El cubano tiene su grupo de entrenamiento en Guadalajara, con él está Yulimar Rojas, la campeonísima. Y ellos, que conviven a diario con Peleteiro, han sido los que han ayudado a la atleta a remar en la buena dirección. El año pasado fue finalista al aire libre en Londres. Más importante aún, fue poco a poco encontrando la regularidad. Dar con el salto de 14.40 solo es posible si se está logrando cada semana rondar los 14 metros. Si normalmente se está en mucho menos es poco menos que imposible saltar tanto. Ella primero subió el nivel y ahora da un zarpazo.

"Entreno todos los días con la mejor del mundo (por Yulimar) y tienes que estar siempre al cien por cien si no quieres sentirte ridícula, así que me preparo cada día para estas situaciones. Pedroso siempre me dice que no desaproveche las oportunidades que te da la vida porque nunca sabes si volverán", decía después de su medalla. "España se merecía ya una alegría por mi parte porque siempre me ha apoyado en los momentos duros que he tenido. Hoy salté por mi familia, por mi entrenador y sobre todo por España", enfatizaba.

Ya es medallista mundial, un bronce que sabe a oro, porque hace no tanto parecía imposible. El futuro ya es presente.

El salto estaba en sus piernas, y es difícil saber si tiene más potencial. Desde que Ana Peleteiro era una niña se sabía que podía ser una atleta de rango mundial. Bien, pues ya lo es, su bronce en los mundiales bajo techo así lo atestigua. Y su marca, un sensacional 14.40, 17 centímetros por encima de su mejor registro anterior. Porque el salto estaba ahí, solo había que hacerlo en el momento justo en el lugar adecuado. Lo más complicado y, sin embargo, en ella parece natural. Es, además, la medallista mundial más joven de la historia de España. Y la lógica invita a pensar en ella como la sucesora natural de una grande como Ruth Beita. Sí, palabras mayores.