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Magistral lección de España para cumplir el sueño de ser campeones del mundo
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BARRIÓ DE LA PISTA A DINAMARCA (35-19) CON UN PALAU SANT JORDI ENTREGADO A LOS ‘HISPANOS’

Magistral lección de España para cumplir el sueño de ser campeones del mundo

¡Campeones del mundo! Tras dos intensas semanas de competición, ya podemos cantar a los cuatro vientos que España ha conquistado su Mundial. Todo ha salido a

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Magistral lección de España para cumplir el sueño de ser campeones del mundo

¡Campeones del mundo! Tras dos intensas semanas de competición, ya podemos cantar a los cuatro vientos que España ha conquistado su Mundial. Todo ha salido a pedir de boca, y la mejor forma de culminarlo fue con una final excelsa, humillando a un rival como Dinamarca (35-19) y dando un soberbio espectáculo con el mejor balonmano que se ha visto en los últimos tiempos. Los ‘Hispanos’ ya tienen su segunda estrella en el pecho y todos podemos sentirnos orgullosos de un grupo humano extraordinario que ha jugado un balonmano al alcance de muy pocos equipos en la historia de este deporte.

El inicio del partido fue una clara premonición de lo que sería la final a lo largo de los 60 minutos. Intensidad defensiva en España, contragolpes mortíferos y una Dinamarca absolutamente desorientada. Ni el más optimista en el Palau hubiera diseñado un guión semejante. Ante tal situación y un parcial inicial de 3-0 a favor de los locales, al seleccionador danés no le quedó otra que pedir un tiempo muerto y parar el vendaval de los ‘Hispanos’.

Tras este impás, el partido se igualó y Dinamarca empezó a anotar. Además, Landin empezó a demostrar por qué era el portero con mayor porcentaje de paradas del campeonato. Esto metió a los de Mikkel Hansen (muy desaparecido) en el partido hasta ponerse a un solo gol (8-7). Pero era la tarde de los nuestros, que no iban a dejar pasar la oportunidad de proclamarse campeones del mundo en casa. La afición, como durante todo el torneo, ejerció esa presión hacia el rival y sirvió de inspiración para el equipo español.

La defensa 6-0 de los de Valero Rivera volvió a engrasarse y anuló a los Eggert, Mollgard y compañía, que no sabían cómo penetrar una defensa sin una sola fisura. Y cuando la había, ahí estaba el gran Arpad Sterbik para realizar varias intervenciones de mérito. La gran labor en la zaga provocaba bloqueos, robos de balón y salidas al contragolpe culminadas en gol. España y el Palau disfrutaban de lo lindo. Un nuevo parcial de 4-0 ponía a España cinco goles arriba (13-8) a falta de diez minutos para la conclusión del primer período.

Lejos de producirse la remontada del, a priori, gran favorito, lo que sucedió es que España continuó hurgando en la herida de su adversario. Tenía a su ‘bestia negra’ contra las cuerdas y era el momento de darles el golpe de gracia. Los presentes en el Palau y los televidentes nos frotábamos los ojos al ver el marcador al llegar al descanso. España tenía más de la mitad de la medalla de oro colgada al cuello. El 18-10 lo decía todo.

Balonmano de ‘salón’

Pero en la cabeza de todos estaba una posible reacción de Dinamarca. Por eso, Valero Rivera tenía muy claro que era necesaria la misma intensidad y concentración en el juego que en los primeros treinta minutos. “No bajemos ni un segundo”, se le escuchaba al seleccionador nacional. Y es que este grupo de jugadores es igual de bueno que obediente, y saltaron a la pista como si el partido estuviera con el 0-0 inicial.

España bordó el balonmano durante la segunda mitad. Y es que este partido habrá que guardarlo en vídeo y enseñarlo en todas las academias de este deporte para que los más jóvenes sepan cómo se juega al balonmano. Los de Valero Rivera dieron una lección magistral a una Dinamarca ausente y sobrepasada por los acontecimientos. Los aficionados que llenaron el Palau Sant Jordi hacían la ola, sabedores de que el título de campeón del mundo se quedaba en casa.

Sería injusto destacar a algún jugador, porque todos hicieron un partido de matrícula de honor, pero la aportación ofensiva de los Cañellas, Aginagalde, Maqueda y Rivera, la perfecta actuación defensiva de todo el equipo y la figura de un Sterbik majestuoso fueron el cóctel perfecto que provocó el delirio en las gradas y en los hogares de todos los españoles que ya se han enamorado de un equipo que se merece todo tipo de calificativos.

“Campeones, campeones”. Ése era el grito en la grada a falta de diez minutos para la conclusión. Y es que diecisiete arriba (32-15) era una diferencia tan contundente como increíble para una final de un campeonato del mundo. Dinamarca arrojó la toalla, sólo quería que el partido concluyera, mientras que España vivía uno de los mejores momentos de su historia.

Los jugadores en la pista se unían a la celebración de la grada. Bailes, abrazos y todo tipo de síntomas de cariño. Lo que sucedía en la pista era lo de menos. El partido estaba visto para sentencia desde varios minutos. Y llegamos al minuto 60, 35-19. Invasión de pista de los jugadores españoles, que daban rienda suelta a la tensión acumulada durante todo el campeonato. El sueño se hizo realidad, volvemos a ser campeones del mundo, y lo hemos hecho de la mejor manera, bordando y ejemplificando el balonmano. ¡Muchas gracias, héroes!

-Ficha técnica:

35 - España (18+17):
Sterbik (p); Rocas (-), Maqueda (5), Aguinagalde (5), Cañellas (7, 1p), García (2), Rivera (6) -equipo inicial-, Entrerríos (3), Tomás (1), Sarmiento (1), Montoro (2), Morros (1), Ruesga (-), Ariño (-), Guardiola (2) y Sierra (ps).

19 - Dinamarca (10+9): Landin (p); Eggert (3, 2p), Lindberg (1), René Toft (-), Mollgaard (4), Hansen (2), Nielsen (-) -equipo inicial-, Sondergaard (4), Mortersen (-), Markussen (2), Lauge (1), Noddesbo (1), Svan (-), Henrik Totf (1) y Green (ps)

Parciales cada cinco minutos: 3-1, 6-4, 8-5, 9-8, 14-9, 18-10 (descanso), 22-11, 26-12, 29-12, 30-15, 34-16, 35-19 (final).

Árbitros: Nenad Krstic y Peter Ljubic (Eslovenia). Excluyeron a Maqueda, García y Ariño por España y a Mollgaard y Sondergaard por Dinamarca.

Incidencias: Final del Campeonato del Mundo de España 2013, disputado en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante unos 14.000 espectadores, con la presencia del Príncipe Felipe de Borbón y la Princesa María de Dinamarca.

¡Campeones del mundo! Tras dos intensas semanas de competición, ya podemos cantar a los cuatro vientos que España ha conquistado su Mundial. Todo ha salido a pedir de boca, y la mejor forma de culminarlo fue con una final excelsa, humillando a un rival como Dinamarca (35-19) y dando un soberbio espectáculo con el mejor balonmano que se ha visto en los últimos tiempos. Los ‘Hispanos’ ya tienen su segunda estrella en el pecho y todos podemos sentirnos orgullosos de un grupo humano extraordinario que ha jugado un balonmano al alcance de muy pocos equipos en la historia de este deporte.