Mazinho puso sobre la mesa de Florentino Pérez la posibilidad de fichar a Thiago

Florentino Pérez tuvo sobre su mesa la posibilidad de dar un golpe de efecto al Barcelona con la contratación de Thiago (20 años) el pasado mes de junio, pero el presidente madridista no se decidió a dar el paso, que, sin duda, habría significado el fin de unas relaciones más que tensas tanto com Sandro Rosell como con el resto de directivos de la entidad azulgrana. No quiso una nueva batalla, reabrir el frente que en su día significó la contratación de Figo. Muchos de sus directivos animaron al mandatario blanco porque consideraban que podía ser un golpe que dejaría muy tocado al Barcelona, pero Pérez prefirió mantenerse en la trinchera.

Thiago está triunfando en el Barcelona, pero bien lo podría hacer en el Real Madrid. Al menos es lo que dicen unos números que señalan que el internacional español ha jugado todos los partidos de Liga, siete de ellos como titular, más uno de Champions. Además, no se caído de ninguna lista de Del Bosque desde que en agosto apareció por primera vez en el amistoso ante Italia. Este escenario no pasaba por su cabeza, ni por la de su padre en el mes de junio, al término de la pasada temporada y en plena disputa del campeonato de Europa Sub 21. La falta de definición de los dirigentes del Barcelona llevó a Mazinho, padre de Thiago y de Rafinha, ya en el segundo equipo azulgrana, a buscar soluciones, alternativas ante lo que él consideraba una situación nada clara para su hijo. La primera solución fue poner a su hijo en el mercado y ofrecer al jugador a Florentino Pérez. El precio, 10 millones; el tiempo, dos semanas, ya que la cláusula aumentaba a 20 millones de euros el 1 de julio. 

 

Mazinho no veía claro el futuro de su hijo como azulgrana

El campeonato significó la consagración de Thiago y la reacción inmediata de los dirigentes azulgranas. Guardiola hizo ver a los que mandan en el Camp Nou que la llegada de Cesc no era incompatible con la permanencia del centrocampista, Tuvo que convencer a Rosell y al propio jugador, que tampoco lo veía muy claro. Mazinho también tuvo que pasar por el diván. Era el que menos claro veía la situación, pensaba que su hijo iba a entrar a formar parte de terceras operaciones, de ahí su insistencia en buscar una solución alternativa. "Me da más miedo Mazinho que su hijo", llegó a decir Guardiola tal y como reflejó el pasado sábado El País.

La propuesta estuvo sobre la mesa del despacho de Pérez durante diez días, pero la falta de decisión llevó a Mazinho a esperar, a escuchar al Barcelona. El triunfo en el europeo abrió los ojos de muchos, que elevaron a la categoría de estrella al centrocampista. Dos días después de regresar de Dinamarca rubricó un nuevo contrato, por el cual se convertía en jugador del primer equipo a todos los efectos y su cláusula de rescisión pasaba a ser de 90 millones de euros. Se terminó el culebrón.

Thiago llegó a La Masía en el verano de 2007 procedente del Nigrán gallego. Antes de firmar por el Barcelona sondeó la posibilidad de jugar en el Real Madrid. Presenció un par de partidos desde el palco del Bernabéu, se reunió con los responsables deportivos blancos en los primeros meses del citado año, pero la negativa del Real Madrid a dar un trabajo a Mazinho dentro del organigrama técnico, llevó al jugador y a Rafinha a Barcelona. Allí sí aceptaron las peticiones del que fuera campeón del mundo con Brasil en el Mundial de Estados Unidos.