Las 'mujeres' de Ramón Calderón

Pese a la llegada masiva a la directiva del Real Madrid de directivos de 'segunda división', los hay dentro que se llevan las manos a la cabeza por el espectáculo que protagonizan las 'mujeres' de Ramón Calderón cada vez que el equipo viaja fuera de España para ver un encuentro del Real Madrid.

Su esposa (Teresa) y sus hijas (Leticia y Mariana) se lo pasan 'chupi' echando un ojo al corte y confección nativo. El inventito de La Saeta le ha venido a la familia del presidente del Real Madrid de perlas para viajar 'free' (aunque a sus amigos les comentan que cuando viajan con el equipo, el hotel y sus gastos se lo pagan ellos) y gastarse el dinero en los trapitos de moda. De momento, no ha llegado todavía ninguna excursión a Milán y a Londres, centros de la moda continental y donde podrán gastar a dos manos. Las tres esperan deseosas que en el sorteo de octavos caiga alguna de esas ciudades, independientemente del riesgo -o no- que represente para el equipo el hecho de tenerse que cruzar con el Milan, el Inter, el Chelsea o el Arsenal.

Lo último fue la visita de las dos hijas de Calderón a las tiendas del centro de Atenas. De todas las tiendas que había en el conocido barrio de Plaka, cuentan los que allí estuvieron, las muchachas entraron las tiendas de pieles más lustrosas. No iban solas, naturalmente. Cortejadas por las esposas, novias o compañeras puntuales de otros directivos del club, la expedición femenina disfrutó de lo lindo en la capital helena.

Ya lo dijo Mel Brooks: "Es bueno ser rey". En este caso, qué bueno es ser reinas, aunque sea por cuatro años. Pero que no piense la gente que las chicas de Calderón no sufren por el equipo. Ellas son las primeras, y todos los enviados especiales se preguntan por qué, que acuden a las ruedas de prensa organizadas por la UEFA previas a los encuentros. Allí estaban Leticia y Mariana, sentadas entre los 'plumillas' que tanto detesta su padre, escuchando atentamente lo que decían Schuster primero y Sergio Ramos después. Sólo les falto preguntar algo inocente, algo así como: "¿Qué le parece que Ramón Calderón esté empezando a ser considerado como el mejor presidente del Madrid de todos los tiempos?". No llegaron a eso, por supuesto.