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Pete Doherty: "Las fotos de Kate esnifando las hicieron dos traficantes de crack de Bangladesh"
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Pete Doherty: "Las fotos de Kate esnifando las hicieron dos traficantes de crack de Bangladesh"

Se publica en español 'Un chaval prometedor' (Alianza), las memorias del músico escritas con mucho descaro y humor negro. Y en las que aparece, por supuesto, su exnovia Kate Moss

Foto: Kate Moss y Pete Doherty en 2006. (Getty/FilmMagic/Phillip Massey)
Kate Moss y Pete Doherty en 2006. (Getty/FilmMagic/Phillip Massey)

Siempre me he preguntado si la gran primicia sobre Kate, en la que le sacaron unas fotografías donde se la ve esnifando cocaína en Metropolis, en Chiswick, durante una sesión de Babyshambles, tuvo algo que ver con Paul Ro. Se suponía que las fotos valían trescientas mil libras esterlinas. Se utilizaron en la portada del Daily Mirror el 15 de septiembre de 2005, con el titular "High As a Kate" ["Volando alto como Kate"]. Paul tenía el número de móvil de todo el mundo, y siempre estaba intentando hacer cosas con la prensa. Decía: He estado en contacto con un tipo del Mirror o el Sun y que quieren hacer un artículo positivo, y acababa negociando el trato.

Las escuchas telefónicas eran una locura, pero en aquel entonces no se me ocurrió ni por un segundo que la prensa pudiera estar pinchándome el teléfono. Sin embargo, recuerdo que cuando dije que creía que me estaban escuchando, los tabloides arremetieron contra mí tachándome de yonqui paranoico. En 2013, tras la Investigación Leveson sobre la piratería telefónica, News International me pagó en calidad de víctima. No quise meterme demasiado en ello. Pensaba que si realmente volvía a revisar los periódicos y algunas de las cosas ridículas que escribían, podría haberlos desplumado, pero luego, una vez más, creo que no fue tan malo. Solía salirme con la mía bastante también. Al final, simplemente opté por llegar a un acuerdo.

placeholder Las memorias de Pete Doherty, Un chaval prometedor (Alianza)
Las memorias de Pete Doherty, Un chaval prometedor (Alianza)

Las escuchas telefónicas se cargaron viejas amistades: todo el mundo acusaba a los demás de vender historias. Incluso pincharon el teléfono de mi hermana, y creemos que también pincharon el de mi madre. A AmyJo le hicieron un pago. Mi madre no quería pasar por el proceso de hacer una reclamación. Había habido momentos en el pasado en que me habían quitado fotos del móvil y las habían sacado en la prensa, así que después de lo de "High as a Kate", Kate se volvió contra mí. Me dijo: Si no has vendido las fotos, ¿cómo han llegado a los periódicos? Y no lo sabía. Sólo supuse que debía de haberlo hecho algún amigo mío. En ese momento, culpé a James Mullord. Lo único que tenía sentido es que Mullord estuviera involucrado. Me había dicho en el pasado que le habían ofrecido cien mil dólares por fotos de Kate y yo juntos. En aquel momento fue un escándalo tan grande que Mullord salió en la portada del Evening Standard afirmando que era inocente; consideraban que eso tenía interés periodístico.

Ese fue el final de mi relación con Mullord. Fue triste, porque no creo que Mullord tuviera nada que ver. Ahora estoy bastante seguro de que esas fotos de Kate en el estudio las sacaron dos traficantes de crack de Bangladesh. Desaparecieron poco después. Los conocí cuando eran unos chavales de trece o catorce años. En las calles de Whitechapel se decía que habían hecho un montón de dinero de la noche a la mañana y se habían marchado a Bangladesh para comprar tierras.

Todo el asunto jodió mucho los contratos de Kate (perdió mucho, incluido un contrato de cuatro millones de libras esterlinas al año con H&M)

Todo el asunto jodió mucho los contratos de Kate (perdió mucho, incluido un contrato de cuatro millones de libras esterlinas al año con H&M), y toda su gente estaba furiosa conmigo. La policía incluso quiso hablar con ella, pero al final se retiraron todos los cargos contra ella por falta de pruebas. A modo de mea culpa, se sometió a tratamiento en Meadows, Arizona, un conocido centro de rehabilitación para famosos. También se suponía que ella me había dejado, pero en realidad todavía seguíamos en contacto. El acuerdo era que después de que ella fuera a rehabilitación, yo también iría durante un mes. Los periódicos publicaron muchas estupideces sobre nuestra ruptura, pero eran todo gilipolleces.

Lo de Kate eclipsó Down in Albion. Salió al mismo tiempo. Siempre me apetece leer a fondo las reseñas que salen de mis álbumes, pero todas eran sobre mierdas que no tenían nada que ver con el disco. Estaba teniendo mucha cobertura por chorradas o por la relación, pero en ningún momento la gente decía: Este tipo sabe componer canciones. Estaba muy decepcionado. El álbum no tuvo ese gran empuje cuando se vendió, no explotó. No igualó lo que había hecho el álbum anterior de The Libertines. Tampoco tenía mánager. Estaba un poco en caída libre. Le pedía a todo el mundo que me representara, creo que todos tuvieron su turno. El General hizo lo que pudo, pero ante todo era un artista. Paul Ro lo intentó, y luego volvió a aparecer mi antiguo pibón literario, Sally Anchassi, y le di la oportunidad de representar a Babyshambles.

placeholder Pete Doherty con su amiga Katia De Vidas en París en 2019 (REUTERS Benoit Tessier)
Pete Doherty con su amiga Katia De Vidas en París en 2019 (REUTERS Benoit Tessier)

Ella salía con Terry Hall, de The Specials, y había venido a algunos conciertos de Babyshambles con el hijo de Terry, que era un gran fan del grupo. Cuando Sally volvió al redil, se encargó de que conociera a Terry Hall. Me gustaban mucho The Specials y quería impresionarle, así que había estado ensayando Do Nothing, un single de los Specials de 1980, y pensaba tocarlo cuando él entrara por la puerta. Estaba con Purple, que yo estaba intentando que se uniera a Babyshambles para la gira. Era jamaicano, de la plaza junto a la Pink Tower. Cuando Terry apareció con su hijo, yo estaba colocadísimo: me había inyectado ketamina. Pensé que Purple era un hipopótamo gigante, y pensé que estaba en Aswad, e intenté cantar Do Nothing, pero a la velocidad incorrecta, velocidad Blackpool Empress Ballroom, temazepam remix. Terry trató de ser lo más amable que pudo, pero reculó e hizo salir a su hijo.

Pat comenzó realmente a desmoronarse en la gira que hicimos para promocionar el álbum. Pasó nueve días en Pentonville tras una especie de bronca con su mujer, y luego, mientras estaba dentro, ella vino a vernos. La echamos a ella y a su amiga, una encantadora bailarina. Se enteró de que ella había salido a ver gente mientras él estaba en prisión. Ese fue el principio del fin para Pat, a pesar de que se retiraron todos los cargos contra él. En un concierto en la Universidad de Dublín rompió su guitarra y abandonó el escenario.

Un buen ejemplo del caos en la gira de Down in Albion fue cuando tocamos en Shrewsbury y la policía hizo una redada en el recinto, corriendo con perros en busca de grandes cantidades de drogas. Todos éramos adictos en activo que comprábamos drogas y las consumíamos casi de inmediato (no había grandes alijos ni nada parecido), pero tenían la misión de desguazar todos los amplificadores, las furgonetas y todo lo demás. Vi a Pat corriendo por una salida de emergencia, en plan Keystone Cops, Benny Hill, y también se escapó. Yo estaba en el escenario esperando a que vinieran a por mí para demostrarles que no llevaba nada, pero ni siquiera me registraron ni me dieron motivo alguno para detenerme, bastaba con que yo fuera Doherty. Me arrestaron por nada, no me encontraron nada. Revisaron todos mis diarios en la comisaría y encontraron algo de Valium entre las páginas de uno de ellos, un medicamento con receta. Fue todo tan ridículo. Me retuvieron en la comisaría un par de días, y tuvimos que cancelar tres conciertos y, cuando me soltaron sin cargos, había allí un paparazi, sólo él y nadie más. Estuve sentado en el capó de su coche hablando horas con él.

placeholder Pete Doherty en el Primavera Sound de 2006 (REUTERS Albert Gea (SPAIN) File Photo)
Pete Doherty en el Primavera Sound de 2006 (REUTERS Albert Gea (SPAIN) File Photo)

Cuando terminó la gira, volví a quedarme sin casa, así que me alojé en un hotel barato de Brick Lane, el International, pero me expulsaron cuando la policía hizo una redada y acabé en Bath, Somerset. Me las arreglé para conseguir un piso que estaba adjunto al club Bath Moles, su estudio de grabación. Era un piso muy moderno. Pensé que realmente pondría a Chev a prueba, porque era en plan: ¿Cómo vamos a pillar aquí?, y, de hecho, pilló en unos treinta segundos. Fui allí a hacer unas maquetas para un álbum acústico en solitario que había planeado. A cambio de dejarme grabar allí gratis, iba a dejarles usar mi nombre para algo que estaban haciendo. Era un plan descabellado, y acabé consiguiendo un piso para vivir.

Me encaminé a mi tratamiento en Meadows, Arizona, con todas las drogas escondidas en el equipaje y me quedé dormido en mi Jaguar

Kate salió del tratamiento y tuvimos un encuentro muy emotivo. Luego, me encaminé a mi tratamiento en Meadows, Arizona, con todas las drogas escondidas en el equipaje y me quedé dormido en mi Jaguar en el arcén de la autopista camino a Heathrow. Había parado para fumarme una pipa. Me despertó, con la pipa de crack en la boca, un policía golpeando la ventanilla. Me dijo: Vale, Pete, ¿vas a rehabilitación? Era como si supiera lo que estaba pasando, y luego seguí al coche de policía hasta Heathrow. Fue muy raro.

Cuando llegué a Meadows, encontraron todas las movidas en mi equipaje, además de lo que había escondido en el forro de los vaqueros; allí realmente sabían lo que hacían. Era un rollo diferente al de la rehabilitación en el Reino Unido: una mezcla de chicos de fondos fiduciarios absolutamente forrados y gente que intentaba evitar condenas federales haciendo rehabilitación. En la terapia de grupo, un chico contó que estaba allí por mirar pornografía infantil en Internet. No podía soportarlo. Me negué a estar en un grupo con él. Estaba horrorizado. Se suponía que Kate iba a venir a visitarme al cabo de dos semanas y me llevaría al Gran Cañón en helicóptero, así que me escoció pero bien cuando no apareció. De modo que, al final, salí corriendo.

Después, en cuanto llegué de vuelta a Londres a finales de noviembre, me arrestaron de nuevo, acusado de posesión de coca y heroína. Eso fue culpa de Wolfman. Quería que fuera a ver algo de arte con él, y acabamos en Kensal Rise, y le dije que nunca había visto la tumba de mi abuelo paterno, así que nos desviamos al cementerio de Kensal Rise. Era medianoche y no tenía ni idea de dónde estaba la tumba, y Wolfman se cabreó mucho y dijo: No vamos a ponernos a andar para comprobar el nombre en cada tumba. Y entonces iba conduciendo un poco chungo y nos pararon.

placeholder Pete Doherty en el Festival de Jazz de Montreux en Montreux en 2008 (EFE/LAURENT GILLIERON)
Pete Doherty en el Festival de Jazz de Montreux en Montreux en 2008 (EFE/LAURENT GILLIERON)

Cuando Kate se enteró de que no había terminado el tratamiento me dijo a bocajarro que se había acabado, que ya no podíamos vernos más de ninguna manera. Dije: Sí, pero se suponía que ibas a venir a buscarme en un helicóptero para ir a pasar el día al Gran Cañón. La ruptura salió en toda la prensa. El Daily Mirror citaba a Kate diciendo: Ojalá no le hubiera conocido nunca, consume en todos los sentidos de la palabra. Todo se desmoronaba. Me teñí de rubio y canté una extraña versión de Karma Chameleon en el ordenador de Paul Ro. También hice Last Christmas, llorando frente a la cámara. También había mucha sangre. Me grabó haciéndome una K de Kate en el brazo con una cuchilla. Acababa de empezar a utilizar sangre en mis obras de arte: uno de estos "cuadros de sangre" había salido en la portada de Full Moon Empty Sports Bag. Paul vendió el original a una galería por mil libras esterlinas. Ese fue el ominoso comienzo de mi carrera artística profesional, de la que hablaré más adelante.

Por suerte, Kate me aceptó de vuelta por Navidad. Me llamó en Nochebuena y dijo: Te mando un coche para que vengas al campo. Se suponía que todo era secreto. La verdad es que fue increíble. Uno de sus guardas de seguridad, un tipo maorí, tenía a toda su familia allí, y cantaron su equivalente de los villancicos navideños en el gran salón de piedra. Después de aquello, Kate y yo teníamos reuniones clandestinas. James Brown se ponía en contacto conmigo, me llamaba desde un determinado teléfono público utilizando una palabra clave, y tenía que ir a un piso en Pimlico, al otro lado del río desde Battersea. Era una especie de piso raro de un bloque de apartamentos que se usaba para ese propósito: nos reuníamos por la noche, o a veces un par de horas, pero no se me permitía decírselo a nadie.

Nos atraíamos mutuamente. Yo la quería de verdad, y sabía que ella me quería a mí, pero había mucho follón entre nosotros, con todo su caos y mi caos. A veces tan sólo necesitábamos vernos. Básicamente, ella chasqueaba los dedos y yo iba corriendo. Luego, todo volvía a estropearse. Había una gran fotógrafa llamada Nuha Rahik a quien conocí en Nottingham en un concierto de Baby­shambles, y vino a Londres conmigo en autobús. Éramos buenos amigos, ella hacía fotos, pero los periódicos publicaron una historia sobre ella que era una completa gilipollez, diciendo que me la estaba tirando. Obviamente, a Kate no le hizo ninguna gracia. Ese era el típico ejemplo de cómo la prensa sensacionalista creaba problemas entre nosotros.

La policía solía tener una tablita de clasificación: si uno de ellos me arrestaba, ganaba un punto, y si me acusaban, tres puntos

Fue un período de drogas y detenciones sin descanso, y de intentar simplemente mantenerme a flote. No sé si la prensa me pinchaba el teléfono y les avisaba, pero me detenían cada dos por tres. La policía solía tener una tablita de clasificación: si uno de ellos me arrestaba, ganaba un punto, y si me acusaban, tres puntos. Era una competición entre ellos, y tenían una pequeña ceremonia de entrega de premios a final de mes, como un juego de fútbol. Siempre eran los mismos policías los que me cogían todo el tiempo, y solían llevar unas chapas en las que ponía "Liberad a Pete Doherty". Echando la vista atrás lo encuentro bastante divertido, pero en ese momento fue horrible. Era como el comienzo de La colina de Watership cuando se dice eso de "Tenéis que moveros rápido, porque intentarán cogeros, y cuando os cojan, os matarán".

A principios de diciembre pararon un coche en el que iba. Sabían que encontrarían algo, y lo hicieron: heroína y crack. Cuando me detuvieron en la comisaria de Bethnal Green, vi como escoltaban a Paul Ro a un despacho. En la época de la foto de "High As a Kate", le condenaron por posesión de drogas de clase A y le cayeron doce meses en libertad condicional. Paul conocía a todo el mundo, desde los Bangla Boys hasta los Yardies yendo hacia Hack­ney, donde solíamos ir cuando nos forrábamos y podíamos permitirnos algo de calidad.

No tenía seguro, ni el impuesto de circulación al día en la época en que me detenían todo el tiempo. Ahora lo lamento. Creo que la policía daba por hecho que no sería tan estúpido como para conducir sin seguro, sin ITV y sin haber pagado el impuesto. En enero de 2006, me pararon cuatro veces, la mayoría de ellas con el pretexto de que estábamos conduciendo de manera errática, y luego registraban el coche. Lo único que encontraban eran pequeñas cantidades de droga, así que sólo me acusaban de posesión.

placeholder Pete Doherty en 2009. REUTERS/Ints Kalnins
Pete Doherty en 2009. REUTERS/Ints Kalnins

Un día me detuvieron tres veces en veinticuatro horas. La primera vez fue muy desafortunada, porque conocí a una chica que se parecía a Nefertiti, me topé con ella por la calle y nos caímos bien de verdad. Debía de estar pasando una mala racha con Kate. Había quedado con esta chica para nuestra primera cita, me sentía muy positivo al respecto, y esa noche me detuvieron conduciendo hacia allí y me metieron en prisión preventiva. Esta chica era probablemente la única persona del país que no sabía quién era yo: estaba en su propio mundo. Había preparado la cena y estaba lista en la mesa, y yo no podía ponerme en contacto con ella porque la policía tenía mi teléfono. Cuando finalmente salí, no quiso creer nada. Básicamente dijo: No me creo que no pudieras llamarme para decirme que no ibas a venir. Me quedé planchado. Me llevaron al juzgado por la mañana, y luego, cuando salí, fui a pillar y me cazaron cuando volvía. Ni siquiera llevaba grandes cantidades. Nunca las llevaba. En realidad, fue una suerte que la policía me detuviera aquella vez, porque estaba tramando una locura: irme a Europa con gente del rollo New Age, artistas de circo. Iban a embarcarse para hacer un espectáculo en España o Bulgaria, y pensé: A la mierda, me voy con vosotros, y estaba justo preparándome para reunirme con ellos y pasar tres meses de gira, literalmente para huir con el circo.

Y poco después me volvieron a arrestar esa misma noche. Fui a Birmingham en mi Jaguar con un par de chicos de The View, que acababan de empezar, a ver a los Dirty Pretty Things en un intento de aclarar las cosas con Carl. Wolfman y yo habíamos ido a ver a Dirty Pretty Things a París en uno de sus primeros conciertos a finales de 2005 y nos fuimos después de un par de canciones. Wolf­man los odiaba. Resultó que Carl se había enterado de que yo estaba allí y me había invitado a subir al escenario para hacer algunas canciones, pero Wolfman y yo ya nos habíamos ido. Una pena. Pensé que el single de debut de Dirty Pretty Things "Bang, Bang You’re Dead" era una buena canción, pero sin duda se basaba en una vieja progresión de acordes. De hecho, me alegré para mis adentros cuando la escuché, porque era como: Oh, ya era hora de que hiciera algo con esa idea. La letra era realmente terrible, y hablaba sobre mí: "I knew all long I was right from the start, about the seeds of the weeds that grow in your heart…" ["Siempre supe que tenía razón desde el principio sobre las semillas de las malas hierbas que crecen en tu corazón…"] Algo así. "Bang, bang, you’re dead, always so easily led" ["Bang, bang, estás muerto, siempre tan facilón"]. La verdad es que no se andaba con rodeos, es bastante detallado en su sombrío análisis.

Me llevaron al juzgado por la mañana, y luego, cuando salí, fui a pillar y me cazaron cuando volvía

En fin, nos pararon en Birmingham. Había comprado el Jaguar ese día y aún no se había puesto a mi nombre. Además, resultó que los Dirty Pretty Things no tocaban en Birmingham esa noche, sino en Norwich, así que toda mi coartada se fue al traste, lo cual fue un poco desafortunado. La policía me acusó de robo y confiscaron el coche. Estuve en prisión preventiva durante dos semanas, y cuando subí a buscar el coche después de salir de Pentonville, lo habían dejado hecho un amasijo de hierros… los muy cabrones. Era un coche precioso, ese XJ6.

Esa segunda vez en Pentonville a finales de enero de 2006 fue muy deprimente. Además del robo del coche, tenía un montón de cargos más acumulados, por posesión de drogas y algunas infracciones menores de tráfico. Tuvimos que cancelar un montón de conciertos de Babyshambles. Me pasaron unas pastillas por debajo de la puerta de la celda, y me pillé una sobredosis de lo que fuera. No sabía qué eran. Alguien dijo: Toma, Pete, pásatelo bien. Me tomé esas pastillas, y me encontraron de bruces en mis Rice Krispies y me llevaron a la enfermería. Pasé diez de los catorce días en el ala de hospital, tres o cuatro de ellos completamente jodido en la cama con un gotero.

placeholder Pete Doherty en un concierto el pasado mes de agosto (Reuters Peter Cziborra)
Pete Doherty en un concierto el pasado mes de agosto (Reuters Peter Cziborra)

Cuando salí, me declaré culpable de todos los cargos y me prohibieron conducir durante seis meses y me impusieron una orden comunitaria de doce meses que estipulaba que debía someterme a rehabilitación externa por consumo de drogas, incluidos análisis de drogas periódicos. Aquellas viejas órdenes comunitarias de drogas, DO o DTO, órdenes de drogas o órdenes de análisis de drogas, implicaban que me tenían totalmente vigilado, porque tenía que ir allí una vez a la semana y hacerme un análisis de orina. Eran lo mismo que las órdenes de libertad condicional: no te interesa incumplirlas de ninguna manera si no quieres que te caiga una buena encerrona. Significaba que no sólo sabrían cuándo consumía, sino que cada vez que me detuvieran, tendrían la posibilidad de encerrarme si encontraban algo de droga. Me tenían cogido por los huevos, la verdad.

Siempre me he preguntado si la gran primicia sobre Kate, en la que le sacaron unas fotografías donde se la ve esnifando cocaína en Metropolis, en Chiswick, durante una sesión de Babyshambles, tuvo algo que ver con Paul Ro. Se suponía que las fotos valían trescientas mil libras esterlinas. Se utilizaron en la portada del Daily Mirror el 15 de septiembre de 2005, con el titular "High As a Kate" ["Volando alto como Kate"]. Paul tenía el número de móvil de todo el mundo, y siempre estaba intentando hacer cosas con la prensa. Decía: He estado en contacto con un tipo del Mirror o el Sun y que quieren hacer un artículo positivo, y acababa negociando el trato.

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