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La gente sigue queriendo leña
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'LEÑO', LA BANDA QUE DIO ORIGEN AL ROCK URBANO ESPAÑOL PUBLICA UNA ANTOLOGÍA DE SUS DISCOS

La gente sigue queriendo leña

Un pequeño grupo de roqueros ya creciditos esperan ansiosos como adolescentes en el vestíbulo de la cuarta del Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Venga, que

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La gente sigue queriendo leña

Un pequeño grupo de roqueros ya creciditos esperan ansiosos como adolescentes en el vestíbulo de la cuarta del Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Venga, que están ahí” dice una chica, animando al resto a traspasar la puerta detrás de la que se encuentran Rosendo Mercado, Ramiro Penas y Tony Urbano. Solo quieren que sus ídolos les firmen la biografía de Leño que acababa de presentarse una planta más abajo, y en la que otros ya habían asaltado a los miembros de la banda de rock para pedirles un autógrafo. La gente sigue queriendo a Leño.

Hace 30 años desde que el grupo se separó pero algunos seguidores siguen conservando su espíritu groupie. Ya se veía venir cuando la rueda de prensa comenzó con un sonoro aplauso, como si los presentes estuvieran allí en calidad de fans con el alma roquera a flor de piel. Era una obra muy esperada por los amantes de las biografías musicales y que se ha presentado junto a una antología de 5 CD+DVD que recupera temas no publicados en compacto hasta ahora de la banda.

Sus autores se lo han tomado con calma. Les ha llevado diez años recopilar todos los testimonios y ordenarlos para dar a luz Maneras de vivir. Leño y el origen del rock urbano (ImpresiónArte). Kike Babas y Kike Turrón han explicado que no entendían muy bien cómo una banda con una historia “perfecta para contar” como la de Leño -“breve, pero que ha dado tanto de sí”- no tenía biografía hasta el momento. Más aún siendo “uno de los grupos más reivindicados”, explica Turrón a El Confidencial.

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Una biografía oral relatada por la misma banda, cerca de 50 grupos o artistas de la época (Barricada, Radio Futura, Asfalto, Topo…) y otras tantas voces entre técnicos, periodistas, o amigos que formaron parte en algún momento de la breve vida de Leño.

“Habrá cosas que no estén pero las que están sucedieron” explica Rosendo sutilmente. Por ello alguien pregunta si su historia daría para una biografía “no oficial”. Ambos -Ramiro y Rosendo- asienten, haciendo que la sala estalle en risas. Como un par de niños admitiendo haber roto algún plato.

Las guitarras pesan

El grupo insiste en que no volverían a juntarse como banda, salvo para tocar con “amiguetes o cosas así”: “Para tomar cañas sí que quedamos, pero las guitarras ya pesan”, cuenta Ramiro. “Además, cada uno vivimos en una punta de España”, añade Tony Urbano, que apenas interviene en toda la presentación. La única vez que Leño se ha reunido desde que se despidieran en 1983 fue en un concierto en la Sala Caracol en Madrid, hace tres años. “Pero no repetiríamos el castigo”, bromea Ramiro Penas, haciendo un juego de palabras con el título del primer tema (Castigo) de su álbum debut Leño (1979).

A Rosendo Mercado (guitarra y voz) le dijo José Carlos Molina que sus canciones eran un “leño”. Y menos mal, porque gracias a los desencuentros que tuvo entonces con su compañero en la banda Ñu, Rosendo se marcharía con su música a otra parte a dar origen al rock urbano español junto a Ramiro Penas (ex miembro de Coz) en la batería y Chiqui Mariscal (de Ñu) de bajiista. A este último le sustituiría Tony Urbano, también componente de Coz, tras grabar el primer disco.

La base del funcionamiento de Leño era la buena sintonía entre los tres componentes. Por eso, en cuanto se apagó esa llamita lo dejaron, sin más. Cinco años que dieron para mucho. Rosendo lo explica en el libro: “Leño funcionaba bien desde el primer ensayo, nos perdía la emoción, la ilusión, las ganas, aquello empezaba a sonar. Ramiro llegó de la mili con muchísima energía. En menos de veinte días sacamos siete temas”.

Todo ello sin dejar escapar ciertas dificultades de los comienzos, o cómo crear un género en España que venía de fuera. Era el principio de algo hecho por principiantes: “Estaba claro que íbamos a cantar en castellano y que los temas iban a ser nuestros […] Pero no tenía ninguna referencia, ¿cómo se cantaba en rock en español? Todo lo que sabíamos del rock and roll era en inglés. Con que las palabras encajasen en las partes era un logro, que se entendiese algo y luego tratar de entender lo que estaba diciendo”.

¡Viva el rollo!

Y con lo entendido a cuestas empezaron a telonear a los vallecanos Asfalto en 1978, antes de entrar a grabar su primer álbum, que incluía temas como Castigo, Este Madrid o El tren, tema que había recuperado de su paso por Ñu. Poco a poco, llegaron más proyectos en los que se sumergieron por primera vez: el festival Rocktiembre (22 de septiembre de 1978) en la plaza de toros de Vistalegre, organizado y autogestionado entre ellos, Topo, Cucharada, Coz y Mad, y con la colaboración de Teddy Bautista, entonces músico solista y productor.

Una experiencia de la que no olvidan la cantidad de percances que llegaron a tener. Manolo Tena (entonces en Cucharada) cuenta en el libro lo que fue simplemente el acceso al concierto: “La gente era tan anarquista como nosotros y decidieron que podían entrar sin pagar, tiraron las puertas, a Rosendo le dejaron un ojo morado, hubo bronca y el cantante de cucharada salió al escenario y gritó: ¡qué viva el rollo! Y se acabó toda la bronca”. El País tituló aquello como Rocktiembre 78: “rock”, violencia y Teddy Bautista”. 

También les llegó el primer contrato, que firmaron sin leer, por cierto. Un disco por año, que se dice pronto, pero les daba igual: estaban locos por crear. Y admirados ante su primer productor, Teddy Bautista, cuenta Rosendo: “Para mí era muy grande y de pronto estaba con él trabajando. Nos daba confianza, pensaba joder empiezo a ser algo, estoy hablándole de tú a tú”.

Maneras de Vivir repasa con detalle, de boca en boca de sus protagonistas todo el resto de las vivencias: el cambio de Chiqui Mariscal a Tony Urbano, su paso por Londres o los siguientes discos Más madera (1980), En Directo (1981), ¡Corre, corre! (1982), Vivo '83, un concierto dentro la gira junto a Miguel Ríos de ese año que no fue editado hasta 2006.

Las plazas de toros no se llenan

El cantante granadino considera a los miembros de Leño como “de la familia” por todo el tiempo que pasó con ellos en aquellos años. Ha venido a la rueda de prensa como invitado de honor para hacerles entrega de una placa al grupo por vender más de 500.000 discos en su carrera, otorgada por Sony Music.

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Ríos eligió a Leño para acompañarles como teloneros junto a Luz Casal en la gira de El rock de una noche de verano (1983) por su honestidad y “no por su belleza”, bromea señalando a Rosendo. Luego en privado, y en serio, confirma que siempre ha admirado ese valor en ellos, “unos tipos que hacían lo que sentían y para los que la comercialidad o la trascendencia eran temas secundarios”. Por eso, y porque siempre han escrito temas “sobre el costumbrismo de unas generaciones” que compartieron problemas hoy vigentes, Leño sigue siendo “un referente” como conjunto, explica el artista.

Aunque ellos le quitan importancia: “Escribíamos lo que veíamos, lo que nos pasaba, no queríamos hablar de actualidad. Nosotros contábamos nuestras sensaciones y eso no ha cambiado tanto, porque seguimos adoleciendo de los mismos problemas”. Rosendo, que continua en activo desde entonces, considera que el rock "estará siempre aunque no sea comercial". 

Mercado dice no encontrar grandes diferencias entre su época con Leño y la actual, salvo que ahora "la situación es bastante agobiante". "Pero entonces sí se llenaban las plazas de toros porque las entradas eran asequibles", precisa Ramiro: "La peña tenía esas 200 pelas para ir, pero ahora la gente no puede dejarse 50 euros para ver a Topo, porque ya los ha visto mil veces y con Leño pasaría igual". Mala suerte para los que no tuvieron la oportunidad de presenciar, en directo, el mítico Maneras de vivir, Este Madrid, El Tren, Cucarachas, La fina o Entre las cejas.

¿Cómo puede ser que nadie os haya propuesto una biografía hasta ahora? Les preguntan. Rosendo ríe: “Es lo mismo que pasaba con las compañías de discos, que nadie nos hacía caso”. Ramiro continúa: “Sí, pero ¿quiénes somos nosotros para que se haga un libro?”. “Algo habremos hecho para que esto ocurra”, apunta de nuevo Rosendo. Algo sí, pero como su habitual modestia les impedirá decirlo, hay que recurrir a Kike Turrón y a Miguel Ríos para resumirlo: son el “origen” y los “referentes” del rock urbano español. Ahí es nada. 

Un pequeño grupo de roqueros ya creciditos esperan ansiosos como adolescentes en el vestíbulo de la cuarta del Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Venga, que están ahí” dice una chica, animando al resto a traspasar la puerta detrás de la que se encuentran Rosendo Mercado, Ramiro Penas y Tony Urbano. Solo quieren que sus ídolos les firmen la biografía de Leño que acababa de presentarse una planta más abajo, y en la que otros ya habían asaltado a los miembros de la banda de rock para pedirles un autógrafo. La gente sigue queriendo a Leño.