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Pijerío y 'fine cuisine' con vocación internacional
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'MENÚ DEGUSTACIÓN', DE ROGER GUAL

Pijerío y 'fine cuisine' con vocación internacional

Empieza como un chiste malo, con un inglés, un francés y un español entrando en un restaurante, y para su desgracia no acabará de forma muy

Foto: Pijerío y 'fine cuisine' con vocación internacional
Pijerío y 'fine cuisine' con vocación internacional

Empieza como un chiste malo, con un inglés, un francés y un español entrando en un restaurante, y para su desgracia no acabará de forma muy distinta. Es la última noche del Chakula, un restaurante de fine cuisine en la Costa Brava, y la última en que su rutilante chef y estrella internacional –Vicenta Ndongo– servirá sus sofisticados platos a su no menos sofisticada parroquia. En ella encontraremos una pomposa y viuda condesa inglesa –Fionnula Flanagan– que acude con las cenizas de su marido, dos estiradísimos inversores japoneses – Togo Igawa y Akihiko Serikawa– y su maleducada cicerone barcelonesa –Marta Torné–, un enigmático y solitario crítico de cocina –Stephen Rhea–, unos editores estadounidenses y una pareja –Claudia Bassols y Jan Cornet– que ya no lo es, pero cuyos integrantes reservaron mesa hace un año y no quieren perderse la oportunidad de cenar en el Chakula por última vez, aunque para eso se tengan que volver a ver.

Y si el público de este show –porque cenar en el Chakula tiene más de espectáculo que de simple gastronomía– resulta variopinto no lo es menos su tramoya, con unos camareros que no necesitan ser ya todo lo diligentes que deberían –se quedarán sin trabajo al día siguiente, recordemos– y un maîtreAndrew Tarbet–, al contrario, más nervioso de lo que cabría esperar en su última cena. Y es que el postre de la noche, a la postre último que servirá el restaurante, valga la redundancia, ha de llegar por barco al establecimiento, pero por alguna razón no acaba de aparecer. 

¿Qué nos ofrece mientras Menú degustación, la película de Roger Gual de estreno en cines esta semana, para desviar nuestra atención del pequeño desastre en el que amenaza desembocar la noche? Un espectáculo, para empezar, sobre el propio espectáculo de los altos fogones catalanes –en el que la agenda es a veces más complicada de llevar que la propia cocina, como confiesa al principio Ndongo– regado con cócteles sólidos servidos en hojas de aloe vera, en el que el maître no habla de servir, sino de "sincronizar" platos, y en el que llegaremos incluso a escuchar –impecable la banda sonora, es justo reconocer en este punto– compases circenses según pinches de cocina y camareros cortan, trocean, fríen y sirven. Incluso a la hora de pedir el vino, ilustra Gual, podremos requerir los servicios retóricos de un sumiller que declamará para nosotros las bondades poéticas de tal o cual caldo y compondrá enjundiosas metáforas sobre su sabor, su resistencia y su textura.

Parece irónico, ¿verdad? Pues no lo es. Menú degustación, una coproducción entre España e Irlanda rodada en inglés y catalán, es un canto de amor sincero a la alta cocina y sus liturgias, que admite que este mundo tiene sus excentricidades, cómo no, pero que acaba en rotunda apología. Lo mismo hace con sus personajes, una colección de pijos irremediables pero humanos, nos dice el narrador, que no por la exquisitez de su capricho culinario dejan de tener problemas solemnes, al menos tan solemnes como requiere la película –que es, quede dicho,  poco solemnes–.

La película, de este modo, se desarrolla a buen ritmo desde el principio –por supuesto a los comensales les unirán más relaciones de las que nos imaginamos al arrancar– pero se descalabra y mucho por el camino, cuando abandona de repente el realismo –era todo muy pijo y muy sofisticado, pero realista a fin de cuentas– y embarca a sus personajes, a todos ellos, en una aventura tan pequeña como improbable por las inmediaciones del Chakula. ¿Para qué? Para nada, en realidad. Al final la historia se resuelve al amanecer en la playa, de forma absurdamente feliz, hasta el punto de dejar al espectador con una sensación sumamente decepcionante en el cuerpo: la de haber visto más un spot veraniego de cerveza de hora y pico de duración que una cinta cinematográfica con Jan Cornet, Fionnula Flanagan o Stephen Rhea.

Menú degustación

Director: Roger Gual

Nacionalidad: España, Irlanda

Género: Comedia, drama

Reparto: Jan Cornet, Claudia Bassols, Vicenta Ndongo, Andrew Tarbet, Fionnula Flanagan, Stephen Rea, Togo Igawa, Marta Torné, Akihiko Serikawa, Timothy Gibbs, Andrés Herrera

Empieza como un chiste malo, con un inglés, un francés y un español entrando en un restaurante, y para su desgracia no acabará de forma muy distinta. Es la última noche del Chakula, un restaurante de fine cuisine en la Costa Brava, y la última en que su rutilante chef y estrella internacional –Vicenta Ndongo– servirá sus sofisticados platos a su no menos sofisticada parroquia. En ella encontraremos una pomposa y viuda condesa inglesa –Fionnula Flanagan– que acude con las cenizas de su marido, dos estiradísimos inversores japoneses – Togo Igawa y Akihiko Serikawa– y su maleducada cicerone barcelonesa –Marta Torné–, un enigmático y solitario crítico de cocina –Stephen Rhea–, unos editores estadounidenses y una pareja –Claudia Bassols y Jan Cornet– que ya no lo es, pero cuyos integrantes reservaron mesa hace un año y no quieren perderse la oportunidad de cenar en el Chakula por última vez, aunque para eso se tengan que volver a ver.