Javier Manterola ingresa en la Academia de San Fernando con un discurso sobre la "estética de la ingeniería"
Con un discurso en el que planteó "pensar la estética de la ingeniería", disciplina con gran presencia en nuestra vida diaria pero sobre la que pocas
Con un discurso en el que planteó "pensar la estética de la ingeniería", disciplina con gran presencia en nuestra vida diaria pero sobre la que pocas veces se establecen valoraciones de calidad estética, Javier Manterola ingresó este domingo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. "Relación entre la estructura resistente y la forma. Notas en torno a la valoración estética de los puentes" fue el título de un discurso, en el que consideró que la ingeniería civil produce obras aisladas, formidables, de gran impacto y significado y el hecho de que sean consideradas arte "no es demasiado importante para el desarrollo de la ingeniería en sí, pero es importante para el concepto mismo del entendimiento del arte".
Manterola recordó que la estructura del puente romano de Alcántara se mantuvo imperturbable unos 2.000 años y hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX no se produjo el hecho prodigioso que cambió la historia de la humanidad y, de paso, la de la construcción. "La revolución industrial produce un enorme cataclismo en la manera clásica de pensar y de vivir" y en la construcción la revolución es consecuencia de la aplicación de la ciencia al mundo de los construido.
Hasta entonces, el ingeniero no tenía historia "el mundo clásico, el configurado por los grandes constructores clásicos, casi no le sirve para nada. No tiene a donde mirar y desde donde evolucionar. Es un nuevo comienzo, empieza una historia nueva". El proceso en el que el ingeniero va construyendo su universo formal "es acelerado y progresivo" y cualquier forma resistente "se analiza y se penetra en su interior".
La invención de la doble T metálica es "lenta y costosa" mientras que la de la viga de celosía, "la gran invención de todo el siglo en este campo" es de tanta o mayor trascendencia que la de la dovela de piedra para con el arco. El cálculo creó una nueva seguridad y por primera vez en la historia, los ingenieros no eligen el material de sus obras de entre los que se encuentran en la naturaleza sino que los diseñan, inventan, crean y les confieren unas determinadas características mecánicas con el fin de que satisfagan unos fines específicos.
Lo nuevo, lo verdaderamente creativo, lo que va a cambiar y configurar el mundo de las ideas del futuro, de las construcciones del futuro, del hombre del futuro "y de lo que yo aquí proclamo como la nueva estética de los constructivo" no debe mirar atrás. En la relación del arquitecto y el ingeniero, consideró que cuanto más ve, lee y piensa en la arquitectura observa lo alejada que está de la ingeniería y cada vez el distanciamiento es más evidente. Antes existía colaboración entre ambas disciplinas pero hoy en día las cosas han cambiado.
La arquitectura pasa por un exacerbado formalismo y esteticismo "y en esa situación es difícil colaborar. El papel del ingeniero se ha reducido a resolver todos los problemas técnicos".
Avances en la ingeniería
Con un discurso en el que planteó "pensar la estética de la ingeniería", disciplina con gran presencia en nuestra vida diaria pero sobre la que pocas veces se establecen valoraciones de calidad estética, Javier Manterola ingresó este domingo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. "Relación entre la estructura resistente y la forma. Notas en torno a la valoración estética de los puentes" fue el título de un discurso, en el que consideró que la ingeniería civil produce obras aisladas, formidables, de gran impacto y significado y el hecho de que sean consideradas arte "no es demasiado importante para el desarrollo de la ingeniería en sí, pero es importante para el concepto mismo del entendimiento del arte".