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La compra de Zeta por Gallardo provoca el alivio de los trabajadores y temor entre los directivos
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La compra de Zeta por Gallardo provoca el alivio de los trabajadores y temor entre los directivos

Después de ocho meses de incertidumbre, los trabajadores del Grupo Zeta reciben la noticia de la compra del grupo por parte de la siderúrgica extremeña de

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La compra de Zeta por Gallardo provoca el alivio de los trabajadores y temor entre los directivos

Después de ocho meses de incertidumbre, los trabajadores del Grupo Zeta reciben la noticia de la compra del grupo por parte de la siderúrgica extremeña de Alfonso Gallardo con una cierta dosis de ilusión. Salvo la clase directiva, que aguarda en silencio la próxima toma de decisiones.

Después de meses de absoluta incertidumbre, la ya casi segura compra de Zeta por parte del Grupo Alfonso Gallardo supone para los 2,400 empleados de la editorial una luz al final del túnel. Algunos trabajadores tienen la esperanza de que Alfonso Gallardo mantenga los puestos de trabajo en los diferentes medios del grupo, como lo ha hecho en los dos periódicos andaluces que adquirió el verano pasado.

Pero la seguridad de que habrá despidos es total, sobre todo entre los más de 300 directivos del grupo. “Lo que nos han dicho es que antes de comenzar a despedir a trabajadores, empezarán a despedir a directivos,” dijo a El Confidencial uno de los miembros del Comité de Empresa.

Mañana a las 2 del mediodía representantes de los Comités de Empresa del Grupo Zeta se manifestarán ante la Dirección General de Empleo de la Comunidad de Madrid (que autorizaría un eventual expediente de regulación de empleo) para trasladar su malestar ante la incertidumbre y falta de información que sufren desde hace meses.

Todo comenzó hace más o menos ocho meses, cuando Antonio Asensio Jr. decidió, asesorado por sus nuevos gerentes, iniciar el proceso de venta del gigante editorial que su padre había construido a lo largo de 32 años.

Según algunos trabajadores del Grupo Zeta, al heredero del gran medio de comunicación nunca le gustó el negocio editorial, y, desde que murió en abril de 2001 su padre, Antonio Asensio Pizarro, el Grupo Zeta ha sufrido una clara falta de liderazgo y dirección.

“El hijo de Asensio quiere ser productor de cine,” dijo a El Confidencial uno de los miembros del Comité de Empresa de las revistas Interviú y Tiempo y que lleva más de 25 años en el grupo. Según explica un número de empleados del grupo, la gestión de la familia Asensio se ha caracterizado por una pasividad que ha generado un gran sentimiento de desánimo y la progresiva debilidad del grupo. “Esto se ha ido hundiendo poco a poco,” aseguró el mismo miembro del Comité.

Después de ocho meses de incertidumbre, los trabajadores del Grupo Zeta reciben la noticia de la compra del grupo por parte de la siderúrgica extremeña de Alfonso Gallardo con una cierta dosis de ilusión. Salvo la clase directiva, que aguarda en silencio la próxima toma de decisiones.