Un español pasa un día en el peor hotel de Egipto y cuenta su experiencia: "Surrealista"

En un curioso experimento, el 'tiktoker' español Ibai Rider ha decidido explorar las profundidades del alojamiento más económico de todo Egipto, desvelando su vivencia en un vídeo que se ha vuelto viral. Este establecimiento, con una tarifa nocturna de tan solo 5,80 euros, prometía ser, no solo, el más barato, sino posiblemente el peor en términos de calidad y servicio.

La entrada al hotel, una simple puerta en un oscuro callejón, era apenas el preludio de lo que sería una experiencia sin precedentes. "El hotel es esta puerta", relata el viajero, adentrándose en un espacio que más se asemeja a un establo que a un vestíbulo hotelero, completado con restos de paja y excrementos. Esta primera impresión anticipaba el nivel de hospedaje que estaba por descubrir.

Al entrar hacia su habitación, se encontró con un panorama desolador: armarios desencajados, mandos cubiertos de polvo y un espejo tan sucio que hacía imposible ver el propio reflejo. La elección de la cama se convirtió en un dilema, dadas las lamentables condiciones de ambas opciones. "Lleno de mierda, de pelos", comenta al respecto, eligiendo la menos desagradable de las dos.

El baño, que se compartía con otros inquilinos, estaba en un estado aún más deplorable, si cabe. La limpieza no era la protagonista en este espacio, con suelos cubiertos de suciedad y un espejo que jamás había conocido el roce de un paño limpio.

Un giro inesperado en la terraza

No obstante, entre tanta desesperanza, la terraza del hotel ofreció un contrapunto sorprendentemente positivo. Aunque rodeada de basura, proporcionaba vistas privilegiadas a las Pirámides, una escena que contrastaba drásticamente con el interior del establecimiento. "Ni tan mal, ¿verdad?", señala, mostrando un destello de optimismo ante tal descubrimiento.

Al terminar su estancia, el intrépido huésped compartió su veredicto sobre esta experiencia: "Es el hotel más surrealista de la historia". Aunque la aventura de Ibai haya servido para convertirse en un vídeo divertido y viral, subraya también un mensaje clave: lo económico puede resultar excesivamente caro cuando se compromete el mínimo estándar de calidad y limpieza.