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Tan solo 90 segundos para el fin del mundo: la advertencia de los científicos del Reloj del Juicio Final
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AMENAZAS NUCLEARES Y CLIMÁTICAS

Tan solo 90 segundos para el fin del mundo: la advertencia de los científicos del Reloj del Juicio Final

Como cada año, el prestigioso club científico pondera cuánto queda para el ocaso de la civilización a partir de los riesgos existenciales a los que se enfrenta la humanidad. Y este año mantiene el mismo grado de alerta

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

En 1947, Robert Oppenheimer y sus colegas del Proyecto Manhattan crearon el llamado Reloj del Juicio Final para advertir al mundo del poder destructivo de las armas nucleares. Eran otros tiempos, las dos bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki habían demostrado sus poderes devastadores en Japón, y los científicos de la Universidad de Chicago, entre los que se encontraba Oppenheimer, se apresuraron a lanzar un mensaje que intentara concienciar y alertar sobre la posibilidad de destrucción masiva de dichas armas que ellos mismos habían desarrollado con afán y estupor. Por ello, estrenaron la revista Bulletin of the Atomic Scientist que contiene este reloj metafórico que mide el tiempo que queda para "la medianoche", es decir, para el fin del mundo.

Desde entonces, el reloj no ha dejado de disminuir el número de minutos que nos separan del fin del mundo o, como mínimo, de la civilización humana. En 1953, cuando Estados Unidos prueba la bomba de hidrógeno, el Reloj se quedó a dos minutos. El único momento que ha recuperado minutos en esta contrarreloj metafórica fue con el final de la Guerra Fría, en 1991, cuando quedó a 17 minutos. A partir de ese momento, el conteo no ha dejado de bajar, entrando un protagonista esencial como variable para ese fin del mundo: el cambio climático. Fue en 2015 cuando entró de lleno como preocupación global científica, y desde entonces ha compartido pódium con la amenaza nuclear hasta el año pasado, cuando entró en juego otro conflicto que sembró la discordia internacional: la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

Y ahora, un año después, este prestigioso grupo de científicos mantiene su nivel de alerta en los 90 segundos, ni uno más ni uno menos que el año anterior. "No se equivoquen", ha advertido su presidenta y directora, Rachel Bronson, en unas declaraciones recogidas por la revista BBC. "La decisión de mantener los 90 segundos no quiere decir que el mundo se encuentre estable. Todo lo contrario. Es urgente que todos los gobiernos y las comunidades de todo el mundo actúen. El Boletín mantiene la esperanza e inspiración al ver a las generaciones más jóvenes liderando el cambio".

"Las tres principales potencias del mundo (Estados Unidos, China y Rusia) deberían iniciar un diálogo serio sobre cada una de las amenazas globales"

"Tendencias siniestras continúan llevando al mundo hacia una catástrofe global", prosigue la científica. "La guerra en Ucrania y la dependencia generalizada y creciente de armas nucleares aumentan el riesgo de una escalada nuclear. China, Rusia y Estados Unidos están gastando enormes sumas de dinero para ampliar o modernizar sus arsenales nucleares, lo que aumenta el peligro siempre presente de una guerra nuclear por error o por error de cálculo".

Cuenta atrás para el desastre

La advertencia de Bronson no es para menos: 2023 fue el año más caluroso jamás registrado con incendios forestales y otros desastres relacionados con el clima que afectaron a millones de personas en todo el mundo (pensemos, por ejemplo, en las inundaciones de Libia a finales de verano). La alta tecnología y los peligros inminentes de su uso también tienen un hueco en esta agenda global de preocupaciones científicas. El desarrollo de la inteligencia artificial generativa planteará unos riesgos exponenciales en el campo de la información y los medios de comunicación, así como también los avances en ingeniería genética, que entrañará desafíos para la biología humana nunca vistos.

Foto: Explosión de la bomba termonuclear Ivy Mike el 1 de noviembre de 1952. (Wikipedia)

"Mientras tanto, se han acelerado los rápidos y preocupantes avances en las ciencias de la vida y otras tecnologías disruptivas, mientras que los gobiernos hacen débiles esfuerzos para controlarlos", sostiene Bronson al respecto de estos temas, en declaraciones también recogidas por Europa Press. "Pero el mundo también puede ser más seguro. El Reloj puede alejarse de la medianoche", admitió, en un intento de insuflar esperanza. ¿Cómo podría revertirse toda la situación? "Las tres principales potencias del mundo (Estados Unidos, China y Rusia) deberían iniciar un diálogo serio sobre cada una de las amenazas globales aquí descritas, a pesar de sus profundos desacuerdos. En los niveles más altos, estos tres países deben asumir la responsabilidad del peligro existencial que enfrenta el mundo ahora. Tienen la capacidad de sacar al mundo del borde de la catástrofe y deben hacerlo con claridad, valentía y sin demora".

En cuanto a la alerta nuclear, todavía hay cerca de 13.000 ojivas nucleares por todo el mundo, el 90% de ellas son estadounidenses o rusas, según mantiene el diario británico. A estos dos países se les añadirían otros siete en lo que a posesión de armas nucleares se refiere: Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel (aunque este último país no lo ha confirmado). La mayoría de estas armas tienen un poder de destrucción mucho mayor que las bombas que cayeron sobre Nagasaki e Hiroshima.

En 1947, Robert Oppenheimer y sus colegas del Proyecto Manhattan crearon el llamado Reloj del Juicio Final para advertir al mundo del poder destructivo de las armas nucleares. Eran otros tiempos, las dos bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki habían demostrado sus poderes devastadores en Japón, y los científicos de la Universidad de Chicago, entre los que se encontraba Oppenheimer, se apresuraron a lanzar un mensaje que intentara concienciar y alertar sobre la posibilidad de destrucción masiva de dichas armas que ellos mismos habían desarrollado con afán y estupor. Por ello, estrenaron la revista Bulletin of the Atomic Scientist que contiene este reloj metafórico que mide el tiempo que queda para "la medianoche", es decir, para el fin del mundo.

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