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¿La rebelión de las orcas? Qué hay detrás del aumento de vídeos virales con sus ataques
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¿La rebelión de las orcas? Qué hay detrás del aumento de vídeos virales con sus ataques

Los ataques de estos cetáceos a los barcos que surcan el estrecho de Gibraltar se han multiplicado en los últimos años. ¿A qué se debe y por qué se han vuelto tan comunes?

Foto: Fuente: iStock
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Su nombre es Gladys y se ha convertido en todo un símbolo en redes sociales. Esta orca ha conseguido algo que hasta ahora era improbable o que todo el mundo pasaba por alto: los grandes cetáceos marinos no son meros espectadores de la acción humana en los mares y océanos, sino que saben defenderse con una inusitada capacidad de organización colectiva. Lo llamativo es especialmente esto último: no se trata de un ataque puntual por parte de un solo ejemplar aislado. Gladys, que ha recibido este nombre a propósito de los gladiadores romanos, ha conseguido convencer a un grupo de su misma especie para emprenderla contra los barcos y yates que surcan el Estrecho de Gibraltar.

El primer incidente famoso se registró el 4 de mayo, cuando tres orcas atacaron un velero suizo por la noche. "Había dos pequeñas y una grande", explicaba Werner Schaufelberger, patrón del yate Champagne, al periódico alemán Yacht. "Las pequeñas sacudieron el timón por detrás mientras la grande retrocedía y embestía el barco con toda su fuerza por uno de los costados. Las otras dos observaron cómo lo hacía la mayor e hicieron lo propio". Al final, la tripulación tuvo que pedir ayuda a los guardacostas, que les rescataron y posteriormente remolcaron la embarcación hasta el municipio de Barbate (Cádiz), que terminó hundiéndose.

Aunque fue el primer gran caso en saltar a los medios, no era el primero. Dos días antes, un grupo de seis orcas asaltó otro velero que navegaba cerca de la misma zona. Entre ellas había una madre y una cría, según el patrón del barco, llamado Greg Blackburn, quien pudo comprobar cómo la progenitora educaba a la cría a embestir a su embarcación. "No cabe duda de que la estaba enseñando", aseguró el capitán a 9news.

Un capitán Ahab moderno

Pero más sorprendente aún es el testimonio de Dan Kriz, un capitán Ahab moderno. "Estaba navegando con mi equipo a través del Estrecho cuando nos rodearon una manada de ocho orcas que estuvieron empujando nuestro bote durante aproximadamente una hora", relataba al periódico internacional Newsweek. Con más de 20 años de experiencia a sus espaldas, empezó a tener esta clase de encuentros con los cetáceos a partir de 2020. Fue el 15 de abril de 2023 cuando tuvieron otro encontronazo serio con estos animales marinos.

"Parece que sabían a la perfección lo que hacían. No tocaron ninguna otra parte del barco"

"Mientras entregaba un catamarán, la misma manada de orcas apareció de la nada", rememora. "Estábamos a punto de girar al sur, hacia Canarias, cuando sentimos como que nos golpeaba una ola. Cuando sufrimos un segundo golpe, nos dimos cuenta de que se estaba repitiendo la misma situación de 2020. Mi primera reacción fue como '¡Otra vez no!' No hay mucho que hacer, son muy poderosas e inteligentes". Iban directamente a por el timón. "Parece que sabían a la perfección lo que hacían. No tocaron ninguna otra parte del barco".

Tras quince minutos de hostigamiento, las orcas se fueron al cumplir con su objetivo de destrozar los dos timones. Kriz y su equipo condujeron de vuelta hasta Barbate cuando se dieron cuenta de que una gran orca empezó a perseguirles siguiendo el rastro de una fibra de vidrio rota que dejaron en el camino tras el primer ataque. ¿Se trataba de la heroica Gladys? "Al cabo de unos minutos estaba debajo del bote", narraba. "Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que quería terminar el trabajo. Después de eso, desapareció".

Un repunte de casos desde 2020

El caso de Kriz fue tan relevante que la comunidad zoológica marina ha ido siguiendo el rastro de estos ataques desde 2020 hasta ahora. Aunque se han registrado más ataques en otras partes del mundo, llama la atención que los más frecuentes sean en la zona del Estrecho de Gibraltar, donde se juntan el mar Mediterráneo con el Atlántico. Así, desde el año de la pandemia (sin contar los casos de los últimos días), tres barcos han sido hundidos y más de 250 han resultado dañados por orcas, en acciones concretas en las que los cetáceos tienen claro sus objetivos (el timón), lo que denota su avispada inteligencia colectiva.

Dichas conclusiones fueron recogidas en un estudio publicado en junio de 2022 en la revista Marine Mammal Science, el cual analizó más de 47 testimonios, 110 fotografías y 69 vídeos similares a los que hemos visto estos días. Los especialistas, no obstante, no denominan los sucesos como "ataques", sino "incidentes aversivos puntuales", debido a que no está clara la motivación de los cetáceos, descartando que sean agresivos por naturaleza. Entre otras hipótesis, destaca la posibilidad de que en el pasado tuvieran algún encuentro traumático con alguna embarcación, esgrimiendo así una actitud defensiva, pero también valoran que sea debido a la propia curiosidad natural de los animales o a los factores de su propio entorno, como el agotamiento de las fuentes de alimento o las perturbaciones ocasionadas por los barcos en su lecho marino.

"Las orcas lo hacen a propósito, eso está seguro, no sabemos el origen ni la motivación, aunque todo apunta a un trauma del pasado"

La pregunta capital es por qué están tan perfectamente dirigidas y organizadas. El estudio razona que las ballenas poseen grandes habilidades cognitivas, entre las que destaca la capacidad de reproducir fácilmente su comportamiento mediante el aprendizaje social. "Nosotros no interpretamos que las orcas estén enseñando a las más jóvenes a atacar, dicha actitud se ha extendido de forma vertical entre ellas más como imitación", asevera Alfredo López Fernández, biólogo de la Universidad de Aveiro de Portugal, en declaraciones recogidas por Dive Magazine. "Luego, este conocimiento se transmite de forma horizontal, porque lo consideran como algo importante en sus vidas".

López Fernández también sospecha que la actitud se haya contagiado entre ellas como una "moda", lo que quiere decir que tarde o temprano dejará de producirse. Finalmente, llegaron a la conclusión de que la causa más probable sea un trauma vivido dentro de su comunidad. "Las orcas lo hacen a propósito, eso está seguro, no sabemos el origen ni la motivación, pero cada día estamos más convencidos que este comportamiento defensivo se debe a un trauma", recalca el experto, en declaraciones recogidas por Live Science. Todo debido a Gladys, quien al parecer sufrió un choque crítico con un barco, o bien quedó atrapada en una red de algún barco pesquero. "Esta orca traumatizada es la que inició este comportamiento agresivo contra el barco".

"Si nos tocan a una, nos tocan a todas"

A tenor de las publicaciones en redes sociales, que incluso llegan a considerar a Gladys como una heroína antifascista, sería como mínimo interesante dilucidar si algunas especies de animales son capaces de responder de forma organizada a afrentas individuales, lo que podríamos considerar al menos desde una postura imaginativa, como un acto político dentro del reino animal. En una reflexión individual, convendría dejar de colocarnos tanto en el centro del universo y pensar que somos la única especie animal que puede organizarse contra las injusticias solo porque disponemos de un lenguaje basado en unas capacidades racionales. "Si tocan a una, nos tocan a todas", debieron de pensar estas orcas; no así, de esta forma verbalizada, sino mediante una capacidad de comunicación que sobrepasa nuestro entendimiento.

Su nombre es Gladys y se ha convertido en todo un símbolo en redes sociales. Esta orca ha conseguido algo que hasta ahora era improbable o que todo el mundo pasaba por alto: los grandes cetáceos marinos no son meros espectadores de la acción humana en los mares y océanos, sino que saben defenderse con una inusitada capacidad de organización colectiva. Lo llamativo es especialmente esto último: no se trata de un ataque puntual por parte de un solo ejemplar aislado. Gladys, que ha recibido este nombre a propósito de los gladiadores romanos, ha conseguido convencer a un grupo de su misma especie para emprenderla contra los barcos y yates que surcan el Estrecho de Gibraltar.

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