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La pesadilla de unos españoles en un restaurante de Suiza: "Todo eran risas hasta que..."
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La pesadilla de unos españoles en un restaurante de Suiza: "Todo eran risas hasta que..."

Un grupo de 10 jóvenes estudiantes españoles decidieron disfrutar de un típico plato suizo en Ginebra, la ciudad que estaban visitando. La experiencia fue muy placentera, pero...

Foto: Todo son risas hasta que llega la cuenta: la pesadilla de un grupo de españoles en Suiza (iStock)
Todo son risas hasta que llega la cuenta: la pesadilla de un grupo de españoles en Suiza (iStock)

Habitualmente, cuando preparamos un viaje nuestras mayores preocupaciones suelen ser que quepa todo dentro de la maleta, el billete del medio de transporte en el que nos desplazaremos, el alojamiento donde dormiremos y el itinerario a seguir una vez llegamos a nuestro destino. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de algo fundamental: donde vamos a comer.

Además de abrirnos a otras culturas, cuando viajamos se nos abre una oportunidad de oro para conocer la gastronomía local con diferentes sabores, texturas, animales, picantes o especias. Por eso siempre es bueno buscar restaurantes que ofrezcan comida típica, pero sin ser para turistas, ya que es posible que el ágape guarde una desagradable sorpresa.

Foto: La fiesta se les va de las manos y pagan casi 15.000 euros en copas (Pixabay)

Eso es lo que le ha pasado a un grupo de 10 jóvenes estudiantes españoles que viajaron hasta Ginebra (Suiza) donde decidieron degustar un plato típico del país helvético, originario del cantón del Valais y con denominación de origen protegida: la raclette que se hace con un queso semiduro y extragraso, producido con leche cruda de vaca de las razas Eringer, Braunvieh, Simmentaler, Red-Holstein y Schwarzfleckvieh.

“¿Esto es la de todos o hay tres cuentas diferentes?” dijo Quero al ver el precio

Se trata de un curioso ritual culinario para disfrutar de este queso fundiéndolo al contacto con el calor. Aunque lo típico es que sea un cocinero el que raspe las porciones a medida que se funde el queso, lo cierto es que ahora se utilizan unos dispositivos eléctricos en los que se introducen pequeñas bandejas individuales para colocar el queso para que cada uno de los comensales se sirva a su gusto y sobre la marcha.

"No vengáis, no vengáis"

Pues bien, después de degustar una magnífica raclette, acompañada de varias botellas de vino tinto, llegó la hora de pedir la cuenta. Quero, uno de los comensales, publicó un vídeo en su cuenta de TikTok en donde se le puede ver disfrutando de la agradable comida. “Todo eran risas hasta que...”, reza uno de los rótulos antes de mostrar la cuenta, que ascendía, nada más y nada menos, que a 551 euros.

Recordamos que estábamos en Suiza con un sueldo griego, matadme”, decía el otro rótulo mientras una de sus amigas sostiene el ticket con la cuenta con los ojos como platos. “¿Esto es la de todos o hay tres cuentas diferentes?”, pregunta Quero en voz alta ante las risas del resto. El vídeo acaba con un “No vengáis, no vengáis”, aunque en un vídeo posterior aseguran que el sitio es “recomendadísimo”. Ya se sabe, antes de ir a un restaurante, mejor consultar los precios de la carta y así ahorrarse el susto.

Habitualmente, cuando preparamos un viaje nuestras mayores preocupaciones suelen ser que quepa todo dentro de la maleta, el billete del medio de transporte en el que nos desplazaremos, el alojamiento donde dormiremos y el itinerario a seguir una vez llegamos a nuestro destino. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de algo fundamental: donde vamos a comer.

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