“La tasa a los millonarios es la consagración de la envidia”
“Los ricos que se van al extranjero para pagar menos impuestos son unos parásitos”. Estas son las duras palabras que el excandidato francés del Frente de
“Los ricos que se van al extranjero para pagar menos impuestos son unos parásitos”. Estas son las duras palabras que el excandidato francés del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, dedicó el pasado domingo a la persona que ostenta la primera fortuna francesa, el propietario de Luis Vuitton, Bernard Arnault, después de que un diario belga filtrase que había iniciado los trámites para solicitar la nacionalidad de ese país.
Ayer lunes, el diario francés de izquierdas Libération volvía a hurgar sobre esta herida abierta entre la ciudadanía y las grandes fortunas, dedicando su portada a un Arnault que, con maleta en mano, lucía bajo el titular: “Lárgate, rico gilipollas”. Y es que el anuncio del presidente galo François Hollande de aumentar hasta el 75% la carga fiscal durante los dos próximos ejercicios a las personas con unas rentas superiores al millón de euros ha despertado los fantasmas de la lucha de clases. Los directivos y gerentes de grandes empresas ya forman parte del grupo social más repudiado por las clases trabajadoras, junto a políticos y banqueros.
Para el economista Pedro Schwartz, lo que late de fondo en este distanciamiento social es “la consagración de la envidia”. Además, no cree que las medidas de este tipo, “que serían perfectamente aplicables por el Gobierno actual”, vayan a calmar la ira y el desencanto de la ciudadanía por las diferencias económicas. “El problema es que no creo que subiendo las tasas la gente deje de estar enfadada con los de arriba. Si los sueldos no se corresponden con lo que producen es natural que la gente se exalte, como en el caso de los directivos de las cajas que han tenido que nacionalizar por perder dinero. En cambio, estas actitudes no están justificadas si se trata de los directivos de Inditex o Santander, por ejemplo, puesto que si hacen bien su trabajo y consiguen generar beneficios, incluso se les debería pagar más”.
Los empresarios como chivo expiatorio de la crisis
El propio Hollande reconoció el “simbolismo” de una medida que había anunciado en febrero durante la campaña electoral, pero que esperó hasta ahora para presentarla, coincidiendo con otro anuncio más impopular: un plan de recortes de 30.000 millones de euros, el más abultado de la historia del país. Schwartz advierte que el aumento de los tipos impositivos a los ricos “no resuelve nada, lo único que hace es distraernos del problema fundamental, es decir, de los gastos públicos”. Por otra parte, cree que el debate debería centrarse en dónde se recorta y qué o a quién se cobra por un determinado servicio. Para Juan Ignacio Gorospel, profesor de derecho financiero y tributario de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, esta medida tendrá “un efecto recaudatorio muy reducido porque se limita a un grupo muy pequeño de contribuyentes”.La medida responde más a razones políticas que económicas
La crisis económica ha generado una brecha entre la sociedad y la clase política, que también se está extendiendo a los directivos de las grandes empresas. Para la mayoría de analistas políticos esta medida tiene un cariz más populista que económico. El economista de la IE Busness School Joaquín Garralda, que también forma parte de la comisión ética del fondo Invercaixa, apunta que la “tasa a los ricos” se basa en razones políticas porque la recaudación será más bien insignificante”.
Los grandes empresarios se han convertido así en un chivo expiatorio porque, añade Garralda, “la sociedad no entiende cómo puede haber una diferencia de sueldos tan grande entre los trabajadores y los directivos”. Una fractura que, dice, se ha incrementado debido a las elevadas comisiones de las cúpulas bancarias. Asimismo, el economista llama la atención sobre la eficacia que han tenido los mensajes de movimientos sociales como el de los indignados en Europa o de Occupy Wall Street en Estados Unidos, al adoptar el lema de “somos el 99% contra el 1%”. En alusión a que la riqueza se concentra en tan sólo unas pocas manos.
Los futbolistas tampoco se salvan de la quema
La rapidez con la que el propietario de Luis Vuitton ha salido al paso de las acusaciones contra su persona insistiendo en explicarse y excusarse, es una muestra de este cambio de tendencia social. “Los ricos se están dando cuenta de que se están despegando de la sociedad y no quieren generar polémicas porque entienden que en un contexto como este, en el que mucha gente lo está pasando mal, no es momento para ostentaciones”, explica Garralda. A pesar de ello, y de que hay muchos empresarios filántropos, añade el economista, los políticos se han dado cuenta de esta falta de feeling y han comenzado a soltar amarras con los dueños de grandes fortunas, al menos públicamente”.Los multimillonarios han pasado a convertirse en uno de los grupos sociales más repudiados
La conocida como “tasa de los ricos” ha provocado las iras de algunos multimillonarios y el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Fréderic Thiriez, advirtió que esta medida supondrá la desaparición del deporte rey en Francia porque “los jugadores se marcharán a otro país súbitamente”. Sin embargo, ni siquiera los futbolistas se han salvado de esta persecución. Sólo hay que ver la polvorera de críticas levantadas tras las declaraciones del jugador Cristiano Ronaldo, insinuando que tenía una oferta anónima más suculenta que en el Real Madrid. Muchos lo interpretaron como una falta de respeto al considerar que estaba suficientemente bien pagado.
“Los ricos que se van al extranjero para pagar menos impuestos son unos parásitos”. Estas son las duras palabras que el excandidato francés del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, dedicó el pasado domingo a la persona que ostenta la primera fortuna francesa, el propietario de Luis Vuitton, Bernard Arnault, después de que un diario belga filtrase que había iniciado los trámites para solicitar la nacionalidad de ese país.