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Bee Gees: sus diez mejores canciones
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LA ETAPA BRITÁNICA, LA MÁS BRIILANTE DE SU CARRERA

Bee Gees: sus diez mejores canciones

Originarios de la Isla de Man, los hermanos Gibb se mudaron con su familia a Australia a principios de los sesenta en busca de mejores oportunidades

Foto: Bee Gees: sus diez mejores canciones
Bee Gees: sus diez mejores canciones

Originarios de la Isla de Man, los hermanos Gibb se mudaron con su familia a Australia a principios de los sesenta en busca de mejores oportunidades laborales. Allí inician su carrera musical siendo muy jóvenes, apenas niños, y editan material de cierto interés. No obstante, es a su regreso a Inglaterra en 1967 cuando arranca lo históricamente relevante, con sus Lps publicados internacionalmente. Una secuencia de discos prodigiosos, sobre todo los tres primeros, cuya importancia se ha visto tradicionalmente ninguneada por influjo de sus mega hits de la época disco y en torno al fenómeno Stayin’ Alive. Ahora que el pobre Robin pelea por salvar su vida, vamos a repasar –con ánimo reivindicador- algunas canciones de ese periodo británico. Aficionados al pop clásico trufado de ligera psicodelia, atentos por favor. Absténganse, quede claro, los alérgicos al falsete.

1.- Turn of the Century

La canción que abre su Bee Gees’ 1st –paradójicamente el tercero de su discografía- y un ejemplo excelente para resumir esta etapa de su trayectoria. Pop elegante, armonías vocales que deslumbran y arreglos orquestales como para parar un tren. Los primeros cuarenta y cinco segundos del tema bastarán para atraer la atención de aquellos que no estén familiarizados con las andanzas de unos juveniles hermanos Gibb.

2.- Red Chair, Fade Away

Obra maestra del pop psicodélico, comparable a cualquier esencial de la psicodelia británica. Desde luego el tema más solvente con que cuentan Bee Gees para postularse al canon popsike. Se disfruta aún más si se escucha admirando la portada que para el 1st firmó Klaus Voorman.

3.- In My Own Time

Un tema pegadizo de los que se adhieren al subconsciente, y en el que lucen mucho la guitarra de Vince Melouney y la batería de Colin Petersen. Efectivamente, y es un dato que suele obviarse, los Bee Gees eran entonces un quinteto. En mi opinión estamos ante una canción que hubiera entrado sin problema en el repertorio de The Beatles, época Rubber Soul / Revolver.

4.- I Close My Eyes

Un inicio de puro beat que remite a los Hollies de Graham Nash da paso a una exhibición de pop barroco protagonizada por las voces solistas de Robin y Barry. Un tema de extraña, a la vez que amable, construcción. El arreglo, como todos los que firmaron para ellos en este periodo Bill Sheperd y Phil Dennis, es digno de exposición.

5.- To Love Somebody

Fue el segundo sencillo extraído de su primer Lp “inglés”. La leyenda, confirmada y desmentida a partes iguales, dice que la canción se compuso originalmente para Otis Redding, en un momento en que eran muchas las solicitudes que el grupo recibía para componer material destinado a otros artistas. Desafortunadamente, la muerte de Otis impidió que llegara a grabarla, pero no es complicado imaginarla en la voz del gigante del soul. Y anticipar la piel de gallina.

6.- The Earnest of Being George

Un tema sorprendente, duro, con una guitarra pesada que –sin perder de vista a The Beatles- roza el rock de Jimi Hendrix. Pertenece a su disco Horizontal, una delicia de principio a fin.

7.- Harry Braff

También presente en Horizontal, el tema no sólo destaca por su estructura y ejecución pop magistral, sino porque su tono luminoso y desenfadado brilla dentro de un disco de aire más recogido y en cierta manera oscuro, sobre todo si se compara con el anterior. Quizá de nuevo un poco presos de cierta influencia beatle, probablemente haya que convenir que era muy difícil abstraerse a ella en aquel momento.

8.- I’ve Gotta Get A Message To You

La canción que me descubrió todo este mundo de los Bee Gees del principio, y una favorita personal desde entonces. Curiosamente se publicó en Reino Unido como single pero no aparecía en la versión británica del álbum Idea. Sí fue incluida en la versión americana del álbum, que además se editó con una portada diferente.

9.- Such a Shame

Precisamente la canción que sustituía a I’ve Got a Message to You en la versión británica de Idea, es el único tema de su repertorio no compuesto ni interpretado por un Gibb. Vince Melouney es el que merece los honores.

10.- Lamplight

Una joyita escondida dentro de Odessa, un álbum no tan perfecto como los tres previos y que anticipaba algunos de los excesos en que incurrirían en los años posteriores, pero en cualquier caso digno de ser atesorado. Canción muy apreciada por Robin, para la que, según hemos sabido por un reciente artículo publicado por la revista Shindig, siempre deseó mejor suerte. Apareció originalmente como cara b del sencillo First of May.

*Eduardo Ranedo es asesor fiscal y crítico de rock and roll. Colabora habitualmente en Radio Euskadi y en la revista Ruta 66.

Originarios de la Isla de Man, los hermanos Gibb se mudaron con su familia a Australia a principios de los sesenta en busca de mejores oportunidades laborales. Allí inician su carrera musical siendo muy jóvenes, apenas niños, y editan material de cierto interés. No obstante, es a su regreso a Inglaterra en 1967 cuando arranca lo históricamente relevante, con sus Lps publicados internacionalmente. Una secuencia de discos prodigiosos, sobre todo los tres primeros, cuya importancia se ha visto tradicionalmente ninguneada por influjo de sus mega hits de la época disco y en torno al fenómeno Stayin’ Alive. Ahora que el pobre Robin pelea por salvar su vida, vamos a repasar –con ánimo reivindicador- algunas canciones de ese periodo británico. Aficionados al pop clásico trufado de ligera psicodelia, atentos por favor. Absténganse, quede claro, los alérgicos al falsete.