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¿Le han hecho los medios un favor al asesino de Toulouse?
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LOS PELIGROS DEL 'EFECTO LLAMADA'

¿Le han hecho los medios un favor al asesino de Toulouse?

“Nos hemos convertido en una sociedad del morbo y cuanto mayor es la insatisfacción, mayor es el morbo para compensarla”. Así explica Jaume Almenara, profesor de psicología

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¿Le han hecho los medios un favor al asesino de Toulouse?

“Nos hemos convertido en una sociedad del morbo y cuanto mayor es la insatisfacción, mayor es el morbo para compensarla”. Así explica Jaume Almenara, profesor de psicología social de la Universidad de Barcelona, el tratamiento que se ha dado al caso del asesino de Toulouse. Según él, los periódicos buscan ser atractivos y por ello necesitan el morbo. 

Debido a los avances tecnológicos, la cobertura que realizan los medios de este tipo de sucesos es cada vez más amplia y el terror se expande de una manera incontrolable. Los rumores, más o menos infundados, se suceden sin que los medios tomen las medidas de precaución necesarias. Cabe preguntarse si es lógico que se publique abiertamente que el asesino era neonazi cuando no se sabía con certeza. Tampoco parece muy recomendable entrevistar a expertos que dicen con total contundencia que “el asesino volverá a matar”, una afirmación que se dio por cierta desde el primer momento y que sumió a los ciudadanos de Touluse en un clima insoportable de terror y paranoia colectiva.

El debate no es nuevo. En los últimos años hemos vivido situaciones similares. Dejando de lado las posibles motivaciones políticas de unos y otros criminales, el asesinato masivo de Noruega o la masacre de Virgina Tech tienen bastante que ver con los sucesos de Toulouse: se trata de asesinatos a sangre fría, premeditados y cuyos responsables buscan la notoriedad por encima de todo. Y la consiguen.

La violencia provoca violencia

La gente especialmente sensible puede estimularse con las informaciones sobre sucesos violentosLa psicología social ha estudiado ampliamente la influencia que ejercen los medios sobre las personas. En torno a los sucesos violentos puede aparecer un “efecto llamada”. Las personas propensas a cometer algún crimen violento se activan al ver a otros actuar de esa forma. En el caso concreto del asesino de Toulouse, si se confirman sus vínculos con Al-Qaeda, podría haber un efecto llamada de doble sentido, pues su muerte a manos de la policía francesa puede ser visto como una afrenta por los islamistas más radicales. Es al menos lo que piensa Juan Carlos Estarellas, analista del Grupo Atenea experto en yihadismo, que tiene claro que su muerte, retrasmitida casi en directo, “puede ser el detonante de más violencia”. En su opinión, lo que buscan los yihadistas desde el punto de vista informativo es “el bombo y platillo”, de cara a herir la sensibilidad de los musulmanes.

Almenara cree que la gente especialmente sensible puede estimularse con las informaciones sobre sucesos violentos y pasar a la acción negativa. Por ello hace un llamamiento a suavizar la información violenta: “No hay que pensar en la gente normal, hay que pensar en la gente alterada que ve este tipo de cosas, se enciende, y se le cruzan los cables”.

Najib Abu-Warda, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociación de Periodistas y Escritores Árabes en España, es de la opinión contraria: “Los medios deben saber que la gente bien informada es mejor que la gente ignorante”. En su opinión el “efecto llamada” no puede ser un argumento para limitar la información. “Si los medios quieren seguir cumpliendo su papel deben analizar la información”, explica el profesor. En caso contrario, la ciudadanía buscará la información en otro sitio.

Una llamada a la sensatez de los medios

El debate sobre la cobertura mediática de los actos violentos en los medios siempre gira en torno a los mismos temas: ¿hasta dónde debe llegar la información que se da sobre este tipo de sucesos? ¿Dónde acaba el relato y empieza la opinión interesada?

Almenara explica que es muy difícil establecer la “línea tremendamente fina” que separa la información necesaria de la perjudicial y cree que la cobertura de los sucesos violentos debe limitarse a lo estrictamente necesario, relatar el hecho, y en ningún caso darle “folclore” a las noticias: “La información en estos casos delicados debe estar desprovista de cualquier detalle que no sea necesario”.

Ocultar la información sólo sirve para que la gente busque los contenidos en otros mediosEl problema reside en encontrar que información es estrictamente necesaria, máxime en una época en la que Internet puede amplificar cualquier tipo de dato, u opinión, por interesada o incierta que sea. El profesor Abu-Warda no comparte la idea de que los medios deban siempre restringir los contenidos ofrecidos: “Ante situaciones de desconocimiento es mucho mejor limitarse a trasmitir los hechos, pero es bueno completar la información y analizarla a fondo, pues el conocimiento profundo de una información nos hace actuar del modo óptimo”. En su opinión, ocultar la información, o limitarse a trasmitirla de un modo aséptico, sólo sirve para que la gente busque los contenidos en otros medios, algo patente desde la generalización de Internet. 

La clave, según Abu-Warda, reside en la honestidad informativa de los medios, que no siempre está presente. El profesor reconoce que “es muy difícil ser objetivo ante determinados asuntos”, pero hay una importante diferencia entre tener una determinada línea editorial y manipular la información en un sentido u otro. “Los periodistas deben informarse bien y deben conocer las dimensiones de lo que están contando. La falta de conocimiento es también deshonestidad informativa”, explica Abu-Warda. En este sentido, el profesor incide en que no basta con buscar expertos, pues “hay demasiados expertos que muestran un nulo conocimiento sobre lo que están diciendo”.

“Nos hemos convertido en una sociedad del morbo y cuanto mayor es la insatisfacción, mayor es el morbo para compensarla”. Así explica Jaume Almenara, profesor de psicología social de la Universidad de Barcelona, el tratamiento que se ha dado al caso del asesino de Toulouse. Según él, los periódicos buscan ser atractivos y por ello necesitan el morbo.