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En EEUU, pocas universidades y caras; en España, muchas y nada productivas
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NUESTROS CENTROS NO TIENEN BUENA REPUTACIÓN

En EEUU, pocas universidades y caras; en España, muchas y nada productivas

Una vez más, las universidades españolas se quedan fuera de los primeros puestos a la hora de establecer cuáles son los mejores centros de educación superior.

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En EEUU, pocas universidades y caras; en España, muchas y nada productivas

Una vez más, las universidades españolas se quedan fuera de los primeros puestos a la hora de establecer cuáles son los mejores centros de educación superior. Sólo dos, la Universidad de Barcelona, en el puesto 142 y séptima en productividad en España; y la Pompeu Fabra, en el 155 y la más productiva de nuestro país, aparecen entre las 500 mejores universidades, según el ranking sobre producción investigadora elaborado por investigadores de la Universidad de Granada y publicado en la revista Psicothema.

El informe mide por una parte la producción, como la cantidad total de publicaciones anuales, y por otra la productividad, como número de artículos elaborados por cada investigador.

Raúl Quevedo-Blasco, investigador de la Universidad de Granada y coautor del trabajo, destaca la falta de visibilidad y competitividad de los centros españoles respecto a las de otros países. “Aún no se han consolidado las estructuras científicas, ni se han mejorado sustancialmente todos los mecanismos de transferencia, sobre todo desde la aparición, en 2009, de los nuevos Campus de Excelencia Internacional, que dan la oportunidad de ser más competitivos y de atraer a las universidades españolas a alumnos, profesores e investigadores de otras partes del mundo”, explica a El Confidencial.

Quevedo-Blasco señala que “en cierta medida” se puede achacar la situación a la falta de colaboración entre los centros y la empresa privada. Considera que “se requiere” dicha cooperación y alude a que “no se trata sólo de que la universidad mejoraría al tener más recursos de las empresas privadas, sino que éstas también podrían nutrirse de los profesionales universitarios, sobre todo en las etapas de formación”.

El investigador asegura que no se puede generalizar la situación sobre todas las universidades, ya que “cada una de ellas tiene sus puntos fuertes y débiles”. Además, alude a la importancia de la financiación que reciben y, por tanto, de la eficiencia a la hora de aprovechar los recursos. “Es fundamental que la relación entre producción y financiación sea elevada, con el fin de tener universidades eficientes tanto en el ámbito nacional como internacional, que ofrezcan resultados competitivos de calidad”, dice.

Comenta el autor del estudio que para medir la calidad de los centros hay que analizar “todos los agentes implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje: la labor de profesores, investigadores, alumnos y personal de administración y servicios”. Cree que “el proceso comienza en la elección de un buen profesorado y continúa con fomentar la producción que, por diferentes cuestiones, no produce nada o muy poco. No hay que olvidar que dentro de las funciones de un profesor de universidad se encuentra la investigación, que para estar a nivel internacional, debe ser de calidad”.

Problemas de las universidades españolas

Las escuelas de negocios trabajan a altos niveles para poder obtener reconocimiento

El investigador establece varias diferencias respecto a las universidades norteamericanas, que lideran la clasificación. “En el caso de las universidades españolas, se pretende alcanzar una red de universidades públicas que cubra una demanda amplia y a un precio muy bajo. Mientras, en universidades americanas se pretende alcanzar la excelencia, lo que se logra, entre otras cosas con la selección de muy pocos estudiantes. Es muy difícil cubrir la cantidad de estudiantes de las universidades españolas y lograr una investigación que pueda compararse con las primeras del mundo con los ingresos actuales”, comenta.

Otro aspecto destacable es el uso del español en las investigaciones como problema a la hora de internacionalizarse. “Este es un aspecto algo limitante, ya que la difusión científica debe desarrollarse tanto a nivel nacional, como internacional. En este sentido un porcentaje muy elevado de revistas científicas exigen que los artículos sean publicados en ingles y son más leídos en todo el mundo si se publica en dicho idioma. Por ello, hoy en día en la aplicación y difusión de la ciencia es necesario el dominio del inglés; si bien el español es un idioma muy utilizado en los países hispanoamericanos y su uso va mejorando poco a poco, el inglés es imprescindible para la difusión del conocimiento científico”, afirma.

A pesar de los malos resultados de las universidades, las escuelas de negocios españolas sí lideran rankings internacionales. A juicio de Raúl Quevedo-Blasco, “esta cuestión se puede deber a que los requisitos de calidad exigidos por las diversas organizaciones internacionales o nacionales que acreditan a  las escuelas de negocios sean más exigentes y estrictos en comparación a las universidades, debido a la alta competitividad de dichas escuelas en ámbito internacional. En este sentido, las entidades que dan las acreditaciones más reconocidas del mundo son de carácter internacional y por ello, las escuelas trabajan a altos niveles para poder obtener dichos reconocimientos”.

Cómo mejorar la situación

Por todo ello, el coautor del estudio, recomienda mejorar “desde los criterios de selección del profesorado, aumentando los requisitos, hasta los criterios de evaluación tanto a la hora de acceder, como de conceder distintas acreditaciones. Además, es primordial reducir la endogamia de la mayoría de universidades”.

Sería importante la inclusión de asignaturas de inglés aplicadas en cada titulación

Algunas voces han abogado por la fusión de universidades, de forma que se creen centros más fuertes y competitivos. Sin embargo, Quevedo-Blasco es contrario a la idea. “No creo que sea una cuestión de fusionar, sino de que cada universidad tenga más producción de calidad y pueda competir con investigaciones internacionales de las diferentes universidades del mundo”, explica.

Pone como ejemplo que “la productividad científica sea realizada por un bajo porcentaje de investigadores. Más de la mitad de los profesores funcionarios doctores no dirigen tesis doctorales, más de diez mil profesores titulares de universidad no tienen ni un solo tramo de investigación y más de dos mil catedráticos no tienen dos tramos de investigación”.

La internacionalización es otro asunto primordial. Para llegar a ella, el profesor de la Universidad de Granda destaca que “sería importante la inclusión de asignaturas de inglés aplicadas en cada titulación y fomentar la movilidad de estudiantes y profesores, tanto a nivel europeo, como internacional”.

También aconseja “la implementación de las escuelas doctorales, lo que favorecerá la movilidad y el intercambio de alumnos y profesores, además de la coordinación más efectiva de investigación entre centros, lo que favorecerá las interrelaciones entre centros españoles e internacionales. En este sentido, como se ha comentado anteriormente, es importante atraer a las universidades españolas alumnos, profesores e investigadores de otras partes del mundo”, señala.

Una vez más, las universidades españolas se quedan fuera de los primeros puestos a la hora de establecer cuáles son los mejores centros de educación superior. Sólo dos, la Universidad de Barcelona, en el puesto 142 y séptima en productividad en España; y la Pompeu Fabra, en el 155 y la más productiva de nuestro país, aparecen entre las 500 mejores universidades, según el ranking sobre producción investigadora elaborado por investigadores de la Universidad de Granada y publicado en la revista Psicothema.

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