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“Unos reclaman la factura en la sombra y hay quien recuerda los años que lleva pagando la Seguridad Social”
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“Unos reclaman la factura en la sombra y hay quien recuerda los años que lleva pagando la Seguridad Social”

Una radiografía, una consulta por urgencias o una simple receta de su médico de cabecera cuesta dinero. Por eso Leire Pajín, ministra de Sanidad, quiere extender

Foto: “Unos reclaman la factura en la sombra y hay quien recuerda los años que lleva pagando la Seguridad Social”
“Unos reclaman la factura en la sombra y hay quien recuerda los años que lleva pagando la Seguridad Social”

Una radiografía, una consulta por urgencias o una simple receta de su médico de cabecera cuesta dinero. Por eso Leire Pajín, ministra de Sanidad, quiere extender a todo el territorio español la ‘factura en la sombra’ sanitaria: entregar al paciente un recibo con el coste de su paso por el hospital. El objetivo es concienciarlos de lo que cuesta mantener el sistema sanitario público. Por citar algunos datos que maneja la Junta de Andalucía, un parto sin complicaciones asciende a 1.600 euros; una cesárea sin problemas cuesta 3.000; una resonancia supone 100 euros. atender a un paciente con angina de pecho sube a 2.600 euros y un trasplante conjunto de páncreas y riñón, 60.000.

 

La factura, que los pacientes no tienen que pagar, sólo se ofrece hasta ahora en el Hospital Costa del Sol, en Marbella (Málaga). En 30 días se han ofrecido facturas que, juntas, suman 550.000 euros. Ana Belén Moya, responsable de la Unidad de Enfermería de Pruebas Funcionales del Hospital Costa del Sol, en Marbella (Málaga), cuenta a El Confidencial que la iniciativa, pionera en la sanidad andaluza, se ha desarrollado tan satisfactoriamente que los pacientes demandan la factura para procesos que aún no se expide. "Unos reclaman la factura, otros ni la abren y hay quien recuerda los años que lleva pagando la Seguridad Social". Pero el balance general es positivo.

 

Ahora sólo la reciben los pacientes de intervenciones quirúrgicas de hernias, vesícula y cataratas realizadas a través de cirugía mayor ambulatoria, que suponen el 33% del total de las que se realizan en Andalucía por este procedimiento, y a aquellos que han sido sometidos  apruebas diagnósticas digestivas y cardiológicas. “Próximamente se ampliará la comunicación a otras intervenciones”.

 

Aunque los profesionales del centro se esfuerzan en explicar a los pacientes en qué consiste la factura, la mayoría de ellos ya saben de antemano que va a recibirla. El coste de las intervenciones que se detalla en las mencionadas facturas ha oscilado entre los 16,23 euros de un electrocardiograma y los 1.470 de una operación de vesícula. Durante el primer mes de aplicación de la factura informativa, “se está cumpliendo el objetivo de que fuese un ejercicio de transparencia, ya que permite conocer el destino de los impuestos, al tiempo que los ciudadanos están aprendiendo a valorar este servicio público”.

 

El cálculo se realiza atendiendo a variables que van desde los costes directamente imputables a los procedimientos sanitarios, como los de personal o material fungible, a los indirectos, como los relativos a limpieza, seguridad, administración, cocina o pruebas diagnósticas complementarias.

 

Evitar visitas innecesarias al médico

 

El Ministerio de Sanidad debe concretar ahora en qué hospitales más se aplicará; qué tipo de operaciones o pruebas médicas se añadirán o si la factura reunirá los precios medios de los centros sanitarios españoles o en particular el de cada hospital. El objetivo final es evitarlas visitas y consultas innecesarias a los centros hospitalarios desde que las cuentas no cuadran en el sistema sanitario público. Los datos no mienten: en España se acude al médico un 40% más que la media de la UE; entre un 30 y un 80% de visitas de urgencias podrían evitarse y el gasto farmacéutico per cápita es un 40% superior que en Bélgica, Dinamarca o Reino Unido.

 

Todos los agentes (pacientes, profesionales y gestores) son necesarios para revertir el déficit público que ahoga al Estado. Cuando el precio de un servicio es cero, la demanda es cada vez mayor. Y ahí es donde hay que rectificar.

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