Glaxo, en tela de juicio por la denuncia de los daños que un antiepiléptico provoca en bebés

La FDA (U.S. Food and Drug Administration) ha puesto en el punto de mira al medicamento Lamictal, un anticonvulsionante y antiepiléptico de GlaxoSmithKline, por causar daños en el paladar de los bebés expuestos al mismo durante los primeros tres meses de gestación, según recogía ayer The Wall Street Journal. Concretamente, se han registrado un “ratio elevado” de fisuras orales en el paladar o en el labio (labio leporino) en recién nacidos cuyas madres estaban sometidas a este tratamiento.

El laboratorio aún no ha emitido comunicado oficial, pero su portavoz británico declaró a la citada publicación que se ha informado voluntariamente a los médicos de los posibles efectos negativos en los niños. Alertas que también tuvieron su eco en España a la espera de nuevos estudios. No obstante, el fármaco está indicado tanto para la epilepsia como para los trastornos bipolares, por ello, dada la naturaleza de estas dolencias, el órgano regulador norteamericano advierte a las mujeres embarazadas, o que creen estarlo, que se encuentren bajo tratamiento de Lamictal que no lo abandonen sin consultar a su médico.

Las advertencias de la FDA siempre suelen ser informaciones sensibles para las empresas afectadas. En este caso, hay que tener en cuenta que el gigante farmacéutico británico facturó 1.590 millones de euros en ventas de Lamictal (lamotrigina) en todo el mundo tan sólo en 2005.

A la caza de Cervarix

En otro orden de cosas, Glaxo SmithKline anunció la inversión de más de 500 millones de euros en la expansión de capacidad productiva de una planta en Francia para poder satisfacer la demanda de sus famosas vacunas que previenen el cáncer de cuello de útero, Cervarix. “El negocio de las vacunas de Glaxo está disfrutando un explosivo crecimiento”, dijo Jean Stephenne, jefe de la división de vacunas de la compañía a la agencia Reuters.

El pasado año, el mercado mundial de vacunas creció un 15%, unos 10.900 millones de dólares. Se calcula que las nuevas instalaciones del grupo en St Amand-Les-Eaux, al norte de Francia, debieran estar operativas en 2011 y se espera que aumenten entre un 50% y un 60% la capacidad global de Glaxo en este negocio.