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El duro trabajo de analizador de 'apps': "Podemos pasarnos el día viendo fotos de genitales"
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DECLARACIONES DE UN EXEMPLEADO DE APPLE

El duro trabajo de analizador de 'apps': "Podemos pasarnos el día viendo fotos de genitales"

"There’s an app for that" es posiblemente una de las frases de moda del momento. Con la expansión de los móviles inteligentes, el crecimiento de las

Foto: El duro trabajo de analizador de 'apps': "Podemos pasarnos el día viendo fotos de genitales"
El duro trabajo de analizador de 'apps': "Podemos pasarnos el día viendo fotos de genitales"

"There’s an app for that" es posiblemente una de las frases de moda del momento. Con la expansión de los móviles inteligentes, el crecimiento de las aplicaciones parece no conocer freno. Las hay de todo tipo y color, y atendiendo a diferentes necesidades. De hecho, el éxito de una plataforma hoy en día se mide básicamente en el número de aplicaciones disponibles (aunque también en la rentabilidad que obtienen los desarrolladores con ellas). Sin embargo, esta eclosión de 'apps' paga un precio: las plataformas se esfuerzan por filtrar las "aplicaciones basura" que a la postre corren el riesgo de arruinar el prestigio de toda una marca.

 Apple es bien conocida por la dureza de sus condiciones a la hora de aprobar las aplicaciones, y por primera vez un exempleado de la casa se ha sincerado en una entrevista afirmando que el trabajo de filtrado es mucho más duro de lo que puede imaginarse. Como anticipo, una frase: "podemos pasarnos el día viendo fotos de genitales".

El relato lo recoge Business Insider, que ha entrevistado a Mike Lee, un exempleado de la firma de la manzana que dedicaba su tiempo al proceloso trámite de analizar las miles de aplicaciones que llegaban a la sede de Cupertino. Básicamente, el proceso es el siguiente: los miles de desarrolladores repartidos por todo el mundo, envían sus aplicaciones a Apple para que ahí pasen por el filtro de la censura que determina si la 'app' recibe el visto bueno o no. En este filtro se contemplan muchos aspectos, dejando fuera evidentemente todo material pornográfico o que pueda resultar ofensivo para el usuario. En este sentido, recordarán las célebres palabras del difunto Steve Jobs: "Si quieres pornovete a Android".

Y el asunto de la pornografía no es casual. Lee reconoce amargamente que dedican buena parte de su tiempo a filtrar aplicaciones "con fotos de penes" y la cuestión es delicada porque no debe haber margen de error: imaginen la que se armaría si una de esas aplicaciones superara por error dicho trámite y llegara a los usuarios. Para evitar esto, los analizadores de aplicaciones se ponen siempre en lo peor y elevan los filtros asumiendo otro riesgo colateral: el exceso de rigor. "Lo que sucede es que de esta manera, en muchas ocasiones se bloquean por accidente 'apps' que contienen fotos de pepinos" Y claro, todo ello bajo la presión del tiempo, que juega siempre en contra de los desarrolladores y por extensión, de Apple.

Uno podría pensar que a esta titánica tarea, los californianos han dedicado un ejército de empleados o bien subcontratado la labor a algún país asiático. Craso error. Ya saben que las cosas en la firma de Tim Cook funcionan siempre de otra manera: Apple emplea para esta función a un número bastante reducido de empleados de la casa, y no cualesquiera, sino primeros espadas en lo suyo. Excelencia ante todo. Los creadores del iPhone quieren que sus usuarios cuenten con un catálogo de aplicaciones de calidad, lo que a la postre, puede suponer un elemento diferencial que aporte una ventaja comparativa entre una plataforma y otra. Aunque para ello, eso sí, los selectos ‘censores’se dejen la piel en el esfuerzo.

"There’s an app for that" es posiblemente una de las frases de moda del momento. Con la expansión de los móviles inteligentes, el crecimiento de las aplicaciones parece no conocer freno. Las hay de todo tipo y color, y atendiendo a diferentes necesidades. De hecho, el éxito de una plataforma hoy en día se mide básicamente en el número de aplicaciones disponibles (aunque también en la rentabilidad que obtienen los desarrolladores con ellas). Sin embargo, esta eclosión de 'apps' paga un precio: las plataformas se esfuerzan por filtrar las "aplicaciones basura" que a la postre corren el riesgo de arruinar el prestigio de toda una marca.