Artur Mas exige “soberanía fiscal” para que “Cataluña sea más libre”

“La transición nacional que la sociedad catalana está llevando a cabo tiene un primer objetivo ampliamente aglutinador y compartido: el pacto fiscal (...) el pacto fiscal es el ejemplo más evidente y socialmente más transversal de esta transición nacional. Cataluña tiene la suficiente energía como para vivir mejor de lo que vive. Producimos suficientes recursos y suficiente riqueza para vivir mejor de lo que vivimos. No hay batalla más urgente ni reto más importante que la soberanía fiscal de nuestro país”. Así de contundente se mostró esta tarde/noche el presidente catalán, Artur Mas, en su discurso institucional para conmemorar el 11 de septiembre, la Diada Nacional de Cataluña.

En un difícil ejercicio de equilibrio ideológico, Mas señaló que “la soberanía fiscal es al mismo tiempo un acto de afirmación nacional y un acto de afirmación social”. Tras glosar que vivimos la peor época de tensiones sociales y crisis económica de las últimas tres décadas, señaló que “cuando la losa que tenemos encima pesa tanto, podemos caer en el fatalismo o en la desesperanza. Es humano, pero no nos conviene. Es preciso luchar firmemente y sin tregua contra cualquier sentimiento de desánimo o desfallecimiento que se pueda instalar en nuestra sociedad”.

Pero llamó la atención sobre el futuro próximo. ”Nunca como en estos momentos Cataluña había estado tan cerca en su aspiración y en su anhelo de plenitud nacional. Cada día que pasa, más y más catalanas y catalanes se incorporan al sentimiento y al concepto que es a nosotros, a los 7 millones y medio de personas que configuran la Cataluña de hoy, a quien nos corresponde decidir libremente nuestro futuro como pueblo y como nación”.

Calculada ambigüedad

En una alocución de calculada ambigüedad, el presidente catalán no lanzó la piedra más allá del pacto fiscal. Para un independentista, su discurso no deja de ser un coitus interruptus, especialmente porque el lema de la gran manifestación de mañana es Cataluña, nuevo Estado de Europa. Y el presidente de la Generalitat ni apostó claramente por la independencia ni dio apoyo explícito al lema de la marcha de mañana, a pesar de que ya tiene en su agenda oficial cita concertada con los promotores de la misma para este mes.

Pero Artur Mas no cayó en la trampa de los radicales. ”La falsa contraposición entre las aspiraciones nacionales de Cataluña y el bienestar de sus ciudadanos ha quedado en evidencia. No aspiramos a más en unas cosas y a menos en otras: aspiramos a más y basta, porque queremos ser una sociedad europea como cualquier otra. La plenitud nacional de Cataluña y el bienestar de la cohesión de sus ciudadanos no son elementos contradictorios, sino todo lo contrario”. Exactamente como su discurso: ni a favor ni en contra de la independencia, sino todo lo contrario.

Una asistencia anímica

Y eso que, reiteró, tal y como había dicho el pasado jueves, que estará anímicamente con los manifestantes. “Mañana, muchos compatriotas os manifestaréis en Barcelona. Mi corazón estará con vosotros. Mi espíritu y mi compromiso, también. A mí, como President de Cataluña, me corresponde un rol más institucional, sumando afinidades, aglutinando voluntades, preservando siempre que se pueda la unidad del pueblo catalán. Incluso, aunque sea en silencio, sabed que vuestro clamor es el mío, que vuestra voz es la mía, que vuestros anhelos son los míos. Porque, en definitiva, sean voces por el pacto fiscal, por el Estado propio, por el respeto que merecemos como nación pacífica y democrática que somos, o por nuestra dignidad, son todas voces que se alzan en la misma dirección: ¡Más justicia y más libertad para Cataluña!”.

Se trata, en definitiva, de un discurso dirigido, en buena parte, al Gobierno de Mariano Rajoy. Da las explicaciones justas y pertinentes del porqué del pacto fiscal y no va más allá. Es un mensaje en clave, porque incluso el mismo Mas ignora el apoyo que tendrá la marcha de mañana y prefiere no apretar demasiado el acelerador por si falla lo principal: la calle. El Gobierno ha intentado movilizar por todos los medios a los catalanes parea que acudan a la manifestación. Se han hecho llamamientos en todos los actos públicos y todos los altos cargos del Gobierno han repetido las mismas consignas: hay que asistir a la marcha. Dependiendo de la respuesta popular, el presidente catalán modulará su discurso futuro y continuará añadiendo (o no) peldaños a la escalera de la transición nacional que ha comenzado a construir.