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Piden cuatro años de cárcel a un grupo de okupas por rehabitar un pueblo abandonado
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EL MUNICIPIO ESTÁ DESHABITADO DESDE 1968

Piden cuatro años de cárcel a un grupo de okupas por rehabitar un pueblo abandonado

La Junta de Castilla-La Mancha pide prisión y 30.000 euros a seis personas que en 2013 se instalaron ilegalmente en Fraguas (Guadalajara), lo que ha originado un acalorado debate

Foto: Imagen de la casa principal reconstruida en Fraguas. (Colectivo Fraguas)
Imagen de la casa principal reconstruida en Fraguas. (Colectivo Fraguas)

Si atendemos a las estadísticas, Fraguas es el pueblo milagro de la España vacía. Se encuentra en mitad de la Sierra Norte de Guadalajara, uno de los puntos más deshabitados de España, pero su población se ha multiplicado por 10 en los últimos cuatro años y su media de edad roza, si es que llega, los 30 años. Allí se produce cerveza artesanal, proliferan las huertas, se construyen casas al estilo tradicional y los vecinos se abastecen de energía solar. Un hermoso ejemplo para el resto de pueblos al borde de la extinción si no fuera por un pequeño detalle: Fraguas es, en realidad, un pueblo muerto hace casi 50 años, y sus pobladores son okupas que en 2013 decidieron desarrollar allí su proyecto comunitario. Ahora, se enfrentan a una pena acumulada de 24 años de prisión (cuatro años para los seis imputados) y 30.000 euros entre sanciones y gastos relacionados.

En la Sierra Norte de Guadalajara hay un debate acalorado desde hace días: partidarios de alentar cualquier proyecto que reviva el mundo rural contra defensores de los títulos de propiedad. Los mismos okupas y colectivos afines han iniciado una campaña solidaria en redes sociales que ya ha cristalizado en Change.org, donde más de 5.400 personas solicitan a la Junta de Castilla-La Mancha que retire la denuncia contra los 'repobladores' de esta aldea abandonada, bajo el argumento de que su expulsión lo único que consigue es ahogar más si cabe la España rural.

Incluso antiguos vecinos del municipio, oficialmente desaparecido en 1968, apoyan públicamente a los okupas. No entienden por qué el Gobierno autonómico persigue a unas personas que están logrando devolver la vida a un pueblo derruido en mitad de un espeso pinar, cuyas tierras no son de ningún propietario privado sino monte de titularidad pública. De hecho, los okupas de Fraguas nunca se han escondido, y en estos años han mostrado con orgullo sus avances a los lugareños y turistas que se acercaban por allí. Si la denuncia en su contra prospera en el juzgado número 4 de Guadalajara, las máquinas demolerán las tres casas reconstruidas, las otras tres en proceso de construcción y los cercados levantados con sus propios medios desde 2013.

Si la denuncia de la Junta de Castilla-La Mancha prospera, las máquinas demolerán todo lo construido por los okupas desde 2013

"Nos solicitan una multa de 600 euros por la usurpación de monte público, dos años de cárcel por delitos contra la ordenación del territorio, otros dos años de prisión por el delito de daños y un total de 26.677 euros en concepto de responsabilidad civil por el mencionado delito de daños (que vienen justificados por los costes de la demolición y gestión de los residuos de la misma)", detalla uno de los seis okupas denunciados en una entrevista en el portal Regeneración. Los nuevos habitantes de Fraguas recibieron días atrás los escritos de acusación y están a la espera de recibir fecha y hora para el juicio oral.

En conversación con El Confidencial, Lalo, uno de los okupas, se reconoce "abrumado" por la repercusión que está alcanzando su caso. "Espero que todo esto sirva para que la gente nos conozca mejor y nos ayude en la persecución que estamos sufriendo por parte de la Junta de Castilla-La Mancha. Ojalá no se olviden de nosotros cuando salga la sentencia y vengan a por nosotros". Los 'repobladores' son conscientes de que enfrente tienen nada menos que al Gobierno autonómico, aunque basan sus esperanzas de ganar el caso en "la incongruencia que supone fomentar la despoblación rural hoy en día".

Los okupas de Fraguas advierten que van a defender sus edificios y modo de vida hasta las últimas consecuencias

"La presión viene casi desde antes de okupar Fraguas, ya nos avisaron técnicos y forestales de cuál iba a ser su respuesta. En junio de 2015 nos llamaron a declarar, acusados de usurpación de monte público; [ahora] se añaden delitos contra la ordenación del territorio y daños. El interés que pueden tener es el control y el poder sobre las tierras, el mantenimiento de la propiedad y la destrucción de alternativas prácticas a su modelo de sociedad", denuncian en la citada entrevista. Y advierten: "Nuestra estrategia a corto plazo va a ser la difusión del proyecto y la problemática legal enfrentando al poder con una carga moral de la que ellos carecen. A largo plazo, nuestra firme convicción de defender el proyecto".

Fraguas fue un pequeño municipio montañoso cuyas primeras referencias datan del siglo XVI. Osciló entre los 100 y 200 habitantes y vivió principalmente de los pastos y la ganadería. Sus habitantes, previo pago de una magra indemnización, fueron obligados a abandonar sus tierras en los años sesenta, bajo la dictadura franquista. Las excavadoras demolieron la aldea para dejar en su lugar un extenso pinar, aunque todavía se conservan el cementerio y algunas paredes de la iglesia y la plaza mayor. Desde entonces ha sido coto de caza y hasta los años noventa también tablero de prácticas militares. Los terrenos pertenecen al aledaño Ayuntamiento de Monasterio (16 habitantes) y son gestionados por la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Castilla-La Mancha. En los últimos 20 años, Fraguas ha servido para poco más que albergar una balsa de agua para uso forestal y distraer en su recorrido a ciclistas y senderistas.

"Descubrimos Fraguas en el año 2012. A nivel colectivo, además de las individuales, nuestras motivaciones principales para okupar, habitar y reconstruir Fraguas fueron y son a través de la comunidad, la autosuficiencia, el autogobierno y la autogestión económica. Una ansiada vuelta al campo", resumen los 'repobladores'. El juicio y posterior sentencia del juzgado número 4 de Guadalajara determinará hasta qué extremo los pueblos agonizantes de la España vacía pueden llegar a ser un objetivo viable para el movimiento okupa, además de abrir el debate de si es o no positivo permitir a un grupo de personas asentarse ilegalmente en aldeas y pedanías abandonadas.

Si atendemos a las estadísticas, Fraguas es el pueblo milagro de la España vacía. Se encuentra en mitad de la Sierra Norte de Guadalajara, uno de los puntos más deshabitados de España, pero su población se ha multiplicado por 10 en los últimos cuatro años y su media de edad roza, si es que llega, los 30 años. Allí se produce cerveza artesanal, proliferan las huertas, se construyen casas al estilo tradicional y los vecinos se abastecen de energía solar. Un hermoso ejemplo para el resto de pueblos al borde de la extinción si no fuera por un pequeño detalle: Fraguas es, en realidad, un pueblo muerto hace casi 50 años, y sus pobladores son okupas que en 2013 decidieron desarrollar allí su proyecto comunitario. Ahora, se enfrentan a una pena acumulada de 24 años de prisión (cuatro años para los seis imputados) y 30.000 euros entre sanciones y gastos relacionados.

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