Rajoy deja al PP convencido de que no teme nada de Bárcenas… ni de Aznar ni de Aguirre

Lo último, casi de pasada, para pedir paciencia porque puede ir para largo, pero como si no le preocupara en absoluto. Esa es la impresión que sacan los dirigentes del Partido Popular sobre el grado de inquietud de Mariano Rajoy ante el encarcelamiento de su extesorero Luis Bárcenas. Hasta logró trasmitir esa tranquilidad a los miembros del Comité Ejecutivo del PP. La referencia crítica interna por antonomasia, Esperanza Aguirre, no pidió la palabra. José María Aznar tampoco quiso despacharse en la inauguración del Campus FAES y evitó su tradicional discurso.

El presidente del Gobierno cerró el curso ante la dirección de su partido sin que el caso Bárcenas le mereciera más que una leve alusión a “esas cosas que salen en los periódicos” en los últimos años. Y lo hizo para sostener que, aunque pueda ir para largo, “hay que mirar hacia delante” y no distraerse de lo importante: las medidas para la recuperación económica y la creación de empleo, además de la política de reformas.

“No es que sea una pose para restarle importancia al problema como la que pareció adoptar en Bruselas, es que se lo toma con absoluta tranquilidad”, aseguran en fuentes del PP después de que Rajoy dedicara la práctica totalidad de su intervención ante el Comité Ejecutivo a describir los avances de su política económica. Sólo se salió de ese guion para hacer hincapié en la defensa de la reforma más contestada estos días por la oposición: la del sistema educativo que dirige José Ignacio Wert, incluidos los cambios en las becas.

“El presidente se puso muy didáctico para explicar el problema de las becas, que de todas formas las tasas universitarias sólo cubren el 20 por ciento de lo que cuestan los estudios o que hay que distinguir entre la exención de esas tasas y las ayudas a los estudiantes”. Según dirigentes del PP que asistieron a la reunión, no fue un respaldo expreso a Wert, pero sí a la idea de que la reforma educativa es urgente y un objetivo irrenunciable para su Gobierno.

Rajoy también abrió capítulo aparte para referirse a los problemas de “sostenibilidad” de las pensiones después de los casi tres millones y medio de puestos de trabajo perdidos en la anterior legislatura y de los nuevos 700.000 jubilados que el sistema debe mantener. El jefe del Ejecutivo apuntó que también es urgente afrontar la reforma de las pensiones para garantizar el futuro de sus beneficiarios. De nuevo didáctico para explicar la magnitud del problema, pero sin avanzar medida concreta alguna aparte de glosar el trabajo de la comisión de expertos en la materia.

Sólo después de dar cuenta de las tareas acometidas por el Gobierno y comprometerse a mantener los planes de reforma (también la de la Administración), el jefe del Ejecutivo aludió a Bárcenas sin mencionar su nombre ni hablar de corrupción. A los reunidos más próximos a Rajoy les impresionó tanto la tranquilidad que transmitía su jefe como el hecho de que nadie pidiera la palabra para acotarle, pedir aclaraciones o matizar algo. Sobre todo después de leer en móviles y tabletas que Esperanza Aguirre había manifestado  a la entrada en el Comité que se sentía “abochornada” por los casos de corrupción en el PP. 

“Nadie dijo ni pío, y había seis presidentes autonómicos presentes” (Alberto Núñez Feijóo, Luisa Fernanda Rudi, Pedro Sanz, José Antonio Monago, Alberto Fabra y Cospedal), según advirtieron en medios del PP. La dirigente del PP madrileño se pasó toda la reunión pendiente de su tableta, pero no intervino. Además, no aplaudió como el resto de los presentes el discurso del presidente del partido. Terminado el Comité, el presidente de la Xunta replicó a Aguirre con el comentario de que él confiaba plenamente en las decisiones que Rajoy había tomado para hacer frente al caso Bárcenas.

Además de Rajoy y Cospedal (para presentar el preceptivo informe de gestión del partido), sólo Juan Ignacio Zoido habló en el Comité Ejecutivo y fue para abordar la crisis en la Junta de Andalucía abierta por el anuncio de retirada de José Antonio Griñán.

Si en el PP Rajoy no encontró pega alguna a su decisión de “mirar hacia delante” y confiar en la Justicia aunque el caso de Bárcenas se pueda dilatar en el tiempo, en el Campus FAES Aznar tampoco quiso ayer pronunciar palabra que se interpretara como crítica. Se limitó a presentar a María Dolores de Cospedal en la inauguración del mismo y a agradecer que hubiera hecho un hueco en su agenda para inaugurar la semana de conferencias y mesas redondas de la Fundación. El encarcelamiento del extesorero, más que nervios, parece haber traído al PP tranquilidad y silencio. Por lo menos a Rajoy.