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Sanchís ya pedía “migajillas” hace 30 años para financiar al PP
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EL CASO NASEIRO DESVELÓ CÓMO SE QUEDABA CON PARTE DE LAS COMISIONES

Sanchís ya pedía “migajillas” hace 30 años para financiar al PP

Ángel Sanchís, extesorero de AP reconvertido en empresario latifundista de éxito, es algo así como un viejo fantasma del Partido Popular cuyo nombre reaparece siempre que el

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Sanchís ya pedía “migajillas” hace 30 años para financiar al PP

Ángel Sanchís, extesorero de AP reconvertido en empresario latifundista de éxito, es algo así como un viejo fantasma del Partido Popular cuyo nombre reaparece siempre que el foco se centra en las finanzas del partido. Sucede ahora como hace 25 años, cuando Sanchís se vio salpicado por las cintas del caso Naseiro y censurado por el informe que entonces elaboró Alberto Ruiz-Gallardón. El caso quedó en nada porque el Supremo anuló las grabaciones al entender que se habían vulnerado derechos fundamentales, pero sus nexos con entonces subordinado Luis Bárcenas han continuado hasta lo que el juez Pablo Ruz ha considerado un presunto delito de colaboración para el blanqueo de capitales. Tendrá que volvérselas a ver con la justicia el próximo 10 de abril.

El penúltimo tesorero de Fraga es íntimo del primero de Rajoy. El paso dado por el juez Ruz al imputar a Ángel Sanchís, penúltimo tesorero de Alianza Popular nombrado por su fundador, Manuel Fraga, confirma una línea de continuidad en las finanzas y en los protagonistas de las presuntas prácticas irregulares en la materia del partido del centro-derecha español durante casi tres décadas. Un hilo que no se rompe desde la década de los años 80 y está por encima de los cambios en la dirección, traumáticos o no. Con Sanchís, que en aquella época se dedicaba, según su propia versión, a recaudar “migajas” entre los empresarios para financiar las entonces maltrechas cuentas del partido, se han imputado ya a los últimos tres tesoreros de la formación.

Sanchís, tesorero de AP entre 1982 y 1987, cuando fue sustituido por Rosendo Naseiro, se hizo célebre a principios de los 90 cuando salieron a la luz las numerosas conversaciones que mantuvo con el entonces concejal valenciano Salvador Palop para intentar que una comisión de 50 millones de pesetas (300.000 euros), en principio destinada al PP, no se quedase sólo en las arcas de este partido, sino que se las repartieran también entre ellos. El arquitecto, que gestionaba el plan de urbanismo de Cullera, se había comprometido a emitir un informe favorable a una modificación que les interesaba a ellos a cambio de 50 millones, con la condición, eso sí, de que 25 millones fuesen para él y otros 25 para el Partido Popular. Sanchís censuró que Palop ya hubiese informado del acuerdo a Naseiro y trató de presionarle para que consiguiese más dinero del que poder quedarse ellos con una parte. Palop logró que el técnico de Cullera rebajase su comisión de 25 a 20 millones porque el PP, supuestamente, pedía 30. En una grabación fechada el 13 de diciembre de 1989, Palop le informó a Sanchís que el arquitecto “ha tragado” con los 20 millones, con lo cual el partido ingresaría otros 25 y el resto se lo quedarían ellos.

Casi tres décadas después, el patrón del enriquecimiento personal de Luis Bárcenas podría haber seguido las mismas pautas. Esta vez con parte del dinero negro de las donaciones al PP no declarado a las cuentas oficiales del partido y escondido en cuentas suizas, en las que Bárcenas llegó a tener hasta 38 millones de euros. Eso es lo que trata de averiguar el juez Pablo Ruz, quien investiga ahora los lazos de Bárcenas con Sanchís a través de Tesedul.

En su informe sobre el caso Naseiro, Ruiz-Gallardón certificó que había quedado acreditada la disposición de algunos implicados a solicitar donaciones para el partido a empresas “beneficiadas por adjudicaciones de corporaciones locales” gobernadas por el Partido Popular. El sistema, añadía, no suponía una forma “permanente de financiación”, pues eran hechos aislados que surgían a iniciativa de Salvador Palop y que se pretendían realizar en unos casos con Ángel Sanchís y, en otros, con Rosendo Naseiro.

Un método que era “mano de Santo”

En diciembre de 1994, Sanchís tuvo que comparecer en la comisión sobre el estudio de la financiación de los partidos políticos del Congreso para explicar su labor al frente de las cuentas del PP. Allí reconoció cómo, a principios de los 80, se dedicaba a perseguir empresarios para lograr “migajillas” económicas pues, al gobernar entonces el PSOE, se justificaba, la mayor parte de las donaciones se las llevaba ese partido y para ellos sólo había pequeñas cantidades. Sin embargo, según confesó entonces, dio con un método que era “mano de santo” para lograr persuadir a los donantes. “En una ocasión supe que un empresario amigo mío les estaba dando dinero a ustedes (al PSOE) en cantidades realmente importantes. Le dije: Pero hombre, ¿cómo les das dinero a estos señores que tú no votas y a nosotros que nos votas, no nos das un duro? El hombre, abochornado, nos dio unas migajitas. Oiga, mano de santo. Desde entonces utilicé esta táctica y cada vez que me encontraba a alguien que les daba dinero a ustedes pedía un poquito para mí y alguna migajilla me caía”, explicó en la comisión.

“A ese respecto he de decirle que a mí la CEOE como tal nunca me dio un duro. Lo único que ocurre es que sí que es cierto que en alguna ocasión actuó de correa transmisora. Quiero decir que algunos empresarios y no empresarios -toreros, yo qué sé-, algunas personas físicas o jurídicas, en vez de entregar el dinero directamente en el Partido, lo hicieron a través de alguna otra persona”.

También explicó entonces que otros métodos de financiación se lograron a través de reuniones y cenas, muchas veces en su propio domicilio, a las que acudían importantes empresarios que se veían, en algunas ocasiones, con Manuel Fraga, entonces presidente de AP, o con José María Aznar, entonces vicepresidente, entre otros. “Acudía todo el que quería darnos dinero o el que quería venir a cenar a mi casa. (…)Usted me pregunta por los presidentes y yo le tengo que decir que no he tenido nada más que uno (Manuel Fraga). Luego hace referencia a los miembros del Partido (por Aznar), y tengo que decirle que sí, que es posible que otros miembros del Partido acudiesen a aquellas cenas. Eran cenas que se celebraban en mi casa, invitaba a amigos y entre mis amigos se cuentan mis compañeros del Partido”.

Sanchís negó ayer en declaraciones a Europa Press las acusaciones del juez. "Yo no he blanqueado nada. Todo se reduce a que el señor Bárcenas me dio un crédito de tres millones de euros para una empresa en la que tengo intereses", argumentó. El extesorero explica su visita al banco Dresdner Bank de Ginebra como un mero trámite para hacer la transferencia de tres millones y niega la versión sobre esa visita contenida en los informes de la UDEF. 

Ángel Sanchís, extesorero de AP reconvertido en empresario latifundista de éxito, es algo así como un viejo fantasma del Partido Popular cuyo nombre reaparece siempre que el foco se centra en las finanzas del partido. Sucede ahora como hace 25 años, cuando Sanchís se vio salpicado por las cintas del caso Naseiro y censurado por el informe que entonces elaboró Alberto Ruiz-Gallardón. El caso quedó en nada porque el Supremo anuló las grabaciones al entender que se habían vulnerado derechos fundamentales, pero sus nexos con entonces subordinado Luis Bárcenas han continuado hasta lo que el juez Pablo Ruz ha considerado un presunto delito de colaboración para el blanqueo de capitales. Tendrá que volvérselas a ver con la justicia el próximo 10 de abril.