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Seguriber contó 10.000 entradas en el Madrid Arena, más de las comunicadas a la Delegación
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SEGÚN LA VERSIÓN DE LOS DOS POLICÍAS QUE SUPERVISARON EL RECINTO LA NOCHE DE HALLOWEEN

Seguriber contó 10.000 entradas en el Madrid Arena, más de las comunicadas a la Delegación

Seguriber, la empresa que controlaba la seguridad exterior del Madrid Arena, informó a los dos policías que acudieron al recinto público para revisar la documentación para

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Seguriber contó 10.000 entradas en el Madrid Arena, más de las comunicadas a la Delegación

Seguriber, la empresa que controlaba la seguridad exterior del Madrid Arena, informó a los dos policías que acudieron al recinto público para revisar la documentación para la fiesta de Halloween que se habían vendido unas diez mil entradas para el evento organizado por la empresa Diviertt. El número de tickets era "superior" al que ellos habían comunicado a la Delegación del Gobierno, “puesto que su escrito reflejaba que se esperaban la asistencia de unas 7.000 personas”, según recoge el informe que los dos agentes remitieron a la Dirección General de la Policía el 1 de noviembre.

Horas antes de que comenzase la fiesta del 1 de noviembre en la que cuatro jóvenes (una menor de edad) fallecieron víctimas de una avalancha humana, dos policías municipales acudieron al Madrid Arena para inspeccionar la zona. Entraron al recinto por la puerta que custodiaban los auxiliares de la compañía Kontrol 34, subcontratada por Miguel Ángel Flores, el promotor de la fiesta. Los funcionarios esperaron a que hiciera acto de presencia el responsable de seguridad de Seguriber, con el fin de que les entregara la documentación que se requiere en este tipo de eventos. Una vez se personó en el lugar, identificándose como señor Camaño, les entregó el certificado de instalación de estructuras, el de ignífugos, el de la instalación eléctrica de baja tensión, los servicios asistenciales sanitarios y el proyecto de instalación eléctrica.

Los dos policías comprobaron que faltaba el plan de vigilancia. El jefe de seguridad invitó a los dos funcionarios a acudir a su despacho, donde guardaba el documento. Antes de dirigirse a la oficina, se les unió el responsable del Madrid Espacios y Congresos, la empresa pública municipal de la que dependía el recinto y cuyo máximo responsable en ese momento, Pedro Calvo, presentó su dimisión días después, cuando la Fiscalía lo imputó en el caso. También se les unió el jefe de equipo de Seguriber. Los funcionarios echaron en falta a los responsables de protección civil. “La persona que representaba al recinto Madrid Arena contestó que a este tipo de eventos no se presenta nunca ningún miembro de protección civil”, recoge el informe.  

Cuando llegaron a la sala donde se ubicaba el escenario, los suscribientes observaron que los extintores no se encontraban colocados en su lugar correspondiente, haciéndoselo saber a los responsables. A continuación, llevaron a los actuantes a la zona VIP, y desde ahí se dirigieron a la oficina del señor Camaño. Antes de llegar, “comprobamos que el acceso de bomberos estaba bloqueada con vallas de seguridad y sus correspondientes bases de hormigón”. Los funcionarios indicaron que debían retirarlas, ya que obstruían una vía de emergencia. La organización la retiró inmediatamente.

Una vez que tuvieron en su poder el plan de seguridad que les faltaba, acompañaron al señor Camaño a dar “una vuelta por el recinto exterior”. Observaron que en la zona del parking había varios vehículos con la música muy elevada y “un elevado número de jóvenes” haciendo botellón. Antes de que los policías dijeran algo, el responsable de Seguriber les informó de que habían habilitado ese parking como zona de botellón, que cobraban 10 euros por vehículo y que los jóvenes accederían a la pista cuando actuara DJ Aoki, el artista principal.

"Masiva afluencia de jóvenes" en las inmediaciones del Madrid Arena

Seguidamente se acercaron hasta la puerta de entrada del recinto donde unas 200 personas esperaban la apertura de puertas. Allí los custodiaban una furgoneta de la Policía Municipal y, un poco más alejada, otra patrulla del mismo cuerpo. La organización retrasó la apertura de puertas. A las 23.25 horas, Raúl, persona que relevó al señor Camaño como responsable de seguridad, comunicó a los dos funcionarios que se iba a dejar entrar ya a los jóvenes al recinto. Tras comprobar que el acceso se estaba produciendo sin ningún tipo de incidencia, los dos policías municipales informaron a los responsables de seguridad que abandonaban el evento. Que si ocurría cualquier incidencia lo comunicaran tanto al 091 como a los funcionarios que estaban en la puerta principal. Dieron por finalizado su servicio sobre las 23.40 horas.

Cuando se retiraron del lugar en un vehículo policial, comprobaron cómo en las inmediaciones del lugar había “una masiva afluencia de jóvenes realizando botellón”, que junto con los que estaban en el parking “conformarían el público del evento que nos ocupa”. Los dos policías alegaron que “si en algún momento” se excedieron en sus cometidos fue por un “exceso de celo profesional” al comprobar, “tras ser invitados por los responsables del evento”, que en los lugares ya indicados de las instalaciones “existían irregularidades”.

Seguriber, la empresa que controlaba la seguridad exterior del Madrid Arena, informó a los dos policías que acudieron al recinto público para revisar la documentación para la fiesta de Halloween que se habían vendido unas diez mil entradas para el evento organizado por la empresa Diviertt. El número de tickets era "superior" al que ellos habían comunicado a la Delegación del Gobierno, “puesto que su escrito reflejaba que se esperaban la asistencia de unas 7.000 personas”, según recoge el informe que los dos agentes remitieron a la Dirección General de la Policía el 1 de noviembre.