"Que esto sirva de ejemplo para que no vuelva a suceder"

"Te mereces esto y mucho más. Hasta siempre". Es la emocionada despedida que Miguel le dedicaba ayer a Rocío, su novia, una de las víctimas de la tragedia este jueves de Madrid Arena, tras la reunión en su memoria celebrada en el madrileño barrio de Alameda de Osuna. Poco antes, este joven estudiante de periodismo colgaba la última foto que ambos se hicieron juntos, antes de entrar en el local de la fiesta, y le anunciaba sus intenciones: "Voy a hacer que tu despedida sea recordada por todos porque te lo mereces más que nadie en este mundo. Te quiero, Rocío".

El joven convocó a última hora del jueves a amigos, compañeros y vecinos gracias a la etiqueta #AlamedaUnida en la red de microblogging Twitter, que al poco tiempo acumulaba decenas de muestras de apoyo. "No conocí a Rocío ni a Cristina", comentó uno de los asistentes, "Pero el dolor que he visto hoy por su pérdida lo dice todo de ellas". A otro usuario le parecía "increíble como esta de unida la Alameda", confiando en que "esto sirva de ejemplo para que no vuelva a suceder". Una tercera asistente ironizaba con la cifra de participantes en el trágico evento en la Casa de Campo: "No seremos 20.000 personas, pero aquí estamos toda la Alameda, juntos, por ellas".

Muchos de los que se dieron cita conocían a Rocío Oña y Cristina Arce, de 18 años, de primera mano. Ambas habían estudiando en el IES Alameda de Osuna y eran amigas desde entonces, aunque la primera ya acababa de empezar la carrera de Derecho. Sus antiguos compañeros quisieron recordarlas con un minuto de silencio y acompañar en el gesto a su novio, con quien mantenía una relación desde hace un año. El joven acudió con ellas al Thriller Music Park y acompañaba a las chicas en el momento de la tragedia.

Cristina, por su parte, estudiaba segundo de bachillerato. Hasta este jueves, era habitual verla en la misma boca de metro de Alameda de Osuna, donde quedaba normalmente con su grupo de amigos.

La tercera víctima mortal, Katia Esteban, acababa de cumplir 18 años y vivía en Daganzo, un pequeño municipio al este de la comunidad de Madrid. Cursaba primero de bachillerato en Alcalá de Henares y su padre fue edil socialista hasta el año pasado en el ayuntamiento de la localidad. La familia acababa de perder a su madre, presa del cáncer, hacía dos años. Varias decenas de compañeros se dieron cita ayer en el tanatorio de Daganzo para despedirla. Ante la prensa la describieron como una chica "muy alegre" que sólo había querido "ir de fiesta" con sus amigas.