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El Rey quiere fichar como jefe de la Casa Real al diplomático que se 'tragó' el 11-M
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JORGE DEZCALLAR, ACTUAL EMBAJADOR EN EEUU, ERA EL JEFE DEL CNI EL DÍA DE LOS ATENTADOS

El Rey quiere fichar como jefe de la Casa Real al diplomático que se 'tragó' el 11-M

El diplomático Jorge Dezcallar, actual embajador en Washington, era el máximo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando los atentados del 11-M segaron 192 vidas y,

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El Rey quiere fichar como jefe de la Casa Real al diplomático que se 'tragó' el 11-M

El diplomático Jorge Dezcallar, actual embajador en Washington, era el máximo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando los atentados del 11-M segaron 192 vidas y, tal vez, cambiaron el signo político de España. Pero ese espeso borrón en su hasta entonces brillante hoja de servicios, al haber minimizado la amenaza del terrorismo islamista, no impedirá que Dezcallar sea, muy probablemente, el próximo jefe de la Casa Real y el hombre que, salvo caprichos del destino, pilote la sucesión al trono entre Don Juan Carlos y Felipe de Borbón, según han coincidido en señalar a El Confidencial fuentes diplomáticas y políticas de distinto signo.

Pese al hermetismo de la Casa Real, todas las fuentes consultadas dan por hecho que el relevo de su actual responsable, el también diplomático Alberto Aza, de 73 años -uno más que el Rey-, podría ser inminente. Aza, que llegó a La Zarzuela en 2002 como sustituto de Fernando Almansa -que a su vez reemplazó al ya fallecido Sabino Fernández Campo-, habría trasladado ya al monarca, según esas fuentes, su deseo de retirarse, tanto por su avanzada edad como por los desencuentros que ambos han mantenido en los últimos años, entre ellos los provocados por algunos episodios de la vida privada de Don Juan Carlos o la tormenta desatada por la publicación en 2008 del libro La Reina de cerca, de la periodista Pilar Urbano.

El Rey, que mantiene una excelente relación personal con Dezcallar desde hace casi dos décadas, quiere que éste sea su nuevo hombre de confianza al frente de la Casa Real, según las mismas fuentes. De hecho, esas fuentes recuerdan que Don Juan Carlos influyó decisivamente en el nombramiento de Dezcallar en 2008 como embajador en Washington, un movimiento que ya entonces fue interpretado en círculos diplomáticos como la antesala de su futuro desembarco en La Zarzuela.

El hombre que sabe nadar y guardar la ropa   

Dezcallar (Palma de Mallorca, 1945) se convirtió en 2001, de la mano de José María Aznar, en el primer civil al mando del entonces Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), precursor del actual CNI, un nombramiento aplaudido incluso por el PSOE, que vio en él a un "hombre de Estado y no de partido". Miembro de una saga de diplomáticos mallorquines -sus hermanos Rafael y Alonso son los actuales embajadores en Berlín y Nouakchott (Mauritania), respectivamente-, Dezcallar siempre supo nadar y guardar la ropa: ha ejercido cargos de responsabilidad con Felipe González, con Aznar y, ahora, con José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero tras la masacre del 11-M, que los servicios secretos no supieron anticipar, Dezcallar parecía tener los días contados. El estrepitoso fracaso del CNI en la prevención del terrorismo islamista precipitó su inmediato relevo en 2004 por el inexperto Alberto Saiz -un hombre de la entera confianza del entonces flamante ministro de Defensa, José Bono-, que en 2009 también salió por la puerta de atrás tras destaparse que había utilizado medios y agentes del servicio de Inteligencia en beneficio propio.

Cualquier otro habría caído en el ostracismo por no haber siquiera intuido lo que se avecinaba el 11-M (de hecho, dos años después reconoció en una entrevista: "Estábamos esperando más un atentado contra intereses españoles en el exterior; dentro esperábamos algo de ETA, y esto nos pilló por la espalda"). Pero el incombustible Dezcallar, que antes de asumir la dirección del CNI ya había ocupado la estratégica embajada de Rabat, no sólo sobrevivió a ese colosal patinazo, sino que fue premiado por Zapatero con la tranquila y codiciada legación diplomática del Vaticano.

Ese nombramiento despertó los recelos del PP, que se transformaron en abierta sospecha cuando, en 2006, Dezcallar fue fichado por Repsol para dirigir el nuevo comité de estrategia internacional de la petrolera. Los populares, que tras el 11-M ya usaron al diplomático como chivo expiatorio -el propio Aznar le puso en el disparadero al revelar un informe del CNI que consideraba "casi segura" la autoría de ETA-, cuestionaron su "ascenso meteórico" en la empresa privada. Y el entonces portavoz del PP en la Comisión de Investigación del 11-M, Jaime Ignacio del Burgo, llegó a afirmar: "Cada cual puede sacar sus propias conclusiones. Repsol está controlado por La Caixa, y La Caixa es muy amiga del Gobierno".

De Repsol a La Zarzuela pasando por Washington  

"El nombramiento de Dezcallar como embajador en Washington era una etapa intermedia entre su paso por Repsol y su llegada a la Casa Real", sostiene uno de los diplomáticos consultados. "No hubiera estado bien visto que de la empresa privada hubiera dado el salto directamente a La Zarzuela; y, además, esa embajada, que es sin duda la que tiene mayor proyección, le dará aún más brillo a su curriculum antes de que lo llame el Rey", añade. "Si hay alguien capacitado para ocupar el cargo de jefe de la Casa Real, ése es Dezcallar; tiene una de las mejores cabezas de la diplomacia española", apunta otro compañero de carrera.

La reciente llegada a La Zarzuela de Ramón María Iribarren avalaría, según las fuentes consultadas, el próximo desembarco de Dezcallar. Iribarren, que ocupa desde enero el cargo de portavoz de la Casa Real, es un hombre de la entera confianza del todavía embajador en Washington, a cuyas órdenes ha trabajado en dos destinos clave: la embajada española en Rabat -Dezcallar era embajador e Iribarren consejero de Información- y posteriormente el CNI, en el que este último trabajó como asesor de Comunicación. 

El diplomático Jorge Dezcallar, actual embajador en Washington, era el máximo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando los atentados del 11-M segaron 192 vidas y, tal vez, cambiaron el signo político de España. Pero ese espeso borrón en su hasta entonces brillante hoja de servicios, al haber minimizado la amenaza del terrorismo islamista, no impedirá que Dezcallar sea, muy probablemente, el próximo jefe de la Casa Real y el hombre que, salvo caprichos del destino, pilote la sucesión al trono entre Don Juan Carlos y Felipe de Borbón, según han coincidido en señalar a El Confidencial fuentes diplomáticas y políticas de distinto signo.