Corretja prometió a Feliciano su presencia en la final pero Almagro disputará el punto definitivo

David Ferrer y Nicolás Almagro se la juegan hoy en el O2 de Praga. Estaba previsto desde días atrás, pero no así la presencia del murciano en el primer día de competición, jornada reservada para Feliciano López. La sexta Copa Davis está al alcance de la mano. Habrá que tirar de épica, ya que son necesarios los dos puntos para que la Ensaladera no salga de España, en el que seria el tercer triunfo en los últimos cuatro años, una muesca más del deporte español.

Los rivales, de no mediar cambios de última hora, serán Berdych y Stepanek, los de siempre. Estaba escrito que ellos iban a ser los que aguantaran la bandera checa y así ha sido, pero lo que no estaba tan claro era la configuración del equipo español. La decisión de Corretja de prescindir de Feliciano López no ha sido sencilla y ha levantado ampollas, que se olvidarán si España levanta esa copa que hoy se convierte en centenaria. 

El equipo de las últimas eliminatorias se merecía estar en la final. O eso al menos es lo que decidió el capitán en el último día de concentración previo al sorteo. Sin embargo, durante las dos semanas anteriores no lo tuvo tan claro. De hecho, llegó a confesar a Feliciano López que durante la final iba a tener su oportunidad, que era su pista y su rival. De esta manera, el toledano estuvo la semana del Master entrenándose en Londres por petición expresa de Corretja. 

A la llegada a Praga todo seguía tal cual lo había diseñado el capitán. Corretja volvió a confesar durante la semana que Feliciano jugaría el primer día y el doble. El partido ante Stepanek del domingo siempre estaba reservado para Nico Almagro, como premio a su año como jugador de la Davis. Pese a que el murciano terminó el partido de este viernes tocado del hombro, por la lesión que lleva arrastrando desde el verano, las molestias no serán un impedimento para que Nico juegue el partido definitivo (siempre y cuando gane antes Ferrer). La única alternativa sería la de Granollers.

Todo cambió en la noche del miércoles. Después de la cena, jugadores y capitán se encerraron durante dos horas, y lo que iba a ser blanco pasó a ser negro, quedándose Feliciano López fuera del equipo, lejos de toda lógica técnica. Esta decisión originó un pequeño incendio dentro del grupo, solventado tras un día de cabreo de López, que viernes y sábado ha sido uno más, apoyando a sus compañeros a pie de pista pese al cambio de opinión del que les manda, que pasó de confirmar su presencia en el equipo a dejarle fuera del mismo en tan solo veinticuatro horas. 

Corretja se inclinó por dar continuidad al doble que acababa de proclamarse como el mejor del mundo y dar a Nicolás Almagro la oportunidad de reivindicarse y de gritar a los cuatro vientos que es un jugador capaz de dar ese paso, de meterse de lleno en la élite mundial. El viernes estuvo cerca. Hoy puede tener una nueva oportunidad ante el correoso y protestón de Radek Stepanek. El murciano ha cambiado y gran parte de culpa de esa metamorfosis que indica que está cerca de dar ese paso es de Juan Carlos Ferrero, que ejerce de guía espiritual de Almagro. Estamos en la manos de Ferrer y Nico, ellos nos deben devolver a lo más alto del tenis internacional, algo que se está haciendo costumbre en los últimos tiempos.