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El fantasma de Weah y el PSG Dorado marcan la vuelta del Barça al Parque de los Príncipes
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LOS FRANCESES ELIMARON EN CUARTOS AL DREAM TEAM DE CRUYFF (94-95)

El fantasma de Weah y el PSG Dorado marcan la vuelta del Barça al Parque de los Príncipes

París es una de las ciudades de oro del Barcelona. Como Londres, como Roma. La urbe europea donde reposa el legado del Barcelona de Ronaldinho, el

Foto: El fantasma de Weah y el PSG Dorado marcan la vuelta del Barça al Parque de los Príncipes
El fantasma de Weah y el PSG Dorado marcan la vuelta del Barça al Parque de los Príncipes

París es una de las ciudades de oro del Barcelona. Como Londres, como Roma. La urbe europea donde reposa el legado del Barcelona de Ronaldinho, el mismo que anunció el ciclo más glorioso en la centenaria historia del club azulgrana, con la conquista en Saint Denis de la segunda Champions en 2006 con aquel gol ya legendario de Juliano Belleti al Arsenal (1-2). Desde entonces, al Barça siempre le quedará París… Sin embargo, no siempre fue el destino dorado que hoy representa.

La capital de Francia también tiene un reverso tenebroso para el Barcelona. La vuelta esta noche al Parque de los Príncipes revive el final del Dream Team, el mítico equipo armado por Johan Cruyff y padre espiritual de los que vinieron después de la mano de Fran Rijkaard y sobre todo de Pep Guardiola, el alumno que superó al maestro holandés. Una sepultura que cerró el Paris Saint Germain (PSG), pero que ya había empezado a construir el AC Milan con la goleada (0-4) en la final de la Champions del 94 en Atenas. Un Dream Team, eso sí, desvirtuado ya con la presencia de Busquets, Escurza, José Mari o Korneiev.  

Una noche como la de hoy de la temporada 94/95, el PSG esperaba en su estadio para asestar el golpe definitivo a un Barcelona que soñaba con deshacer el empate de la ida (1-1) y pasar a las semifinales de la Champions, en desagravio con el fiasco del año anterior en Atenas. Por un momento, un gol de José Mari Bakero pareció reescribir el guión en la eliminatoria.

 

Fue un espejismo. Raí y Valdo no consintieron la afrenta y dieron lustre al pase a semifinales con dos goles que se sumaron al conseguido por George Weah en el Camp Nou. El delantero liberiano marcó aquella eliminatoria y por ende la edad de Oro del PSG. Nunca más el equipo parisino ha optado a pasar a unas semifinales del Champions. Una quimera hasta hoy.

La victoria ante el Barça de Cruyff fue el principio del fin de un PSG que de la mano de Weah y Ginola asombró a Europa en los 90. Después de una primera fase en la que había arrasado a Spartak de Moscú, Dinamo de Kiev y al mismísimo Bayern de Múnich (ganando los 6 partidos, marcando 12 goles y encajando sólo 3) y la eliminación del Barcelona, el equipo parisino se postulaba como uno de los grandes candidatos a ganar la Copa de Europa. Sin embargo, el AC Milan de Capello le recordó en las semifinales dónde estaba su techo. El sueño de la Champions se terminó de esfumar con la marcha de Weah y Ginola, abanderados del equipo más brillante en la corta historia del club (fue fundado en 1970).

Weah, la pantera liberiana

Como ahora Zlatan Ibrahomivic, el PSG tuvo en George Weah a su rutilante estrella. Fe de ello pudo dar el Barça de Cruyff que sufrió el genio y el olfato goleador de un futbolista que presume de haber sido el primer jugador africano en ser distinguido con el Balón de Oro (95) y el FIFA Wolrd Player (95). Fichado por la entidad francesa en 1992, Weah acumuló 55 goles en 138 partidos contribuyendo sobremanera a la conquista de la segunda Ligue del club y a varias Copas de Francia. Su distinción como máximo goleador de la Champions 94/95 fue la guinda a su etapa en París.

Espigado, fibroso, potente, los goles y regates de Weah han  quedado en la retina del buen aficionado más allá del equipo al que se pertenezca. Su gol al Bayern de Múnich está entre las joyas de la máxima competición.  

 

París es una de las ciudades de oro del Barcelona. Como Londres, como Roma. La urbe europea donde reposa el legado del Barcelona de Ronaldinho, el mismo que anunció el ciclo más glorioso en la centenaria historia del club azulgrana, con la conquista en Saint Denis de la segunda Champions en 2006 con aquel gol ya legendario de Juliano Belleti al Arsenal (1-2). Desde entonces, al Barça siempre le quedará París… Sin embargo, no siempre fue el destino dorado que hoy representa.