Mourinho abre otro frente al castigar a Sergio Ramos con el banquillo ante el Manchester City

Castigo. Lo hizo con Cristiano Ronaldo, después con Casillas y ahora con Sergio Ramos. El segundo capitán del Real Madrid se atrevió a cuestionar las palabras del técnico que pronunció en la rueda de Prensa del Sánchez Pizjuán y la reacción no se ha hecho esperar con la salida del once del campeón de Europa y del Mundo. Y no ha sido en un partido cualquiera, ha sido en el estreno de la Champions ante el campeón de la Premier, uno de los partidos en los que los jugadores calibran su condición y rango dentro del equipo.

 El vestuario esperaba una decisión así y más cuando el técnico habló de posibles cambios y de decisiones con las que los rumores apuntarían a que los implicados quedarían señalados. Sergio Ramos, tras conocer las palabras del entrenador en las que cuestionaba al equipo, dijo que los culpables eran todos y que no era el momento de criticar y sí de ir todos en la misma dirección, comentarios que no gustaron al portugués, que decidió volver a mostrar a los jugadores que tiene el bastón de mando dentro del grupo.

El de ayer es el tercer mensaje que Mourinho manda a la plantilla con tres pesos pesados dentro del grupo. El entrenador es el que dice cuándo y dónde hablar. Marca los tiempos y los castigos anteriores fueron dirigidos a Iker Casillas y Cristiano Ronaldo. Al capitán le dejó en el banquillo por la conversación que mantuvo con Xavi y la que intentó con Puyol para calmar ánimos tras el episodio del dedo de Mourinho en el ojo de Vilanova. La relación entre los internacionales españoles se estaba rompiendo y el portero actuó para salvarla. En el caso de CR7 fue a raíz de unas declaraciones en las que cuestionaba el defensivo sistema empleado ante el Barcelona. Grada y derrota ante el Zaragoza que significó el definitivo adiós al título liguero.

La de ayer no es la primera vez en la que Sergio Ramos prueba el sabor del banquillo por decisión de Mourinho, ni el primer distanciamiento que sufren, pero sí el más importante por el partido que se trataba. El andaluz también se cae del once tras la derrota de la pasada temporada ante el Levante y al técnico no le gustó que, sin ser el encargado, lanzara un penalti ante el Athletic de Bilbao. Choque de trenes.

A Sergio Ramos no le ha gustado verse en el banquillo en un partido como el de ayer. Nada. Ningún jugador quiere sentirse suplente y menos aún cuando se trata de una de las referencias tanto de la afición, como del club, como de sus propios compañeros. No tiene problema físico alguno, ni se siente cansado para frenar cuando tan sólo se lleva un mes de competición. Tampoco es una rotación programada ni nada por el estilo. Es un aviso. La situación tiene pinta de ser transitoria salvo que Mourinho quiera una guerra abierta con el segundo capitán blanco. El andaluz tiene plaza fija y su salida del equipo fue comentada incluso por sus compañeros. Y más aún cuando el que entró en su lugar estuvo en la grada ante el Sevilla y al que manda ayer al palco es a Albiol, titular ante el Barcelona El poder y la ascendencia del campeón del mundo sobre sus compañeros es grande y de continuar abierta la herida puede tener graves consecuencias para la relación vestuario-entrenador.