El manotazo de Pete Mickael refleja a un Regal Barcelona contra las cuerdas

No hace mucho tiempo el Regal Barcelona era el gran dominador del baloncesto español, pero esta temporada 2011-2012 se les está haciendo muy cuesta arriba al equipo de Xavi Pascual. A la dolorosa derrota de la Copa del Rey en el Palau Sant Jordi el pasado mes de febrero ante su eterno rival, ahora se puede unir la del título de la Liga Endesa, también ante el Real Madrid, sin olvidar la eliminación en semifinales de la Final Four. Quizá por todo esto, por la tensión y la presión acumulada todos estos meses, ayer en el Palacio de los Deportes se pudo ver una acción fuera de lugar en este mundo del deporte. El manotazo de Pete Mickael a Novica Velickovic fue el fiel reflejo de la impotencia y los nervios de un equipo que se puede ir de vacío en la presenta campaña si no revierte la eliminatoria ante los blancos, y para ello necesita dos victorias consecutivas, la primera este miércoles.

Corría el minuto 24 de encuentro, a falta de seis para concluir el tercer cuarto. El marcador ya era suficientemente escandaloso (62-35) como para que los jugadores del Barça llevaran dentro de sí un cabreo considerable. Entonces, una jugada en ataque del conjunto catalán desató el lío. Carlos Suárez cometió una falta absolutamente normal sobre Pete Mickael, pero al americano se le debió cruzar algún cable, porque rápidamente se encaró con el alero madrileño y seguidamente con todo aquél que se interpusiera en su camino. Uno de ellos fue Novica Velickovic, que no se sabe si medió alguna palabra con el jugador del Barça pero el caso es que se llevó un 'guantazo' importante. Los árbitros, conscientes quizá de la enorme ventaja que por aquel entonces ya llevaban los locales, decidieron no expulsar a Mickael, que quizá hubiera sido lo lógico.

Desde ese momento, el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid la tomó con el jugador azulgrana, que inmediatamente fue sustituido por su técnico. La acción, al margen de ser absolutamente antideportiva, mostró el desquiciamiento al que el Madrid está llevando a su gran rival. La humillante derrota que le estaba infringiendo no era bien digerida por un equipo muy acostumbrado a ganar.

Pero todo quedó ahí, en una buena trifulca sobre la pista, con varios empujones y el citado manotazo, pero nada más. A la salida de vestuarios, en la zona mixta, ningún jugador quiso darle importancia al hecho. "Son cosas del partido, de una final con tanta tensión. No tengo nada contra ningún jugador del Real Madrid", reconoció el propio Pete Mickael, ya más reposado tras la correspondiente ducha. Y los propios jugadores blancos también quitaron hierro al asunto, como el propio Sergi Llull, manifestando que "son cosas normales en partidos de este tipo. Son simples piques y roces que se quedan ahí". El receptor del manotazo, sin embargo, no hizo declaraciones, quizá para evitar calentones innecesarios. 

Esto quedará en una mera anécdota cuando concluya el play off de esta final, pero muestra el estado de ánimo actual de los dos aspirantes al título, un Real Madrid que se encuentra cómodo y que está siendo superior a su rival, y un Regal Barcelona que no encuentra las soluciones para poner la eliminatoria a su favor. En cualquier caso, lo del miércoles es un cara o cruz para los azulgrana y una grandiosa oportunidad del equipo de Pablo Laso para conquistar un doblete histórico, y es que las huestes blancas no lo logran desde la temporada 92-93.