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Los mayores creen que su vida "fue más fácil" que la de los jóvenes actuales
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ESTÁN CAMBIANDO DE OPINIÓN

Los mayores creen que su vida "fue más fácil" que la de los jóvenes actuales

“Las nuevas generaciones se enfrentan a una vida más difícil y con muchas más penurias que las que sufrieron los mayores de 50 cuando eran jóvenes”.

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Los mayores creen que su vida "fue más fácil" que la de los jóvenes actuales

“Las nuevas generaciones se enfrentan a una vida más difícil y con muchas más penurias que las que sufrieron los mayores de 50 cuando eran jóvenes”. Así lo piensa el 68% de la población británica, según muestran los resultados de un macroestudio publicado esta semana y en el que participaron más de 4.000 personas, principalmente mayores de 50 años. Un elevado porcentaje que choca directamente con la percepción habitual de las generaciones mayores, quienes destacaron siempre las facilidades de sus descendientes para construir un proyecto vital, al menos en comparación con las penurias con las que ellos habían tenido que lidiar durante esta etapa de la vida.

El consenso mayoritario entre la opinión pública respecto a la mejora de la calidad de vida entre las nuevas generaciones parece haber dado un giro de 180 grados, y no solo en España, como demuestra el estudio británico encargado por la compañía Holland & Barrett. Y es que ya no se trata de que los jóvenes tengan más dificultades para emanciparse o para encontrar un trabajo, sino que arrastran a los padres, que solo encuentran un refugio en las pensiones de sus mayores para que sobreviva toda la familia. Una juventud maltratada y condenada a la emigración que provoca un efecto arrastre de la familia, como han puesto en evidencia dos de cada tres británicos.

El bienestar como residuo del pasado

Si los jóvenes son el futuro, las dificultades a las que se enfrentarán en su madurez, y que ya están sufriendo en cuanto a desempleo, endeudamiento, precarización laboral, acceso a la universidad, a la vivienda y, en definitiva, a una vida digna, dibujan un panorama poco idílico. Sus padres y abuelos lo tienen claro.Estas generaciones son más ambiciosas e individualistas, por lo que es más sencillo que caigan en la insatisfacción

Las razones que arguyen los encuestados con más de 50 años para defender esta postura es que ellos tenían más salidas laborales, sus salarios eran proporcionalmente más altos y contaban con una mayor protección laboral; el acceso a una vivienda era más factible; las prestaciones sociales estaban aseguradas y se podía formar una familia sin necesidad de endeudarse o haciéndolo con unos intereses más bajos.

El estudio británico se apoya en otros análisis comparativos entre la situación de la juventud de hoy y la de hace cuatro décadas. Uno de los más llamativos es que en 1970 el estrés afectaba al 15% de los jóvenes, mientras que ahora esas cifras se elevan hasta el 41%. Las preocupaciones también han cambiado. Si hace cuatro décadas eran la imagen y la proyección social de uno mismo lo que más inquietudes provocaba entre la juventud, hoy en día lo son el dinero y la salud. Aunque también es cierto que los jóvenes son más materialistas que sus padres.

Una disfunción que arrastra a toda la sociedad

“Tener dinero se ha convertido en un objetivo vital en sí mismo”, explicaba la socióloga Catherine Hakim a propósito de las conclusiones del estudio, por lo que “estas generaciones más ambiciosas e individualistas entienden la felicidad de forma diferente a la de sus padres”. Una tendencia que potencia la insatisfacción sistemática de los jóvenes y que se relaciona con el retraso de la paternidad.

Ante este panorama, los desafíos a los que se enfrentan las nuevas generaciones arrojan una mayor incertidumbre sobre la salida de la crisis económica. La emigración forzosa es la respuesta de emergencia que más se está generalizando. Una situación que no ha dejado de denunciar el colectivo Juventud Sin Futuro, que ha recogido los testimonios de 7.000 jóvenes emigrantes para visibilizar que “no nos vamos, nos echan”. Ellos son el reflejo de una brecha intergeneracional provocada por las “vergonzosas” tasas de desempleo juvenil, como criticó el pasado enero el presidente del Parlamento Europeo Michael Schulz.

“Las nuevas generaciones se enfrentan a una vida más difícil y con muchas más penurias que las que sufrieron los mayores de 50 cuando eran jóvenes”. Así lo piensa el 68% de la población británica, según muestran los resultados de un macroestudio publicado esta semana y en el que participaron más de 4.000 personas, principalmente mayores de 50 años. Un elevado porcentaje que choca directamente con la percepción habitual de las generaciones mayores, quienes destacaron siempre las facilidades de sus descendientes para construir un proyecto vital, al menos en comparación con las penurias con las que ellos habían tenido que lidiar durante esta etapa de la vida.