Pelayo estalla en un monumental (e indiscreto) cabreo en 'Amar es para siempre'

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Desde que a Quintero se le incendiase el despacho en la serie Amar es para siempre, el abogado no solo tuvo que despedirse de sus compañeros, sino que además se ha visto obligado a hacer de El Asturiano un despacho improvisado. Pelayo, sin embargo, ha llegado a un punto de agotamiento en la ficción que Antena 3 emite de lunes a viernes a las 15:45 horas, y ha estallado de rabia como pocas veces antes le habíamos visto.

Todo ha comenzado en el momento en el que, en el episodio de este martes, Manolita le ha contado a Marcelino su decisión de ofrecer a Benigna una parte muy pequeña de la sociedad del supermercado. Manolita estaba deseando librarse de la ayuda que su marido le estaba ofreciendo mientras buscaba nuevos empleados, pues el hombre llevaba el supermercado a su manera, cometiendo negligencias y regalando productos a los clientes.

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A. Richart

Marcelino le ha contado a su suegro las novedades sobre el Sanabria, y lo triste que ha sido para él desprenderse del trabajo del supermercado. Desde que Vicente le coaccionase para quedarse con su parte del club y ahora que Manolita prescinde de sus favores en el mercado, el hombre se siente menos productivo que nunca. "Tendré que conformarme con El Asturiano", ha comentado frente a su suegro Pelayo. En ese momento, Pelayo se ha ofendido, pues le ha recordado que gracias a aquel bar había podido criar a ocho "churumbeles", y Marcelino se ha disculpado atañendo que era una mera forma de hablar.

Quintero se aprovecha de Pelayo

Poco después, ha llegado Quintero, quien ha presumido haberse tomado ya muchos cafés en las cafeterías de los juzgados, y le ha preguntado a Pelayo si habían dejado alguna nota para él. Pelayo le ha dado un gran fajo de recados que él mismo había atendido por teléfono, y le ha preguntado con ironía si había pagado por todos aquellos cafés.

Pelayo, sobre Quintero: "le he abierto las puertas y ha invadido todo"

Al marcharse Quintero, Marcelino le ha dicho a Pelayo que quizás Quintero no había percibido su sarcasmo, pero él sí. El regente del bar ha estallado por completo delante de su yerno al criticar a Justo. "Le he abierto las puertas y ha invadido todo", ha acusado el camarero, cansado de que Quintero ocupase las mesas, la barra o la terraza como si estuviese en su casa, y además le tomase a él por su "mayordomo" al atender sus llamadas.

"Que le den por donde empiezan a hacer los frescos", ha expresado Pelayo justo cuando Quintero regresaba al bar para recoger algo que se le había olvidado. A sus espaldas, Quintero ha escuchado toda la retahíla de acusaciones de Pelayo, quien no ha hecho caso de los avisos de Marcelino para que se callase. "Tranquilo, está clarinete lo que piensas", le ha contestado Quintero cuando por fin Pelayo se ha callado.

Pocas veces se había presenciado al apacible Pelayo tan irritado y nervioso. Unos minutos después, el abuelo de Lola ha reconocido que desde que Ciriaco y Maribel se marcharon, andaba "manga por hombro", y la delicada situación de Quintero no le ha ayudado. El hombre ha pensado en hablar con Justo y darle explicaciones. ¿Perdonará Quintero todas las acusaciones que le ha hecho a sus espaldas?