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¿Ha muerto el buzón de voz?
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UN SERVICIO EN DESUSO

¿Ha muerto el buzón de voz?

“Deje su mensaje después de oír la señal”. La locución es familiar. La escuchamos prácticamente a diario, y es la antesala de la frustración. Una nueva

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¿Ha muerto el buzón de voz?

“Deje su mensaje después de oír la señal”. La locución es familiar. La escuchamos prácticamente a diario, y es la antesala de la frustración. Una nueva llamada que termina en dique seco. No logramos dar con nuestro interlocutor. Fin de la comunicación ¿o no? La teoría dice que el buzón de voz, siempre diligente y disponible infatigablemente las 24 horas del día, estará ahí para recoger un recado, que será consultado por el interlocutor cuando más le convenga.

Sin embargo ¿cuántos usuarios realmente lo utilizan para el fin por el que fue concebido? ¿Consulta a diario su buzón de voz y toma nota de los recados que ahí dejan sus contactos? En plena era en la que lo instantáneo se impone, parece que este servicio que vio la luz con el lanzamiento de la propia telefonía móvil, juega en desventaja. No es tan rápido como un correo electrónico o SMS, y en muchas ocasiones sus mensajes no son nunca leídos.

¿Un negocio para las operadoras?

La inmediatez de los mensajes de texto y de las aplicaciones de mensajería instantánea como el célebre WhatsApp, ponen en evidencia al Voicemail de toda la vida. Un mensaje escrito es más rápido y otorga más garantías de lectura para el que lo escribe que una locución en un buzón de voz del que no tenemos garantías ciertas que se escuche a diario. Desde la perspectiva del receptor, la constancia de lo escrito es mucho más fácilmente gestionable a posteriori. Un correo o mensaje instantáneo puede almacenarse, releerse o reenviarse sin mayor problema. No ocurre lo mismo con esos mensajes de voz sobre los que uno no parece tener el control.

¿Cuál es el número de usuarios real que emplea este servicio que proporcionan las operadoras? Es difícil cuantificarlos, en primer lugar porque habría que diferenciar entre las líneas que lo tienen activado y los abonados que utilizan con frecuencia el servicio. En este sentido, son varias las quejas planteadas por los usuarios de telefonía, al encontrarse con que el operador ha activado el contestador sin haberse solicitado dicho servicio.

El contestador sigue siendo gratuito para el poseedor de la línea, pero no para el que llama, a quien se le factura como una llamada convencional. Hagan un cálculo rápido de las llamadas que acaban en el buzón de voz y verán que suman un importe considerable para una conversación, que en realidad no ha tenido lugar. Pero no todos los operadores activan el buzón por defecto, y en este caso las cifras nos dan una idea de la utilización del servicio: Pepephone, el operador virtual del grupo Globalia, reconoce que apenas un 1,5% de sus abonados han activado voluntariamente el contestador.

Sin embargo, el buzón de voz sigue activo en nuestras líneas y algunos defienden que incluso puede tratarse de un elemento que puede resultar productivo. Berto Pena imparte seminarios sobre productividad y defiende su uso: “nadie nos ha explicado cómo utilizarlo y no sabemos realmente cómo utilizarlo”, declara, al tiempo que proporciona una serie de consejos que ayudan a sacar el máximo rendimiento de este servicio. Nos quedamos con el último de ellos: escuchar los mensajes de viva voz, pero responder en forma de correo electrónico ¿Está realmente muerto el buzón de voz?

“Deje su mensaje después de oír la señal”. La locución es familiar. La escuchamos prácticamente a diario, y es la antesala de la frustración. Una nueva llamada que termina en dique seco. No logramos dar con nuestro interlocutor. Fin de la comunicación ¿o no? La teoría dice que el buzón de voz, siempre diligente y disponible infatigablemente las 24 horas del día, estará ahí para recoger un recado, que será consultado por el interlocutor cuando más le convenga.