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La fiebre de los préstamos para estudiantes en EEUU llega hasta la guardería
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AUMENTAN LOS CRÉDITOS PARA PAGAR LOS MEJORES CENTROS EDUCATIVOS DESDE LA BASE

La fiebre de los préstamos para estudiantes en EEUU llega hasta la guardería

La vieja costumbre de las familias estadounidenses de ahorrar para pagar la universidad de sus hijos pertenece ya al pasado. No solo porque del ahorro se

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La fiebre de los préstamos para estudiantes en EEUU llega hasta la guardería

La vieja costumbre de las familias estadounidenses de ahorrar para pagar la universidad de sus hijos pertenece ya al pasado. No solo porque del ahorro se haya pasado a los préstamos (la deuda privada de los estudiantes universitarios supera ya el billón de dólares) sino porque la tendencia actual es comenzar a buscar financiación para pagar los estudios de los chicos mucho antes de que lleguen a la educación superior. Antes incluso de que sepan leer. 

Según recoge SmartMoney, la revista mensual del 'Wall Street Journal', cada vez más familias piden créditos para pagar la educación de sus hijos durante el llamado K-12, el periodo que va desde la guardería (kindergarten) al duodécimo curso, el último del instituto. La consecuencia es que el mercado de préstamos para la educación básica vive una floreciente expansión: 'Your Tuition Solution' (Tu solución para la matrícula), uno de los más importantes prestamistas de este tipo, asegura que la demanda no deja de crecer y que este mes han experimentado un aumento del 10% respecto a marzo de 2011. Otras entidades de crédito están intentando subirse a la ola, como First Marblehead, que abandonó este mercado en 2008 y ha vuelto a incorporarse recientemente al percibir la tendencia. Incluso los colegios han comenzado a ofrecer sus propios créditos.

¿Quién está pidiendo estos préstamos, inconcebibles hace pocos años? Principalmente, familias de clase media-alta que no pueden optar a becas o ayudas pero desean que sus hijos se eduquen al más alto nivel desde la cuna. El aumento de la demanda coincide con una subida generalizada del precio de las matrículas que ha llevado a algunos institutos privados a pedir hasta 40.000 euros anuales para obtener una plaza en sus aulas.

Ningún padre quiere poner precio al futuro de sus hijos, pero pagar más de lo que la economía familiar puede permitirse entraña riesgos muy altos, dado que los préstamos son caros (los intereses pueden ir del 4% al 20%) y pueden ser necesarios muchos años para devolverlos. Comenzar a endeudarse a etapas tan tempranas implica que muchos padres no podrán ahorrar para pagar la universidad de sus hijos o para su propia jubilación. Si se juntan las cuotas de la educación básica con las de la universidad mientras se sigue pagando la hipoteca o el coche, muchas familias podrían asestarse una herida mortal a pesar de tener las mejores intenciones. Por no hablar de la presión que se pone sobre niños o adolescentes que no están preparados para asumir esa responsabilidad.

Buscando el trampolín perfecto a cualquier precio

En declaraciones a la revista 'Forbes', Kevin Worthley, asesor financiero en Retirement Planning Company afirma: “Ya sabemos que la gente no quiere ser menos que sus vecinos. El problema es que si están pidiendo 20.000 dólares al año para educación primaria, ¿cómo van a ser capaces de afrontar sumas mayores cuando sus hijos tengan que ir a la universidad? Es más, si llevan a los niños a los mejores colegios privados, entonces también querrán las universidades privadas más caras. Pueden seguir pagando estos préstamos a la vez que los de la universidad, mucho después de que los chicos hayan acabado la carrera”.

Los padres que se embarcan en este tipo de aventuras financieras lo hacen con el convencimiento de que es necesario empezar desde lo mejor para garantizarse un futuro de excelencia, pero la admisión en las universidades de élite depende de muchos factores. Los institutos privados más prestigiosos son considerados un trampolín para las mejores universidades pero esta asociación no siempre es automática. Por ejemplo, la Dalton School, paradigma de escuela prestigiosa, perteneciente a la 'Ivy League' y situada en el exclusivo Upper East Side de Manhanttan, ha tenido años en los que ninguno de sus alumnos fue admitido en Harvard.

Maura Kastberg, directora ejecutiva de 'RSC: Your College Prep Expert', compañía que asesora a estudiantes, desaconseja el endeudamiento y señala: “Ir a un colegio privado no garantiza la aceptación en una universidad de élite. Las universidades buscan estudiantes que estén dispuestos a esforzarse para tener éxito y superar desafíos. Ir a un colegio privado es una forma de aumentar tus posibilidades, pero el trabajo duro, la capacidad de liderazgo y la pasión por lo que haces también pueden llevarte allí”.

El problema es que ninguna de esas cualidades se puede comprar, al contrario que una plaza en un colegio privado. Si bien el precio a pagar puede acabar siendo mucho mayor de lo imaginado.

La vieja costumbre de las familias estadounidenses de ahorrar para pagar la universidad de sus hijos pertenece ya al pasado. No solo porque del ahorro se haya pasado a los préstamos (la deuda privada de los estudiantes universitarios supera ya el billón de dólares) sino porque la tendencia actual es comenzar a buscar financiación para pagar los estudios de los chicos mucho antes de que lleguen a la educación superior. Antes incluso de que sepan leer.