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La rebelión huti en Yemen, un lustro de enfrentamientos con el poder central
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La rebelión huti en Yemen, un lustro de enfrentamientos con el poder central

Jaled Abdala Saná, 21 ago (EFE).- Los enfrentamientos que recientemente estallaron en Yemen entre los rebeldes hutíes y el Gobierno son el último

Jaled Abdala Saná, 21 ago (EFE).- Los enfrentamientos que recientemente estallaron en Yemen entre los rebeldes hutíes y el Gobierno son el último episodio de un conflicto que se remonta a 2004, pero que en esta ocasión parece haber llegado a un punto sin retorno tras las amenazas del régimen de "extirpar a los rebeldes de raíz".

Los primeros combates se registraron el mes de junio de hace cinco años, cuando las fuerzas de seguridad intentaron detener sin éxito al líder chií Husein al Huti acusado de incitar a sus seguidores contra EEUU e Israel y de crear un grupo armado conocido como "Jóvenes Creyentes".

Desde entonces, y tras un alto el fuego, los esfuerzos diplomáticos no han dado resultados y al menos en cinco ocasiones las tensiones han acabado dirimiéndose en el campo de batalla.

A las acusaciones lanzadas contra Al Huti, que murió en septiembre de 2004, durante el primer alzamiento, y cuyo vacío fue ocupado por su hijo Abdel Malik al Huti, se sumaron las de su supuesta intención de crear un reino similar al del líder chií Hamid al Din, depuesto en septiembre de 1962.

Pero además, los hutíes han sido tachados de terroristas y acusados de mantener secuestrados a cinco alemanes y un británico, que desaparecieron en Saada el pasado 12 de junio cuando realizaban un viaje por la zona.

Para el analista político yemení, Nasr Taha Mustafa, el estallido del último conflicto, que comenzó el pasado 11 de agosto, se debe ha que "los hutíes habían tomado gradualmente el control de distintas zonas de la provincia de Saada (al noreste de Saná) y habían llegado a la capital de la provincia".

Para Mustafa, el alto el fuego impuesto por el presidente del país, Ali Abdulá Saleh, en 2004 fue "aparentemente interpretado por los hutíes como un signo de debilidad, por lo que han continuado con sus violaciones y provocaciones sin encontrarse con una fuerza que los detuviera".

En esta ocasión, parece que Saleh ha querido dejar clara su determinación de poner fin definitivamente a este conflicto.

Durante una ceremonia de graduación de militares y agentes de seguridad celebrada el pasado miércoles, el mandatario yemení prometió "extirpar de raíz" a los rebeldes, acabar con su "maldad" y "golpear sus refugios allí donde se encuentren".

Y es que los choques, que comenzaron en Saada y se han extendido a la provincia de Omran, han corrido paralelos a un discurso gubernamental cada vez más acerado.

"El Gobierno está determinado a acabar de una vez por todas con la rebelión", asegura Mustafa, que hace hincapié en que en esta ocasión el régimen cuenta con "un apoyo de la sociedad sin precedentes".

El régimen yemení, además, ha insinuado que Irán, acusado por la mayoría de los regímenes de la zona de intentar desestabilizar la región, defiende y alienta la rebelión hutí.

Un diplomático occidental, que prefirió no identificarse, insistió a Efe en esta idea y subrayó que Irán está interesado en fortalecer el poder chií en Yemen.

"Este poder le puede servir (a Irán) para expandir la influencia chií en la región", dijo el diplomático en referencia a las comunidades chiíes presentes en países como Arabia Saudí, Líbano, Irak o Bahrein.

Por su parte, los hutíes acusan a Arabia Saudí de haber animado a Abdulá Saleh para que lanzara una ofensiva militar.

Frente a este círculo de acusaciones y violencia, hay quienes siguen apostando por una solución dialogada al conflicto que podría desestabilizar un poco más a un Gobierno amenazado también por los separatistas del sur, que exigen una mayor atención por parte de Saná.

"Un alto el fuego y la restauración del diálogo deberían ser las únicas opciones para resolver el conflicto", dijo el líder del partido opositor "Al Haq", Mohamed al Mansur.

Al Mansur, que no ocultó su simpatía por los rebeldes chiíes, subrayó a Efe que "no hay duda de que esta guerra es una catástrofe, los problemas internos deben resolverse con lógica y sentido común".

Los hutíes pertenecen a la rama chií de los zaidíes, que representan el 30 por ciento de los 25 millones de habitantes que pueblan Yemen y a la que también pertenece el presidente del país.

La mayoría de los zaidíes viven, precisamente, en las provincias de Saada y Omrán, donde continúa la lucha armada entre los rebeldes y el Gobierno, que ya ayer anunció que el Ejército ha tomado numerosas posiciones de los insurgentes y estrechado el cerco a los seguidores de Al Huti. EFE ja/nq-jfu/alf

Jaled Abdala Saná, 21 ago (EFE).- Los enfrentamientos que recientemente estallaron en Yemen entre los rebeldes hutíes y el Gobierno son el último episodio de un conflicto que se remonta a 2004, pero que en esta ocasión parece haber llegado a un punto sin retorno tras las amenazas del régimen de "extirpar a los rebeldes de raíz".