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Betancourt, víctima y símbolo del conflicto colombiano
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Betancourt, víctima y símbolo del conflicto colombiano

La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, liberada después de un secuestro de más de seis años a manos de la mayor guerrilla izquierdista, pasó de ser

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Betancourt, víctima y símbolo del conflicto colombiano

La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, liberada después de un secuestro de más de seis años a manos de la mayor guerrilla izquierdista, pasó de ser una popular política a convertirse en una víctima y un símbolo mundial del conflicto interno que azota a Colombia.

La mujer de 46 años ha permanecido en medio de la selva como rehén de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), soportando enfermedades tropicales y las dificultades de la selva.

El reconocimiento que consiguió a nivel internacional y la solidaridad que despertó en Francia y otros países de Europa. también la convirtieron en una especie de "trofeo" de guerra para la mayor guerrilla del país, que era consciente de que mantenerla como rehén le garantizaba interlocución y protagonismo ante la comunidad internacional.

Más de 3.000 colombianos sufren en carne propia el drama del secuestro a manos de las FARC, del Ejército de Liberación Nacional (ELN) - la segunda guerrilla del país - o de delincuentes comunes, de acuerdo con estadísticas oficiales.

Pero los casos de Betancourt, de tres estadounidenses y de varios efectivos de las Fuerzas Armadas secuestrados por las FARC por motivos políticos han sido los de mayor relevancia en la última década.

El más antiguo grupo insurgente armado del hemisferio buscaba intercambiarles por 500 rebeldes detenidos en las cárceles del Gobierno.

El presidente Álvaro Uribe cambió su posición inflexible para negociar un acuerdo humanitario aunque se niega a retirar las Fuerzas Armadas de una zona de 780 kilómetros cuadrados como exigen los rebeldes para facilitar un encuentro entre representantes de las dos partes, lo que se convirtió en un obstáculo insalvable.

Betancourt, una politóloga educada en París, fue secuestrada por las FARC el 23 de febrero de 2002 cuando hacía campaña en el departamento de Caquetá, una zona selvática del sur del país, junto con su candidata a la vicepresidencia, Clara Rojas, liberada en enero de este año.

Fiel a su talante rebelde y sin escuchar advertencias sobre los riesgos, Betancourt entró ese día en un enclave rebelde del tamaño de Suiza, desmilitarizado desde finales de 1998 por el Gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana para una negociación de paz con las FARC.

Política con alta popularidad

Horas después de que el entonces presidente Andrés Pastrana ordenara a las Fuerzas Armadas retomar la zona después del fracaso de negociaciones de paz, Betancourt buscó mostrar a los habitantes del lugar su programa de Gobierno como candidata del partido ecologista Verde Oxígeno.

Buscaba coronar una exitosa carrera política de unos 10 años, que le llevó a la Cámara de Representantes y al Senado, ganando popularidad repartiendo preservativos y píldoras de Viagra en las calles de Bogotá.

En el Congreso, quizás la institución más impopular entre los colombianos, se ganó enemigos y amenazas de muerte por denunciar casos de corrupción.

Esa situación la obligó a sacar del país a sus dos hijos, Lorenzo y Melanie, quienes después del secuestro de su madre se convirtieron en los abanderados de la campaña por su liberación en Francia, donde Betancourt es una especie de heroína y su caso ha despertado gran solidaridad.

Desde ese febrero de 2002 sólo se conocieron tres pruebas de supervivencia. La más reciente, un vídeo y una carta a su madre Yolanda Pulecio, que fue confiscada por el Ejército colombiano a finales de 2007 en la que se la veía demacrada, con el pelo largo y encadenada.

Después de la fallida mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, y de infructuosos esfuerzos de la Iglesia Católica, de políticos y de Francia, la liberación de Betancourt por medios pacíficos se veía lejana, mientras cobraba fuerza la posibilidad de un rescate militar, rechazada por su familia.

La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, liberada después de un secuestro de más de seis años a manos de la mayor guerrilla izquierdista, pasó de ser una popular política a convertirse en una víctima y un símbolo mundial del conflicto interno que azota a Colombia.

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