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Zapatero mantiene en suspenso su compromiso con Blair de aumentar las tropas en Afganistán
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Zapatero mantiene en suspenso su compromiso con Blair de aumentar las tropas en Afganistán

Afganistán se ha convertido en la patata caliente de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente español se comprometió, al comienzo de su mandato, con su colega

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Zapatero mantiene en suspenso su compromiso con Blair de aumentar las tropas en Afganistán

Afganistán se ha convertido en la patata caliente de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente español se comprometió, al comienzo de su mandato, con su colega británico, Tony Blair, en realizar un “esfuerzo suplementario” en Afganistán para compensar la retirada de las tropas de Iraq. Ahora Zapatero y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, reciben presiones de la OTAN para que incremente los efectivos en Afganistán. Fuentes militares y políticas de toda solvencia han confirmado a este diario la existencia de una presión continuada en ese sentido por parte del secretario general de la Alianza, Joap de Hoop Scheffer, en nombre de los intereses británicos y norteamericanos.

Lo que quiere Blair es que España aumente el contingente militar y modifique la misión en Afganistán para ir ampliando la zona de influencia hacia el sur e ir creando lo que el jefe de operaciones español, el teniente general Bernardo Álvarez del Manzano, denomina “islas de estabilidad”. Pero Zapatero ha hecho saber al primer ministro británico que un aumento de efectivos le crearía un grave problema de opinión pública en estos momentos.

Además, España ya ha aumentado a 700 los soldados desplegados en el suroeste de Kabul para proteger las obras de reconstrucción que se realizan en Kala-i-Naw y para equipar mejor a la fuerza de reacción de la base de Herat, donde se llevaron 24 blindados medios sobre ruedas (BMR) y se destacó un avión CN-190 que realiza vuelos de apoyo en el interior del país.

Formalmente España no modificará la misión, aunque sobre el terreno pueda prestar apoyo para impermeabilizar el sur del país, donde británicos y norteamericanos combaten a la guerrilla talibán. Dicho apoyo consiste en incrementar las patrullas y los controles con el fin de que los guerrilleros no se trasladen hacia las “zonas seguras” y contaminen a los pastunes. Los ataques sucesivos que han sufrido las tropas españolas en el sur de Herat en septiembre pasado ponen de relieve, según expertos militares, la necesidad de reforzar las misiones de control.

Aunque Defensa sostiene que la próxima reducción de efectivos en Bosnia-Herzegovina, donde España mantiene 480 soldados, no supondrá un aumento en Afganistán, lo cierto es que la retirada de más de 200 y la posible reducción del contingente en Kosovo, donde nuestro país participa con 800 militares, ayudaría a Zapatero a solventar los “problemas de opinión pública” y a reforzar la misión en Afganistán.

En todo caso, el presidente español deberá definirse no sólo ante el Congreso de los Diputados, que tiene la última palabra sobre el envío de tropas al extranjero, sino ante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno prevista en Riga los próximos 28 y 29 de noviembre. Antes, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, escuchará en Washington las indicaciones del todopoderoso Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y explicará en la comisión correspondiente del Congreso el panorama afgano y las perspectivas de estabilidad en el atrasado y remoto país asiático.

Afganistán se ha convertido en la patata caliente de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente español se comprometió, al comienzo de su mandato, con su colega británico, Tony Blair, en realizar un “esfuerzo suplementario” en Afganistán para compensar la retirada de las tropas de Iraq. Ahora Zapatero y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, reciben presiones de la OTAN para que incremente los efectivos en Afganistán. Fuentes militares y políticas de toda solvencia han confirmado a este diario la existencia de una presión continuada en ese sentido por parte del secretario general de la Alianza, Joap de Hoop Scheffer, en nombre de los intereses británicos y norteamericanos.