"Un evento histórico significativo": así ha definido Chrissy Grant, del comité de negociación de los dueños tradicionales del Eastern Kuku Yalanji, en un comunicado del gobierno estatal de Queensland, la decisión de Australia de devolver a sus tradicionales dueños el Parque Nacional de Daintree, la selva tropical más antigua del mundo y Patrimonio de la Humanidad. El acuerdo, anunciado el miércoles 29 de septiembre, afecta a un territorio de más de 1.100 kilómetros cuadrados en el extremo nororiental del país. Esta selva es hogar, desde hace más de 60.000 años, del pueblo de los Eastern Kuku Yalanji, y desde ahora tendrá participación aborigen en su gestión, como ya sucede en otros lugares emblemáticos y patrimoniales, como la Barrera de Coral o el Parque Nacional Kakadu, en el norte de Australia, o el de Uluru, en el desierto rojo. 

Además de este parque, el Gobierno del estado australiano de Queensland ha acordado entregar otros tres parques nacionales: Ngalba-bulal, en la zona patrimonial de las selvas tropicales; el Kalkajaka o las misteriosas montañas negras, y el de las Islas Hope, en el Cabo de York, situado en el extremo nororiental de Australia. La ministra de Medio Ambiente de Queensland, Meghan Scanlon, dijo en el comunicado gubernamental que Australia tiene un pasado incómodo y feo, por lo que la devolución era un paso clave en el camino hacia la reconciliación.

"La cultura del pueblo Eastern Kuku Yalanji es una de las más antiguas del mundo y este acuerdo reconoce su derecho a poseer y gestionar su país, a proteger su cultura y a compartirla con los visitantes a medida que se convierten en líderes de la industria turística", dijo Scanlon. Los cuatro parques serán gestionados conjuntamente entre los dueños tradicionales y el gobierno de Queensland, que hasta la fecha ha devuelto más de 38.000 kilómetros cuadrados de terrenos a los dueños tradicionales del Cabo York, de los cuales unos 23.000 kilómetros cuadrados están bajo administración compartida.